Tras el cierre del penal de Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León, fueron descubiertos los horrores que se vivían en su interior, y las graves deficiencias del sistema penitenciario mexicano.
El lugar será demolido por lo que sus reos fueron separados y trasladados a diferentes prisiones, entre ellos el Centro Penitenciario de Reinserción Social número 2, también conocido como Apodaca II.
Ahí, el modelo utilizado corresponde a las cárceles europeas. Está hecho a base de contenedores y reforzado con aceros especiales. El proyecto general alberga a 243 reclusos, por lo que los encargados de la seguridad destacan su sistema de monitoreo y vigilancia en 360 grados para evitar irregularidades o conatos de violencia.
Eduardo Guerrero, asesor de seguridad en Nuevo León, aseguró en entrevista con ADN 40 que el penal opera con poco personal de vigilancia; sin embrago, las torres de cámaras instaladas permiten la transmisión de todas las celdas.
Los 240 internos que se encuentran recluidos en el módulo están conscientes de la abismal diferencia entre el penal de Topo Chico y Apodaca. “El primer día que llegué, de volada me tiré a la cama, está más chida esta área, quisiera quedarme acá”, dijo Cristo Ramírez, ex reo de Topo Chico.
A nivel nacional, México cuenta con 307 centros de detención y poco más de 198,000 detenidos.
Con el paso de los años, las irregularidades y las deficiencias en algunos de sus penales siguen siendo los mismos: hacinamiento, corrupción, autogobierno y la falta del personal necesario u actividades laborales y de capacitación, por lo que de acuerdo al último diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria de la CNDH, la reinserción social en México sigue siendo más una aspiración que una realidad.
Apodaca recluye a los menos afortunados
Anteriormente era una zona de talleres, hoy se ha convertido en el dormitorio de al menos 900 reos del Penal de Topo Chico trasladados a Apodaca.
Aunque menos afortunados que los reclusos que están en el módulo de Apodaca II, los prisioneros que se encuentran en dicho cárcel también gozaron de colchones y espacios nuevos.
Las celdas tienen cuatro grupos de literas triples y espacio suficiente para que puedan caminar. En lo que era la zona de los talleres, los internos cuentan con vista directa a un patio, y a luz del sol les llega directamente a las celdas.
De acuerdo a la asociación civil Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (CADHAC) la rehabilitación eventual de los reos de Topo Chico podría complicarse, pues la fusión con los internos de Apodaca limita sus oportunidades para acceder a actividades que los ayuden a convertirse en personas respetuosas del marco normativo que rige la convivencia social.
Además, la asociación apuntó que la idea de desaparecer el penal no respetó los derechos de las personas privadas de su libertad como es el tener cercanía con sus familiares.
Para que los centros penitenciarios cumplan su propósito como rehabilitadores sociales es necesario que la reorganización se haga en beneficio de las personas que lo habitan, señaló la CADHAC.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: