La fallida operación para la captura de Ovidio “El Ratón” Guzmán, es el último episodio en una larga historia de tropiezos y fracasos en contra del cártel de Sinaloa y sus lugar tenientes, anteriormente encabezado por su padre Joaquín “El Chapo” Guzmán.
“Precipitado” y realizado con una “deficiente planeación”, es como las mismas autoridades califican este último operativo en contra de este grupo delictivo, donde buscaban aprender al hijo del “Chapo”.
Por lo anterior los efectivos federales que realizaron dicha operación se encontraron totalmente rebasados por los miembros del cartel local, quienes en una muestra de poder y de superioridad de fuego, tomaron las calles de Culiacán desplegando vehículos blindados y artillados con ametralladoras de grueso calibre. Incluso un grupo de sicarios se dio a la tarea de liberar a cincuenta presos del Penal de Culiacán.
Terror y confusión reinaba por toda la ciudad, bloqueos y autos incendiados, mientras las autoridades daban información confusa sobre la presunta detención de Ovidio Guzmán. Pasaron horas de caos antes de que el gobierno admitiera que tuvieron que dejar escapar al hijo de Guzmán Loera.
En conferencia de prensa Andrés Manuel López Obrador presidente de México afirmó que “no puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas” y que “esta decisión se tomó para proteger a los ciudadanos, no se puede apagar el fuego con el fuego”.
En declaración para la revista mexicana Proceso, exjefe de operaciones de inteligencia de la Administración Para el Control de Drogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés) Jack Riley comentó, “El presidente de México acaba de hacer un pacto con el Diablo, esencialmente le dice al Cártel de Sinaloa: ‘Ustedes son los que mandan”, Riley quien dedicó gran parte de su carrera a perseguir al `Chapo´ considera que el mandatario mexicano se equivocó.
Al recibir una avalancha de críticas y cuestionamientos por el “fallido operativo”, Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), aseguró que "No hay falta de Estado ni ausencia del Gobierno federal”,
La agencia EFE señala que este posible error estratégico, es el último eslabón en una cadena de fallos, cuyos inicios se remontan a décadas de estrategias fallidas implementadas por gobiernos anteriores.
Una vida de escapes de película
La historia de Guzmán Loera se remonta a los años ochenta cuando funda el cartel de Sinaloa, su primer escape de la ley sucede en el año de 1991, cuando al ser de detenido de manera fortuita por autoridades de la Ciudad de México logra su evasión al sobornar la jefe de la policía con USD 100.000.
El nombre del “Chapo” vuelve a ser noticia después de comenzar una sangrienta guerra con los hermanos Arellano Félix, quienes en ese momento dirigida el mayor grupo criminal del país. Este episodio en la historia criminal de Guzmán llega a un punto culminante con el asesinato del cardenal Jesús Posadas Ocampo, en el aeropuerto de Guadalajara en un enfrentamiento con los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana.
En 1993 las autoridades mexicanas vincularon al narcotraficante, con el asesinato del cardenal, por lo que huyó a Guatemala, donde fue detenido y extraditado a México y enviado al penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. De dicha prisión “El Chapo” realizaría el primer escape que lo haría famoso.
En 2001 se notificó que el líder criminal se fugó de Puente Grande siendo la versión oficial que se metió en un carrito de lavandería y de ahí logro escabullirse hasta un camión de basura, todo esto gracias a la ayuda de funcionarios corruptos de la cárcel, versiones extraoficiales señalan que el poder de Loera era tal que salió caminando por la puerta.
Tras esta fuga, Joaquín Guzmán se convirtió en uno de los fugitivos más buscados por los gobiernos de México y Estados Unidos, evadiendo a la justicia por más de una década hasta ser detenido el 22 de febrero en 2014 en la ciudad de Mazatlán, en un operativo que el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam califico “de impecable y sin un solo tiro".
En esta ocasión fue recluido en la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, en el cual solo permaneció 17 meses ya que la noche del 11 de julio de 2015 escapó a través de un túnel que daba al piso del baño de su celda.
El túnel de más de mil 500 metros de longitud contaba con energía eléctrica y aire acondicionado, además de tener un sistema de rieles en los cuales se desplazaba una motocicleta, presuntamente el capo del cartel de Sinaloa utilizo este complejo sistema para escapar.
Siguiendo los pasos de su padre
Como su padre, esta no sería la primera ocasión que los hijos del Chapo logran evadir a la justicia, Jesús Alfredo Guzmán Salazar quien es considerado por el FBI como uno de los criminales más buscados, fue supuestamente detenido en el 2012 pero después de investigaciones se determinó, que la persona que tenían apresada las autoridades no era él.
En 2005 las autoridades detuvieron Iván Archivaldo Guzmán hijo del capo sinaloense y hermano de Ovidio, se le imputaba el delito de lavado de dinero, pero a tres años de su detención fue liberado por falta de pruebas.
“El Ratón”, figuraba como uno de los mandos bajos dentro del cartel de Sinaloa, pero al momento de su detención, sus sicarios lograron poner en jaque a las autoridades para que se doblegaran ante él.
Lo ocurrido el pasado 17 de octubre en la ciudad de Culiacán, solo es una muestra de lo que se ha vivido en muchas partes de nuestro país a lo largo de los años, donde los grupos del crimen organizado han impuesto su ley a través de sobornos y poder de fuego, no es la primera vez que las autoridades se ven rebasadas por grupos delictivos los estados de Michoacán y Tamaulipas son ejemplos de estos hechos.
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