El príncipe Harry no sólo estuvo inspirado por el trabajo de caridad que hizo su fallecida madre, la princesa Diana, sino que imitó más de una acción que realizó la princesa.
En su más reciente visita a Angola, el duque de Sussex, vestido con una armadura, caminó sobre un campo minado en Dirico, tal como lo hizo la princesa en 1997, pero en Huambo. Fue gracias a esa caminata que se inició la prohibición de ese tipo de armas.
Ahora, 22 años después de la visita de la princesa, ese campo se convirtió en una calle poblada con comercios y escuelas. Sin embargo aún falta mucho por hacer pues el país aún tiene más 1,000 campos minados por limpiar, pero la nación africana espera estar libre de campos minados para el año 2025, reportó el diario Los Angeles Times.
“Las minas terrestres son una herida sin curar de la guerra. Limpiando la tierra de estas minas podremos ayudar a esta comunidad a encontrar paz y con esa paz llegarán oportunidades”, dijo el príncipe en un discurso.
En su visita en el campo, el príncipe también detonó minas que han estado guardadas por décadas y se reunió con equipos de limpieza de minas, además de visitar a víctimas de estos explosivos.
También hizo un llamado internacional para ayudar a quitar las minas de la cuenca de Okavango en Angola. “Todo el que reconozca la importancia de salvaguardar los paisajes más intactos de África debería comprometerse por completo a esta misión”, sentenció.
En su recorrido, el príncipe conoció a Sandra Thijika, una de las víctimas de explosión de minas que la misma princesa conoció hace 22 años, cuando Thijika se estaba probando su pierna prostética.
“Creo que conocí a la princesa Diana en un martes, ella llegó al centro y quería ver cómo se hacía un cambio de prótesis. En ese tiempo yo era muy pequeña y empezaron a medir mi rodilla para que pudieran ver cómo me iba a quedar la prótesis”, dijo Thijika, de ahora 38 años de edad.
“La princesa Diana estaba viendo el proceso y empezó a llorar cuando vio que me tomaban las medidas para una nueva prótesis. Después de que me la midieron, salimos y nos sentamos por un árbol de higos y me sentí muy feliz, me sentí completa al tener la atención de una princesa”, agregó.
La mujer angoleña también le contó al príncipe que tenía cinco hijos y que llamó a una, Diana. Y él le dijo que sus hijos crecerían en un ambiente sin minas.
El príncipe felicitó a la comunidad de Huambo por la maravillosa transformación que ha tenido a lo largo de los años. También aprovechó para hacer un pequeño homenaje a su madre cuando se sentó en el árbol “Diana”, lo único que queda de la comunidad como tributo a su memoria.
El duque tiene 35 años, la misma edad que tenía la princesa cuando hizo ese recorrido, dos meses antes de su muerte. “Ha sido bastante emocional volver a trazar los pasos que hizo mi madre por estas calles hace 22 años. Y ver la transformación que ha tomado este lugar de un área insegura y desolada a una comunidad vibrante con negocios locales y universidades. Este es un maravilloso ejemplo de cómo el Reino Unido, en asociación con Angola, puede abordar el tema de las minas terrestres, llevando la prosperidad a un área, creando empleos, ayudando a las personas a acceder a la educación y la atención médica y haciendo que las comunidades sean más seguras”, agregó a su discurso.