La actual presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, y la presidenta del Consejo Nacional del partido, Bertha Luján, anunciaron en los útimos días que renunciarán a sus cargos para participar en el proceso que definirá al próximo líder de la organización que fundó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y que tiene mayoría en el Congreso.
Sin embargo, el proceso se encuentra sumergido en la polémica. Hasta ahora, y al menos en los próximos días, Morena no ha decidido ni siquiera cómo se decidirá al próximo líder del partido, que por ahora se mantiene como el más dominante de la política mexicana.
Polevnsky y Luján participaron este domingo en lo que calificaron como una “reunión informativa” del Consejo Nacional de Morena, donde ambas acordaron dejar sus cargos para antes de los días 20 y 27 de octubre, respectivamente.
La razón es porque, de acuerdo con las reglas internas del partido, que en sus apartados de honestidad y justicia proponen que quienes aspiren al cargo tendrán que solicitar licencia en caso de que tengan cargos públicos, para evitar que puedan influenciar desde sus respectivas posiciones el proceso.
Pero ni siquiera en ese punto hay acuerdo entre los contendientes. Además de Polevnsky y Luján, Mario Delgado también busca el puesto de presidente nacional. Pero el coordinador de los diputados de Morena en la Cámara Baja no quiere renunciar todavía.
“Yo no tengo por qué renunciar a mi cargo de diputado. El estatuto de Morena no prevé que se tenga que renunciar, no puedes ocupar dos cargos: no puedes ser funcionario y a la vez parte de la dirigencia del partido”, explicó.
“Por eso, en caso de que yo sea elegido como presidente, entonces sí tendría que pedir licencia, pero eso no va a ocurrir hasta noviembre”, detalló Delgado, que propuso escuchar al presidente López Obrador, quien en las últimas semanas se pronunció en favor de elegir al nuevo jefe de Morena a partir de una encuesta realizada a nivel nacional.
El mandatario además advirtió que, si el partido “se echa a perder”, renunciaría a la organización e incluso pediría que le cambiaran el nombre, que en un primer momento eran el acrónimo de Movimiento de Regeneración Nacional, debido a que en su opinión “es muy lamentable” que aquellos partidos que surgen defendiendo causas justas terminan muy mal.
El proceso de elección para presidente nacional de Morena
Después de que en 2018 Morena le ampliara a Polevnsky su mandato un año más, el nuevo proceso de sucesión cuenta con cuatro posibles candidatos: además de la actual presidenta, Luján y Delgado, se le suma una cuarta opción: Alejandro Rojas Díaz Durán, uno de los más críticos al interior del partido.
A partir del próximo 12 de octubre, se llevarán a cabo las primeras asambleas distritales a lo largo del país, que durarán hasta finales del mes, donde se determinará quiénes serán los participantes que asistirán al Congreso Nacional del partido, a realizarse el 23 y 24 de noviembre.
Ahí, los 3,000 congresistas, elegidos antes en los 300 distritos que tiene el país, definirán a la nueva dirigencia morenista. Sin embargo, el proceso ha sido impugnado y denunciado por Delgado y Díaz Durán, además del consejo de López Obrador para usar una encuesta en lugar del otro proceso.
Y es que otra de las polémicas es el padrón de Morena que se usará para llevar a cabo las asambleas distritales. De acuerdo con Rojas Díaz Durán, se usará un listado con la militancia que había en 2017, omitiendo a todos aquellos que se afiliaron durante 2018 y 2019, ya que la actual dirigencia busca que no participen aquellos que llegaron a la organización tras el triunfo electoral del 1 de julio del año pasado.
Delgado dijo que el padrón era “un misterio” y reiteró su postura en favor de una encuesta para definir la sucesión. Polevnsky también había denunciado que la lista de militantes estaba “manoseada”, pero, tras la reunión del domingo pasado, se retractó y dijo que si había unidad al interior del partido, se podría hacer una encuesta.
Sin embargo, Rojas Díaz Durán aseguró que Polevnsky y Luján “ya acordaron su encuesta a domicilio, marca “patito” (de mala calidad, que sólo las encuestará a ellas".
“El padrón de Morena no existe; es una ficción y es una burla a todos los militantes de Morena. No puede haber una elección democrática si no hay un padrón democrático, legal, confiable, legítimo y validado por el Instituto Nacional Electoral", concluyó el candidato.