La renuncia de Carlos Romero Deschamps como líder sindical deja un hueco en uno de los gremios más importantes y poderosos del país: el sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (Pemex).
La transición en el poder permitiría la democratización de una agrupación que, por más de 20 años, se mantuvo bajo la tutela de la misma persona. Pero también podría ser la oportunidad perfecta para que el presidente Andrés Manuel López Obrador la alinee a sus intereses.
Esta posibilidad despierta los temores de diversos analistas políticos, quienes en entrevista con Infobae México detallaron los escenarios que se barajan para Pemex.
La doctora Miriam Grunstein, quien es experta en temas energéticos, es escéptica en cuanto a la mejoría de las prácticas sindicales, pues el modus operandi al interior está muy viciado y hace casi imposible el abandono del partidismo.
Para ella el sindicato de Pemex, al igual que la Hidra de Lerna, es una serpiente de 10 cabezas; cuando cortas una salen dos, por eso es imposible acabar con las malas prácticas a su interior.
La dinámica no va a cambiar, son los beneficiarios los que serán otros. Pero en realidad la salida de Romero Deschamps no tiene nada que ver con las reivindicaciones sindicales y los derechos laborales
Las dudas de Grunstein con el sindicato de Pemex se extienden al mandato de López Obrador. “Con este gobierno tengo mis dudas, vamos a ver si de verdad se hace un ejercicio democrático y si de verdad se lleva ante la justicia a Deschamps”, señaló. Y es que según ella, el ex senador, quien estuvo 26 años al frente de la agrupación, fue escogido por el gobierno para ser el “villano del sexenio”, así como la maestra Elba Esther Gordillo lo fue en el mandato de Enrique Peña Nieto.
Explicó que hay una mínima posibilidad de que Desachamps pise la cárcel, pues lo más probable es que con su renuncia, López Obrador lo deje “en paz”. Pero incluso si su destino fuera presentarse ante la justicia, no se resolvería la corrupción, el charrismo y el desvío de recursos públicos que desde hace décadas persigue a la organización.
En palabras de la analista, “es como una red, al igual que en el narco. Por eso la salida del líder no cambia nada. ¿A poco cambió algo sin ‘El Chapo’? No, porque las parten móviles siguen”. En este caso, Deschamps es ubicado como el “maloso” de la historia y Obrador lo está usando para mostrar un “acto ejemplar”, tal como ocurrió con Napoleón Gómez Urrutia en la administración de Felipe Calderón Hinojosa. “Lo persiguieron porque Urrutia favorecia a AMLO, pero en el sindicato minero todo quedó igual”, concluyó.
Telésforo Nava Vázquez, doctor en Estudios Latinoamericanos y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) coincidió con Grunstein en que la vida sindical no va a cambiar con la salida de Deschamps, y agregó que es la perfecta oportunidad para que el mandatario adquiera el control de una de las agrupaciones más poderosas en el país.
Rercordó que Deschamps fue puesto por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para mantener a la organización en línea con sus intereses políticos. “Él estuvo todos esos años ahí porque cumplía su función. Es una práctica común en los sistemas corporativos, donde les dan beneficios a cambio de que mantengan a sus afiliados tranquilos y hagan de la organización lo que el poder quiera.”
Con la salida del PRI del gobierno, la era de Deschamps ha terminado. Sin embargo, Telésforo augura que es sólo para que comience la de López Obrador y Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Sin duda hay muchas esperanzas en que se conforme un nuevo sindicato. Pero ahora hay que esperar lo que diga él (López Obrador). Y hay que recordar que no ha habido en décadas alguien con tantos deseos de control político. Entonces, aunque se tengan ilusiones de que se va vivir la democracia, ya podernos ver una centralización del poder que permite imaginarnos el destino para el sindicato de Pemex
De acuerdo con el académico, el papel de los sindicatos en términos de su relación con el poder político va a ser la típica relación clientelar, corporativa. De esta agrupación se va a apoyar para afianzar su poder en el mundo sindical. “Que bien que se vaya Deschamps, un delincuente que saqueó a Pemex; pero vamos a ver quién viene y qué tan corrupto es, porque Morena es igual que el PRI”, aseguró.
Su sucesor de facto, Manuel Limón Hernández, quedará de manera temporal a cargo del sindicato, en lo que se convoca a elecciones. Para ello, Nava está seguro de que el tabasqueño pondrá a otro líder charro y dejará libre a Deschamps, siempre y cuando éste no se interponga en sus planes.
“A los que se quiebran y aceptan su destino, les da la bendición y los deja ir con todo lo que se robaron. Lo hizo apenas con Medina Mora (ministro de la Suprema Corte de Justicia); ya le habían congelado las cuentas pero apenas renunció y éstas se descongelaron. Esa es la política con Romero Deschamps. Había mucho para que lo agarraran, pero a él (López Obrador) no le interesa eso sino el poder político. Mientras no le creen problemas no se mete con ellos, nada más los echan”, añadió Nava.
En consecuencia, Nava vería como éxito que al menos redujera el control gangsteril y autoritario que hasta el momento se mantiene en el sindicato de Pemex. “Va a haber cambios cosméticos, pero no profundos”, concluyó.
El doctor Jaime Tamayo Rodríguez, jefe del departamento sobre movimiento social en la Universidad de Guadalajara, se contrapone con esta visión. En su entrevista para Infobae México, aseguró que aunque en sí misma la renuncia de Deschamps no implica un gran cambio porque queda el mismo grupo en el poder, sí marca la posibilidad de que la disidencia petrolera pueda jugar un verdadero papel protagónico y convierta al sindicato en un instrumento para los trabajadores.
Explicó que, por décadas, Deschamps mantuvo a Pemex en manos del PRI en función a los intereses del ejecutivo en turno. En el 2000, con recursos para la candidatura de Enrique Peña Nieto, y posteriormente para el desmantelamiento de Pemex y la privatización del petroleo para la expropiación de los recursos. Entonces, su salida sí es un cambio importante en el cambio de paradigma del sindicato, al pasar de un instrumento de control del Estado a una agrupación que vele por sus trabajadores.
“Los sindicatos charros son represivos y corruptos. Cooptan a la disidencia para que realice acciones a favor del interés político y usa los recursos de manera irregular. En resumen, son todo menos un mecanismo para representar a los trabajadores. Entonces, su renuncia si es un paso a la democratización”, añadió el académico.
En este caso, lo que espera es que sean los trabajadores sindicales quienes tomen el control para representar a los obreros, no a la patronal de Pemex, ni al gobierno, ni a algún partido político.
Espero que el movimiento petrolero, que tienen varias vertientes pero que se ha caracterizado por luchar en su contra, sea el que logre sacar una o mas candidaturas desde abajo y recupere el sindicato. Entonces habrá un trato justo y equitativo hacia los trabajadores
Tamayo se mantiene optimista en que López Obrador quede al margen de las elecciones en el sindicato y que solo sea la Secretaría del Trabajo la que vigile el proceso interno para garantizar que sean justas, imparciales y legítimas. El tema es delicado, pues el actual sucesor de Deschamps, Manuel Limón Hernández, también es señalado por corrupción.
“Ese hombre (Limón Hernández) no tienen niguna autoridad, incluso estuvo involucrado en el Pemexgate. La unica acción decente en su vida sería convocar a elecciones de verdad y que los trabajadores decidan. De ser así, lo van a sacar porque no lo quieren”, remató.
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