Decapitaciones, drogas y armas: el eterno vínculo entre la Mara Salvatrucha y los cárteles mexicanos

Desde hace más de una década, diversas investigaciones han revelado la colaboración del MS-13 con Los Zetas y otros cárteles

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Analistas señalan a Los Zetas
Analistas señalan a Los Zetas como los pioneros en el consumo de la carne de sus víctimas. (Foto: Especial)

Un nuevo juicio ha conectado a la Mara Salvatrucha (MS-13) con los cárteles de la droga de México y Guatemala. Se trata del proceso legal que enfrentan 426 presuntos pandilleros en El Salvador.

Este jueves, el supuesto líder de la pandilla salvadoreña, identificado como “Noé”, aseguró que ésta buscó alianzas con los cárteles para traficar narcóticos y armas a lo largo de los tres países. Según su testimonio, la estructura estableció negocios con los “tentáculos de los Z”, sin que la fuente aclarara si se trata del Cártel conocido como “Los Zetas”.

Añadió que la pandilla salvadoreña traficó entre 200 y 400 kilogramos de marihuana, valorada hasta en USD 500 cada kilogramo; y recibió desde Honduras 9 kilogramos de cocaína por USD 112.500.

“Noé”, quien a cambio de su relato no será acusado de ningún cargo, afirmó que se enviaron miembros de la Mara Salvatrucha a Guatemala y México para "hacer crecer más a la pandilla” y establecer contacto con el crimen organizado en esos países.

Mara Salvatrucha (Foto: AP)
Mara Salvatrucha (Foto: AP)

Su testimonio viene a confirmar lo que, desde hace años, distintas agencias de seguridad han advertido: que hay un vínculo entre ambas bandas criminales.

En 2012, la extinta Procuraduría General de la República (PGR), señaló que la extrema violencia usada por los cárteles mexicanos, en la que incluía decapitaciones y desmembramientos, había sido una técnica de intimidación aprendida de las pandillas salvadores.

Investigaciones de la agencia expusieron en ese año, que Los Zetas y los hermanos Beltrán Leyva habían recibido adiestramiento de la Mara Salvatrucha y que habían generado alianzas para realizar el trasiego de droga desde Centroamérica hacia Estados Unidos. De tal manera, la extrema violencia ejercida por los cárteles habría formado parte del adiestramiento del MS-13.

La decapitación, según indico la PGR en ese año, era un método de intimidación con un triple objetivo: amedrentar a sus oponentes, confirmar su presencia en el lugar, y ganar posiciones dentro de la organización criminal.

Una serie de informes han
Una serie de informes han ratificado la idea de que ambos grupos criminales trabajan en colaboración (Foto: EFE)

De manera paralela, la agencia Associated Press publicó en 2012 una investigación que señalaba la manera en que Los Zetas reclutaban a miembros de esta pandillas para entrenarlos en campos paramilitares. Su objetivo: que los Maras generaran caos en la ciudad de Guatemala para distraer a las autoridades y asegurar el control de de las rutas para el trasiesgo de estupefacientes.

A lo largo de estos años años, una serie de informes han ratificado la idea de que ambos grupos criminales trabajan en colaboración. En 2018, la Administración para el Control de las Drogas (DEA) detalló que el Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo, Los Zetas y la Familia Michoacana tenían vínculos con la MS-13.

A pesar de estos nexos y de los múltiples intentos por entrar al negocio del narcotráfico, la MS-13 no ha podido afianzar una posición en el mercado internacional en este sector.

Una investigación de InSight Crime publicada en 2018 reveló que en el año 2000, un jefe de la Mara llamado Nelson Comandari trató de usar la infraestructura criminal nacional de la pandilla para crear una red de distribución de narcóticos, aprovechando los “sólidos vínculos” con la mafia mexicana. La propia investigación reveló que pese a los múltiples intentos, la pandilla no ha logrado convertirse en un cártel porque “es más un club social que una empresa criminal lucrativa”.

El juicio de más de 400 miembros de la M-13

Integrantes de la pandilla Mara
Integrantes de la pandilla Mara Salvatrucha (MS13) asisten a una corte antimafia de San Salvador (Foto: EFE)

Las 426 personas capturadas en febrero de 2018 durante la “Operación Cuscatlán” enfrentan uno de los mayores juicios que se han llevado a cabo en El Salvador. La mayoría de ellos enfrenta cargos de homicidio agravado, organizaciones terroristas y agrupaciones ilícitas.

Uno de los primeros testigos en este juicio fue “Noé”, quien vinculó el miércoles al actual alcalde de la capital salvadoreña, Ernesto Muyshondt, con la compra de votos a las pandillas en las elecciones municipales y legislativas de 2015.

“Noé”, aseguró que el político de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) le entregó USD 69 mil “a cambio de votos”.

El testigo también señaló que la pandilla recibió dinero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) para las elecciones de 2014 en las que se impuso el ex Presidente Salvador Sánchez Cerén.

Esta es la segunda vez que Arena y FMLN son señalados en un juicio de entregar dinero a la Maras a cambio de la compra de votos.

En agosto de 2017, un testigo identificado solo como “Nalo de Las Palmas” declaró, durante un juicio contra los operadores de una polémica tregua entre las pandillas de entre 2012 y 2014, que los dos principales partidos políticos de El Salvador pagaron USD 350 mil.

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