Narco cañones que desde el lado mexicano son capaces de lanzar droga hasta el otro lado de la frontera, rastreo de las comunicaciones oficiales, drones, transacciones a través de bitcoins, sofisticados medios de transporte, autos con sistemas electrónicos de ocultamiento de droga, las herramientas que usan los cárteles de la droga van más allá de las armas sofisticadas, la tecnología y la incorporación de hackers en sus filas que en tiempo real les informan sobre los movimientos de cuerpos policíacos han convertido a estos grupos en organizaciones aún más poderosas.
Distintos análisis señalan que en comparación con las autoridades, los cárteles de la droga destinan más recursos para la compra de tecnología y se adaptan más fácilmente, un ejemplo es la nueva modalidad de venta de droga, que los mismo se realiza con narcomenudistas en las calles que a través de internet.
Autoridades de Austria desmantelaron en septiembre una red de venta de drogas vinculada al Cártel de Sinaloa, que operaba en Alemania, Serbia, Filipinas y Holanda a través de la deep web y con el uso de criptomonedas, informó la policía de ese país.
Durante la operación fueron detenidas nueve personas en distintos países y se decomisaron 6.4 kilos de metanfetamina y heroína con un valor de venta en las calles de miles de dólares.
En su sesión de abril en la Ciudad de México, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de Estados Americanos (OEA) alertó sobre el incremento en la venta de drogas en la red y advirtió que en los últimos 10 años se detectaron en el mundo más de 700 nuevos tipos de sustancias sicoactivas altamente mortales, 400 de las cuales se comercializan en el llamado internet oscuro (dark web).
La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) informó que los cárteles mexicanos que usan este método para la venta de sus productos son el Jalisco Nueva Generación, de Sinaloa, Sinaloa, Los Zetas y del Golfo.
Los drones se han convertido en otro elemento tecnológico usado por los cárteles, ya que representa una opción económico para el traslado de pequeñas cantidades de droga, de entre uno y dos kilos, y al poderse operar a distancia no se ponen en riesgo vidas humanas, además de que las cámaras con las que están equipados permiten estudiar el terreno. La baja altitud con la que vuelan hace que sea difícil que sean detectados y en caso de ser rastreados es difícil detectar su origen.
En 2013, un narcotúnel descubierto en San Diego de 730 metros de largo, equivalente a 13 campos de fútbol, con iluminación y aire acondicionado dio una idea sobre cómo ahora la delincuencia organizada se ha dado también a la tarea de construir obras sofisticadas de ingeniería, que pueden llegar a tener un costo de entre uno y dos millone de dólares.
Desde hace al menos tres años las organizaciones empezaron a traficar con droga líquida con la que impregnan los sellos postales.
En el caso de la marihuana, la convierten en pequeños cristales que introducen en cigarros electrónicos.
El tráfico por mar también se ha vuelto más sofisticado. Incluye lanchas rústicas y de motor, contenedores “disfrazados” en grandes embarcaciones, submarinos, túneles subacuáticos –como el que detectaron las autoridades estadounidenses en el canal All American, al este de Calexico, California– y sofisticada tecnología que aprovecha la energía solar y las corrientes marítimas.
Las “innovaciones” de los narcotraficantes incluyen submarinos y embarcaciones semisumergibles construidos en la selva colombiana que aprovechan para sus negocios con los cárteles mexicanos.
De entre todos los cárteles, las autoridades estadounidenses destacan particularmente “los avances” que en el tráfico de droga por mar han logrado el Cártel de Sinaloa y sus socios colombianos Los Urabeños.
De acuerdo con autoridades colombianas y estadounidenses, estos cárteles utilizan además embarcaciones muy rápidas para capturar las cargas en el mar y transportarlas, y no dudan que sus métodos sean cada vez más sofisticados frente a medidas gubernamentales y de revisión todavía débiles o muy restringidas para atajar el tráfico.
Los cárteles han abierto nuevas rutas de tráfico, desde los lejanos años noventa. Una, la más importante al comienzo del siglo 2000, fue la llamada “Autopista 10”: una ruta que comienza 10 grados al norte del plano ecuatorial de la Tierra y que corre como autopista en línea recta cruzando Costa Rica, Colombia, Venezuela, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso, Ghana, Togo, Benín, Nigeria, Camerún, Chad, República Centroafricana, Sudán, Etiopía, Somalia, India, Birmania, Tailandia, Vietnam, Filipinas y Micronesia hasta las Islas Marshall, en el punto más remoto del Pacífico.
Gracias a esta “súper autopista marítima” el cártel de Sinaloa pudo “conquistar” el lejano Pacífico y llegar a las costas de África, donde las autoridades detectaron operaciones de esa organización criminal desde 2010, a través de conexiones en Guinea-Bissau.
Samuel González Ruiz, ex director de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la desaparecida Procuraduría General de la República (PGR), informó en su momento que el Cártel de Sinaloa había avanzado hacia Sudán, Senegal, Gambia, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Cabo Verde, Ghana, Togo, Benín y Nigeria para hacer llegar la droga a Europa por Portugal y España.
Esta conexión se corroboró en marzo de 2016, cuando la Agencia Nacional Antidrogas de Nigeria detuvo a ocho personas, cuatro de ellos mexicanos, en operativos en Lagos y Anambra. Estaban allí como asesores técnicos para instalar laboratorios clandestinos, de acuerdo con una investigación.
A pesar de la sofisticación, el narco sigue usando métodos tradicionales, como los llamados halcones (espías), que generalmente son niños que se dedican a vigilar a una población a una persona y a que a cambio de su información recibe un pago.
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