Partió uno de los últimos ídolos de la música en México, José José falleció a los 71 años en un hospital de Florida EEUU, por un cáncer de páncreas que lo aquejaba desde hace un par años.
Conocido como el “Príncipe de la canción”, tuvo una carrera ascendente en la parte musical, pero con altibajos en lo personal. Comenzó su carrera a los 22 años, interpretando “El Triste”. El cantante no imaginaba que gracias a ese tema se convertiría en un ícono de la música de habla hispana. Un éxito que no siempre supo enfrentar.
Los mejores tiempos no duraron
Era el año de 1972, todo el mundo le decía que estaba muy joven para destruirse de tal manera. Tenía 24 años, se había alimentado de ron y de cualquier estupefaciente que le ayudara a olvidarse de su primer divorcio con Kiki Herrera, según explicó en sus memorias “Esta es mi vida”. Pero lo haría después, con una relación nociva con Ana Elena Noreña (la madre de sus dos primeros hijos).
El declive de su carrera empezó a darse por la falta de dinero luego del saqueo de diferentes representantes y el despilfarro en fiestas y otros excesos. Por la ausencia de su voz, producto de una depresión. José José comenzó desde joven a vivir esporádicamente en centros de rehabilitación para drogadictos.
A principios de los noventa el artista, no le importaba que el esmoquin escondiera los excesos a los que fue sometido su cuerpo durante más de 20 años, que subiera a los escenarios con la mitad de su voz y pareciera un karaoke de sí mismo. Un día, en aquellos años, después de presentar el disco que lo precipitó a la decadencia, 40 y 20, salió a cantar borracho y tras entonar como pudo la primera canción se echó a llorar.
Poco antes de ser internado nuevamente en un centro para drogadictos, vivía en un taxi con un grupo al que apodaba “El escuadrón de la muerte”. Un día de resaca le preguntó a uno de ellos: “¿Por qué no nos hemos muerto todavía”, “Por las calorías del alcohol”, respondió el más veterano. Sara Salazar, “Sarita”, su última mujer, madre de su hija menor, es a quien le debe su resurrección de aquel agujero negro sin salida.
Ya sin voz, agotado por inyecciones de cortisona durante años, pues era lo único que le permitía disfrazar los síntomas de su autodestrucción, se dedicó a las telenovelas. “El Príncipe de la canción”, que había vendido más de 100 millones de discos, llenado el Madison Square Garden y el Radio City Music Hall de Nueva York en EEUU, además de las mejores plazas de Las Vegas, tuvo que recurrir a algunos papeles en Televisa para recuperarse económicamente.
En 2007 sufrió una parálisis facial en la mitad de su cara debido a la enfermedad de Lyme, que le afectó también al habla.
Desde entonces, cuentan los más cercanos, se volvió hipocondríaco. Además de la diabetes que desarrolló por su alcoholismo, en 2001 padeció un enfisema pulmonar, sumado una hernia de hiato y una depresión con la que aprendió a sobrevivir. José José pasó en sus últimos tiempos visitando médicos que escenarios, hasta que le detectaron el cáncer de páncreas.
Las adicciones
Los daños que provaron las adicciones fueron fulminantes. Perdió la voz, sufrió parálisis facial en 2007 por el ataque de la bacteria Bell’s Palsy, que lo mantuvo alejado varios meses de los escenarios. En 2009 continuó su lucha contra la enfermedad de Lyme, misma que llegó a paralizar el lado izquierdo de su cuerpo.
“Me cuesta trabajo hablar por la falta de aire en el pulmón y de la tráquea del lado izquierdo, pero mis cuerdas vocales están limpiecitas”, reveló a la agencia Notimex hace unos años.
El intérprete de “Gavilán o Paloma” además fue diagnosticado diabético, enfermedad que afectó su vista.
“Cuando perdí la voz por primera vez, pensé en el suicidio. Hubo una vez en que me metí la pistola en el paladar y no funcionó. ¿Qué más señal pude haber pedido de que no era mi momento y de que algo más hermoso venía?”, dijo en entrevista al programa Primer Impacto.
Sus mujeres
Su primera esposa fue Natalia “Kiki” Herrera Calles, nieta del ex presidente Plutarco Elías Calles; cuando se conocieron en 1970 ella tenía 43 y el 23. Al año siguiente se casaron.
Tras alcanzar el gran éxito, el “Príncipe de la Canción” empezó a tener problemas con el alcohol, lo cual acabó con su matrimonio. Según el propio José José, Kiki fue quien lo llevó al alcoholismo y drogadicción. Durante los 80, su primera esposa tuvo un accidente automovilístico en el que perdió la vida.
Su segunda esposa Ana Elena Noreña, fue parte de un romance fugaz antes de su primer matrimonio y una vez que se divorció comenzaron con una relación más formal. Su noviazgo duró de 1976 a 1991. Anel se embarazó cuando José José aún estaba casado con Natalia, lo cual generó un gran escándalo. Otra vez el fantasma del alcoholismo generó problemas y se divorció en 1991.
Su última esposa, la cubana Sara Salazar “Sarita” se casó con el intérprete en 1995. Durante este periodo el cantante empezó a recuperarse de sus adicciones. Su último amor se convirtió también en su mánager. Aunque en los últimos años vivieron en distintos hogares, nunca se confirmó si se separaron o no.
El cáncer
En marzo de 2017 se confirmó la noticia de que el cantante padecía cáncer de páncreas, fue el mismo artista a través de un video que le informó a su público la enfermedad que padecía.
El “Triste” desenlace
El 28 de septiembre murió el Príncipe de la canción. Conocida la noticia, Sarita Sosa Salazar contó que su padre había estado había estado muy débil en los últimos días.
“Se fue dormidito, estamos muy agradecido que fue así”, dijo la hija menor.
Sarita agradeció nuevamente el amor de los fans, a quienes considera parte de su familia y reveló que en sus últimas palabras, su papá le hizo prometer que seguiría con su carrera de cantante.
En medio de la incógnita sobre qué pasará con los restos de José José, su viuda Sara Salazar declaró que será la última que tome la decisión sobre los restos de su marido.
“Se ha muerto el amor de mi vida. Yo soy la esposa y voy a tomar la última decisión con respecto a su velatorio”.
Mientras que los desencuentros entre sus hijos por la disputa de la herencia, recién comienza. Todo el pueblo de México, desea despedirlo en su tierra natal.