El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se reunió la mañana de este lunes con algunos líderes patronales, pero destacó la participación de Carlos Slim Helú el hombre más rico de México y quien, en los últimos 10 meses ha tenido una relación por momentos fría y por momentos cercana con el mandatario.
La reunión, donde también participaron Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y Antonio del Valle, líder del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), parece ser la última indicación que, tras un periodo de distanciamiento, el tabasqueño y el líder del poderoso Grupo Carso dejaron atrás sus conflictos.
El tabasqueño de 65 años ha usado en varias ocasiones, desde su campaña para la presidencia, el periodo de transición tras ganar las elecciones, y en sus primeros 10 meses en el cargo, una frase que se ha convertido en una de sus frases más recurrentes: aquella donde indica que, para una democracia, es importante “separar el poder político del económico”.
Sin embargo, sus acciones cuentan una historia diferente. Una de sus primeras decisiones como presidente electo del país fue anunciar a Alfonso Romo, el empresario más cercano a López Obrador, como el jefe de la Oficina de la Presidencia, uno de los cargos más influyentes en su gabinete.
Pero fue su decisión en noviembre de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), ubicado en Texcoco, anunciada tras una consulta ciudadana sin valor legal donde triunfó el proyecto del aeropuerto ubicado en la base militar de Santa Lucía, la que más lo separó del resto de los empresarios.
Fue entonces cuando la relación entre Slim y López Obrador, que se extendía hasta los años en que el tabasqueño fue Jefe de gobierno de la capital mexicana, cuando se aliaron para realizar diversos proyectos, incluida la remodelación del Centro Histórico, se rompió. O al menos sufrió daño importante.
De acuerdo con los reportes, Slim sugirió al presidente mexicano que, en lugar de cancelar el proyecto, uno de los principales que Enrique Peña Nieto impulsó en su sexenio (2012-2018), le transfiriera la responsabilidad a la iniciativa privada para continuar con la construcción. Sin embargo, López Obrador siguió adelante con sus propios planes.
Slim, quien invirtió fuertemente a través de contratos de construcción y un vehículo de financiamiento del NAICM, recibió un duro golpe. Ambos hombre se alejaron. López Obrador, en los siguientes meses, comenzó a acercarse a otro empresario, Ricardo Salinas, cabeza de TV Azteca.
Con el paso de los meses, el distanciamiento entre presidente y empresario empezó a notarse en público. En mayo de este año, López Obrador advirtió indirectamente a Slim que, si el proyecto de la autopista entre Nayarit y Puerto Vallarta no culminaba pronto, le quitaría la concesión. “Se acabó, o trabajan y terminan o se les quita la concesión”, dijo el mandatario, sin referirse directamente a Grupo Carso.
El tabasqueño también le recriminó a las empresas de telecomunicaciones, donde Slim es uno de los inversores prominentes, por no atender a las zonas marginadas del país.
Slim, por su parte, tampoco se refirió directamente al presidente cuando, unos días después de las declaraciones de López Obrador, el primer accionista de América Móvil dijo que el estado, en general, “puede ser rector, regulador y legislador, pero sin invertir nada”, en referencia a los supuestos impulsos intervencionistas del nuevo gobierno de México.
Sin embargo, todo comenzó a cambiar a finales de mayo y principios de junio, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a su vecino del sur con implementar tarifas a los productos mexicanos si el gobierno no hacía algo para detener el flujo de migrantes proveniente de Centroamérica.
Entonces, Slim, como el resto de la sociedad y la inversión privada, se solidarizó con a administración, que consiguió detener la amenaza al implementar un acuerdo migratorio que lo llevó a desplegar la Guardia Nacional en sus propias fronteras. “Olga Sánchez Cordero (secretaria de Gobernación) me enseño un mensaje de apoyo del Ingeniero Slim y su familia”, dijo en su momento.
En las siguientes semanas, la relación comenzó a sanar. Uno de los primeros gestos ocurrió el 1 de julio, cuando López Obrador organizó un mitin político para festejar el primer aniversario de su triunfo electoral y donde realizó un “informe” de los avances de su gobierno. En el Zócalo capitalino, destacó la presencia de Slim y también de Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa.
A finales de julio, Slim acudió a Palacio Nacional unos días después de que la empresa Uninet, filial de Teléfonos de México (Telmex), de la que es dueño Slim, ganara la licitación a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para proveer de internet de alta calidad a 1,166 sitios de escuelas, universidades, centros de cultura e investigación inscritos en la llamada Red Nacional de Impulso a la Banda Ancha (NIBA).
Un día después, la relación parecía encaminada a volver a ser como antes. “Me reuní con Carlos Slim ayer, él está dispuesto a seguir invirtiendo en el país, él siempre ha manifestado que lo mejor es invertir en México”, dijo López Obrador un día después.
Se trató de una una reunión privada y comida que duró aproximadamente dos horas. Antes de la entrevistarse con el mandatario, El empresario se tomó fotografías con visitantes que apreciaban el mural de Diego Rivera.
“Ayer vino a decirme que van a seguir invirtiendo, que están en la mejor disposición de invertir en México, de seguir invirtiendo en el país. Y es buena la relación, y así con otros empresarios, buena la relación, yo les diría que con todos los empresarios”, añadió el mandatario, en lo que parecía un espaldarazo claro del empresario a su administración.
A finales de agosto, nuevamente, Slim acudió a Palacio Nacional. Entonces, participó incluso en la rueda de prensa habitual de todos los días que el presidente mexicano ofrece, donde se anunció el acuerdo para la construcción de gasoductos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para garantizar el abasto de gas para la industria eléctrica.
De acuerdo con el gobierno, el ahorro para la Hacienda Pública será de alrededor de 4,500 millones de dólares, en favor de la CFE. En aquel momento, López Obrador agradeció la participación de Slim, de Salazar y de Del Valle, los tres que acudieron este lunes nuevamente a Palacio Nacional.
Ya entonces, Slim volvió a respaldar a la administración y consideró que hay mucha confianza e interés del sector privado para invertir en México. “La tasa de interés en Europa es negativa, en Estados Unidos es de 1.5% a largo plazo, en Suiza y Japón es negativa. México es un paraíso donde pueden tener tasas de 8% en Cetes (Certificados de la Tesorería)”, aseguró.
Además,Slim afirmó que el país va a crecer “bien y pronto”, pero no este año, algo que calificó de intrascendente porque “lo relevante es que hay un potencial y grandes oportunidades de crecimiento”.
“En los objetivos que tiene este gobierno todos estamos de acuerdo al 100%, hay una gran unanimidad, estamos pasando una primera etapa y lo que falta es generar actividad económica y empleo (…) en cuanto a los inversionistas, hay una gran confianza”, concluyó.
En aquella conferencia de prensa, López Obrador volvió a repetir su frase sobre la sepración de los poderes económico y político, y resaltó que una de las grandes diferencias entre su gobierno y los anteriores era que el suyo “ya no está al servicio de ningún grupo de interés”.
Pero el mandatario ha compuesto su relación con una parte de los empresarios, incluido Slim, como demuestra la reunión que ocurrió este día en el centro de la Ciudad de México, que parece confirmar que la guerra ha terminado.