Las abismales diferencias entre el armamento de los sicarios del CJNG y los policías muertos en Aguililla

La policía libra dos frentes de batalla: el primero, el crimen organizado; y el segundo, la escasez de armas en las instituciones de seguridad

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(Ilustración: Infobae)
(Ilustración: Infobae)

“¡Te mandaron a la guerra y sin fusil!", es un refrán popular, muy conocido y usado en México para decir a alguien que lo enviaron a cumplir con un encargo sin lo necesario para hacerle frente.

La frase hoy se aplica correctamente a la Policía Estatal de Michoacán, a la que mandaron literalmente al “matadero” sin los instrumentos legales y sin las previsiones normativas necesarias para justificar y blindar plenamente su actuación.

La emboscada en Aguililla, Michoacán, donde murieron 14 policías es la más mortífera de los últimos años, pero también es señal de un nuevo escenario que se presenta en esta administración: la falta de armamento de la policía Estatal.

El testimonio de un uniformado sobreviviente al ataque por presuntos sicarios del Cártel de Jalisco Nueva Generación aseveró que la ayuda tardía y la penuria de armamento se conjugaron en su contra.

El agente sostuvo que normalmente se mantienen al margen sobre de los operativos a los que acuden. Para ellos portan armas de tiro a tiro, es decir, sólo pueden efectuar un sólo disparo por vez, siendo necesaria la apertura del arma y extracción manual de las municiones.

Incluso, hay compañeros que no les dan armas de cargo, ni largas ni cortas. Los policías más afortunados portan ambos “escudos”; sin embargo, son de poca ayuda pues la Secretaría de Seguridad Pública sólo les otorga un cargador.

Así, la policía libra dos frentes de batalla: el primero, el crimen organizado; y el segundo, la escasez de armas en las instituciones de seguridad.

A la guerra y sin fúsil...

Cómo iban armados los policías estatales VS. cómo iban armados los sicarios del CJNG (Gráfico: Infobae)
Cómo iban armados los policías estatales VS. cómo iban armados los sicarios del CJNG (Gráfico: Infobae)

Propiamente dicho, la policía no debería estar en dichos frentes, ni librando esas batallas. El diseño institucional y el funcionamiento político de la Policía Estatal está lleno de sutilezas y equilibrios, que es necesario comprender antes de reformarla y meterle mano.

En la emboscada en Aguililla, Michoacán, los policías sobrevivientes dijeron que durante el fuego cruzado tuvieron que esconderse pues su armamento era mínimo comparado con el arsenal de los sicarios del CJNG, postura rechazada por el gobernador de la entidad, Silvano Aureoles, quien dijo que sí iban armados y que el problema de la falta de equipo no es nuevo.

“Los oficiales traían armamento [...] Es un secreto porque luego los propios municipios lo hacen público que hay un déficit de armas, porque el procedimiento para adquirirlas es muy complejo”, señaló Aureoles.

“Yo no traigo arma larga, traigo pura arma corta de cargo. Lo único que hice fue correr, porque te repito, yo no tengo capacidad de respuesta de fuego contra ellos, lo mío fue cubrirme porque no traigo con que defenderme”, dijo uno de los oficiales sobrevivientes en entrevista con Milenio Noticias.

Una consulta realizada a agentes de la entidad reveló que actualmente usan una escuadra SIG Sauer y Piertro Beretta 9 milímetros, así como fusiles Galil y AR-15. De estas armas, los policías sólo reciben un cartucho, y no todos cuentan con las dos.

Esto contrasta con la forma como van los miembros de un cártel como el de Jalisco Nueva Generación a una emboscada: portan Barrets M82, Colt AR-15, y los famosos cuernos de chivo AK -47. Todas ellas armas armas letales y automáticas con calibres potencialmente mortales, que evidentemente dejaron en seria ventaja a los policías.

La mortífera emboscada

Este lunes, la nube de la desventura se posó en un poblado de nombre Aguaje, en Aguililla, Michoacán, donde 30 integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación ya aguardaban a Policías Estatales.

Los elementos de seguridad se enfrentaron a ellos, pero en unos minutos se vieron superados en armamento y número de atacantes.

De acuerdo a la Fiscalía General del Estado de Michoacán, la emboscada se registró a las 07:35 horas.

Dos de las cinco camionetas de la policía fueron incendiadas a la orilla de la carretera por los sicarios; 13 uniformados murieron en el ataque; nueve más quedaron heridos, y los 20 sobrevivientes aguantaron como pudieron.

Pese a los llamados de auxilio, los apoyos policíacos y militares llegaron tarde. Todavía los delincuentes tuvieron tiempo para pegar narcomensajes en dos camionetas de la policía estatal que quedaron en pie.

Después de haber herido a los elementos de seguridad, se escuchó a un presunto criminal dar órdenes a los sicarios que se encontraban en el “campo de guerra”. "A la policía michoacana pónganles las cartulinas ¿están haciendo lo que les dije? Pónganles lo que les dije: policías templarios, troyanos, así pónganles y que les va a pasar lo mismo”, dijo el sicarios a través de un radio.

Tras el ataque se desplegaron policías Estatales, militares y de la Guardia Nacional en busca de los agresores, sin que hasta el momento se halla encontrado a uno.

Versiones de testigos aseguraron que los criminales actuaron con tal dominio de la zona y el tiempo que, luego de colocar las cartulinas en las patrullas, remataron a los sobrevivientes que se encontraban heridos.

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