Atrapar a Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” cabecilla del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) debe convertirse en una prioridad para los gobiernos de México y Estados Unidos si quieren detener la violencia que el narcotraficante y su organización están generando en los dos países.
Analistas consultados por Infobae México consideraron que si bien es cierto que en el pasado la estrategia de encarcelar a los cabecillas de los cárteles no funcionó y sólo generó más violencia, en el caso del CJNG la detención de “El Mencho” representará el final de la organización criminal.
Si bien es cierto que, los ataques ejecutados por el Cártel Jalisco se caracterizan por su planeación y exactitud casi militar, un tema que no ha planeado es la sucesión. A diferencia de lo que pasó con Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera con Sinaloa, que ha operado siempre con distintos mandos y en el que siempre se supo que Ismael “El Mayo” Zambada y los “chapitos” -los hijos del narcotraficante- se quedarían al frente en caso de que algo sucediera, con Oseguera Cervantes no pasa lo mismo.
“Nemesio no ha permitido que ninguna persona le llegue, que alguien tome más responsabilidad dentro del cártel para que lo pueda reemplazar y esa es una debilidad que no han aprovechado los gobiernos ni de México ni de Estados Unidos y atraparlo ahora que ha vuelto a mostrarse con la emboscada en Aguililla -donde perdieron la vida 13 policías de Michoacán- atraparlo debe convertirse en una prioridad para los dos países”, señaló Mike Vigil, ex director de Operaciones Internacionales de la Agencia Antidrogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés).
Uno de los hijos de Nemesio Oseguera, Rubén Oseguera González “El Menchito”, quien sería el relevo natural, está preso en una cárcel de máxima seguridad de México desde 2015, su hija, Jessica Johanna Oseguera es prófuga de la justicia y su esposa, Rosalinda González Valencia, no tiene la autoridad dentro de la organización.
“En otros cárteles han tenido a jefes que son fuertes, en el Jalisco “El Mencho” es un dictador dentro del cártel, no quiere a nadie fuerte porque no quiere amenazas contra él y su liderazgo. Su familia no tienen el poder ni el respeto del resto de los miembros del cártel y son como los ‘chapitos’, que no se quieren ensuciar”, agregó Vigil.
Javier Oliva, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincidió con el ex funcionario de la DEA, y consideró importante que además de intensificar las tareas para detener a “El Mencho”, también deben tenerse listas una serie de medidas para detener a sus principales cómplices y así pulverizar el cártel y no permitir la fragmentación.
Desde su perspectiva, el tema con Nemesio Oseguera, por el que los países ofrecen millonarias recompensas, es que en el caso de México, “el gobierno no ha querido desplegar las capacidades de inteligencia policial que pudieran hacerle frente”.
Al igual que con administraciones anteriores, expresó, en la del presidente Andrés Manuel López Obrador no existe una política ni estrategia para combatir al narco “y con mucha frecuencia nos enteramos de tragedias, como la de Aguililla, y lo inexplicable es que horas antes de esta masacre, su gobierno dijo que en seguridad se había avanzado”.
El gobierno de Estados Unidos ofrece por el capo una recompensa de USD 10 millones mientras que el de México ofrece 30 millones de pesos.
Después que Guzmán Loera fuera extraditado a Estados Unidos, en enero de 2017, a Oseguera Cervantes se le considera el nuevo “rey” del narco en México.
Al CJNG se le considera el más violento y sanguinario en la historia de México. Se le responsabiliza de las peores masacres de los últimos años como la de este lunes en la que murieron 13 policías estatales en Aguililla, Michoacán.
Oseguera Cervantes nació el 17 de julio de 1966 en Michoacán, en el seno de una familia pobre. Se dedicó al cultivo de aguacates y luego emigró a California, donde se involucró en una red de distribución de heroína. En San Francisco lo arrestaron por delitos relacionados con drogas en la década de 1980. Al cumplir su condena lo deportaron a México, donde se volvió policía y siguió en el narcotráfico.
A las autoridades en México y a la DEA, les preocupa el rápido crecimiento de esta organización criminal que ya opera en 23 estados de la República Mexicana, y mantiene sociedades con mafias en cinco continentes.
Informes de la DEA de 2016 señalan que el bastión del CJNG en EEUU se encuentra en California y Nueva York y desde ahí distribuye por el país cocaína y heroína procedente de Jalisco.
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