El lenguaje de señas y sus distintas formas de comunicar

En nuestro país se tiene conocimiento de 5.7 millones de personas con alguna discapacidad, de los cuales 694,451 son sordos (12 por ciento de la muestra total), de acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía

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Entre los distintos lenguajes de señas existe uno que permite comunicarse a nivel internacional (Foto: Cuartoscuro)
Entre los distintos lenguajes de señas existe uno que permite comunicarse a nivel internacional (Foto: Cuartoscuro)

En 2017 la Organización de las Naciones Unidas declaró el 23 de septiembre como el Día Internacional de las Lenguas de Señas, teniendo el objetivo de reivindicarlo como parte de la diversidad lingüística y cultural de los países.

La Federación Mundial de Sordos (WFD, por sus siglas en inglés) registró 72 millones de personas sordas, de los cuales el 80% vive en países de desarrollo. Para comunicarse, se utilizan un total de más de 300 diferentes lenguas de señas.

Existe, a su vez, un lenguaje de señas internacional. Este es utilizado por personas sordas en reuniones internacionales o bien de manera informal, en viajes al extranjero. A dicha lengua se le denomina pidgin, es decir, una lengua mixta creada a partir de otra ya establecida y complementada con elementos de otra u otras lenguas. Ésta resulta menos compleja que las lenguas naturales de señas, además de que su léxico es más limitado.

En México existen más de 600,000 personas con sordera (Foto: archivo)
En México existen más de 600,000 personas con sordera (Foto: archivo)

En nuestro país se tiene conocimiento de 5.7 millones de personas con alguna discapacidad, de los cuales 694,451 son sordos (12 por ciento de la muestra total), de acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

México es un país culturalmente diverso. Las decenas de lenguas practicadas a lo largo y ancho de la república, junto a las más de 350 variantes lingüísticas, son fiel muestra del país plurilingüístico que es. La Lengua de Señas Mexicana es una de ellas. Reconocida como lengua nacional por la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, la LSM es ahora patrimonio lingüístico de la nación, como en el caso del mixteco o yoreme, por ejemplo.

Bajo la premisa de que es menester del ser humano comunicarse e interactuar en sociedad, en la península yucateca un grupo de mayas sordos se vio en la necesidad de crear mediante señas genéricas y otras que fueron implementándose con el tiempo la ahora denominada Lengua de Señas Maya, la cual ha sido documentada, aunque en escasez, por diversos lingüistas, académicos o expertos en la materia.

Aparentemente hablar de sordos es algo de reciente trascendencia en México; no obstante, desde hace más de 65 años existe el Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje A.C. Su objetivo responde a necesidades de medicina clínica de los sordos. El IMAL está enfocado a formar profesionistas universitarios para estudiar, prevenir, diagnosticar, atender e inclusive en algunos casos brindar la rehabilitación necesaria para problemas audiológicos, foniátras, así como neuro y psicolingüísticos.

En cuanto a la educación de ésta comunidad, el primer organismo de su tipo en México, la Escuela Nacional de Sordomudos, data de 1867 bajo la dirección de su fundador: Edouard Huet, un pedagogo sordo de origen francés que una década atrás hizo lo mismo en Río de Janeiro con el Instituto Nacional de Educación para Sordos. Dicha institución educativa fue creada bajo decreto presidencial de Benito Juárez, como también ocurrió con la Escuela de sordomudos, en ese mismo año, para formar profesores que pudieran enseñar a alumnos sordos.

Sin embargo, hoy en día ha surgido el debate sobre la validez del término sordomudo para adjetivar a un sordo, pero las conclusiones de lingüistas, así como neurolinguistas apuntan a que la lengua de señas debe ser concebida como lengua materna de los sordos de las distintas latitudes para su desarrollo cognoscitivo, social, emocional y no como una herramienta alternativa a la lengua oral dominante.

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