La emboscada de este lunes por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en una localidad del estado de Michoacán, en el oeste de México, provocó la muerte de 13 policías locales, así como nueve lesionados, y fue, de acuerdo con los analistas, la más sanguinaria contra autoridades de cualquier nivel en el país.
Sobre todo desde 2006, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) lanzó su llamada “guerra contra el narcotráfico”, los enfrentamientos no sólo entre grupos criminales sino contra las fuerzas del estado han ido en aumento. Sin embargo, algunas han resaltado por lo que significaron en su momento o por la crueldad de las hostilidades.
Un lanzacohetes para mostrar el poderío del CJNG
El 1 de mayo de 2015, el gobierno federal, entonces encabezado por Enrique Peña Nieto, lanzó la llamada Operación Jalisco en dicho estado del occidente mexicano, donde participaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el Ejército, la Secretaría de Marina, el CISEN (Centro de Inteligencia y Espionaje Federal) y la entonces activa Policía Federal.
El principal objetivo era claro: atrapar o eliminar al líder del Cártel Jalisco, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, y desarticular a su organización, ya en ese entonces una de las más importantes del país en el trasiego de drogas, entre otras actividades ilícitas.
Aquella mañana de mayo, durante un reconocimiento aéreo realizado por las fuerzas federales, se localizó un presunto convoy donde viajaban presuntos integrantes de la organización.
Pero todo estaba perfectamente planeado. “Fue una emboscada perfectamente diseñada, sabían quiénes, a qué hora, iban a pasar”, explicó el entonces comisionado nacional de seguridad, Monte Alejandro Rubido. Cuando los sicarios se sabían ubicados, abrieron fuego contra el helicóptero de la Marina.
Sin embargo, no estaban preparados para el lanzacohetes con el que acabaron derribando la aeronave y provocando seis muertes. A lo largo de aquel día, tras el derribo del helicóptero, Jalisco se convirtió en el infierno: el grupo delincuencial realizó 39 bloqueos en 25 municipios del estado, incluida Guadalajara, la capital.
Además, una docena de sucursales bancarias, cinco gasolineras y 36 vehículos fueron incendiados. Bloqueos similares también se registraron en los estados colindantes: Guanajuato, Colima y Michoacán.
A pesar de que se gastaron casi 8,000 millones de pesos en dicha operación, no se consiguió ninguno de los dos objetivos, y al contrario, el Cártel Jalisco es ahora la organización que concentra el mayor poderío en el país y uno de los más poderosos del continente.
El ataque en Aguililla
Este lunes, en la emboscada realizada por el Cártel Jalisco Nueva Generación en el municipio de Aguililla, en Michoacán, murieron 13 elementos de la policía local y nueve fueron heridos. Otra veintena de oficiales, sin embargo, resultó ilesa, de acuerdo con la información oficial.
El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, explicó que las unidades iban a Aguililla para “cumplir una orden judicial”. “Un juez de lo familiar ordenó que se auxiliara a una madre y a su hija para trasladarlas hasta Morelia en una diligencia. En eso andaban los elementos de la policía cuando fueron atacados en ese paraje”, detalló.
“Es la emboscada más potente”, señaló a Infobae México Alfonso Partida Caballero, profesor investigaro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia de la Universidad de Guadalajara. “Es la más sanguinaria. Las demás, las hacían en enfrentamientos contra otros grupos, ahora se les atravesó el gobierno”, dijo.
“Es un mensaje que le están mandando tanto a los gobernadores como a la Federación”, agregó. Además, Partida Caballero precisó que, en caso de que no haya una respuesta coordinada en todos los niveles de gobierno, la situación puede seguir empeorando.
“Si no hay una reacción del estado que no sea contundente, lo único que van a lograr es que crezcan la violencia y la ineficacia. Como en la homeopatía, poco veneno no mata, fortalece”, advirtió. “El que comenzó con el narcoterrorismo fue Pablo Escobar, en Colombia, allá mataron más de 5,000 policías. Es el escenario que podemos tener”, destacó.
“Apenas estamos iniciando esa faceta”, explicó. “A estos elementos delincuenciales muy poco les cuesta enfrentarse contra elementos del estado o contrincantes, siempre y cuando logren control de los territorios”; concluyó.
Rescate en Sinaloa
En septiembre de 2016, cinco soldados fueron asesinados y otros 10 fueron heridos cuando los uniformados escoltaban una ambulancia donde viajaba un presunto delincuente en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa. Los hechos ocurrieron por la madrugada mientras el automóvil trasladaba a Julio Oscar Ortiz Vega, “El Kevin”.
A pesar de que los soldados viajaban en camionetas de tipo hummer, la reconstrucción de los hechos tras la emboscada mostraron que el ataque había sido tan contundente que los vehículos habían sido destruidos y después incendiados.
Mario López Valdez, el entonces gobernador del estado, señaló que los soldados no habían podido ni siquiera defenderse, e incluso habían sido usadas granadas en su contra. “Tenemos coraje, irritación y frustración”, explicó.
Venganza en Jalisco
En una carretera entre Guadalajara y Puerto Vallarta, dos de las ciudades más importantes del estado y del país, 15 agentes de policía de la entonces llamada Fuerza Única, formada por el gobierno local para combatir a la delincuencia organizada, fueron asesinados, y otros cinco heridos, en un hecho adjudicado al CJNG.
El ataque ocurrió a plena luz del día. Primero, los supuestos sicarios cortaron la ruta con llantas en llamas para impedir el avance de las autoridades y después atacarlos sin que estos pudieran huir o defenderse propiamente. A pesar de que los vehículos eran blindados, se usaron fusiles de asalto y lanzagranadas que destruyeron las pocas defensas de los uniformados.
De acuerdo con las autoridades estatales, la Fuerza Única recibió este ataque en venganza porque un grupo de esta corporación había abatido, unos meses antes, a Heriberto Acevedo, alis “El Gringo”, un jefe de sicarios del CJNG. Antes, la organización ya había intentado contraatacar, pero fue hasta septiembre cuando pudieron realizar un ataque de esta escala.
Emboscada en Guerrero
La última agresión de este tipo contra fuerzas del estado ocurrió apenas a finales de septiembre, cuando tres elementos del Ejército mexicano fallecieron después de la emboscada de un “grupo indeterminado de personas” mientras los uniformados realizaban un reconocimiento terrestre en un municipio de Guerrero, en el suroeste de México.
La localidad, en el centro de Guerrero y a unos 35 kilómetros de Chilpancingo, la capital, se ubica en la zona de la sierra de dicha entidad, donde abundan los plantíos de marihuana y amapola, debido a que es una de las zonas de más difícil acceso para las fuerzas del orden.
El ataque contra los militares, realizado “con total premeditación y alevosía” y en el que buscaban “causar el mayor daño”, de acuerdo con la Sedena, provocó la muerte de tres elementos. “El resto del personal militar reaccionó para repeler la agresión y provocar que huyeran los agresores con rumbo desconocido”, detallaron.
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