Un juez de Nuevo Laredo, Tamaulipas, giró órdenes de aprehensión en contra de siete policías.
Los agentes fueron señalados de cometer una ejecución extrajudicial el pasado 5 de septiembre, cuando ocho personas -cinco hombres y tres mujeres- fueron rafagueadas con armas de grueso calibre.
La Fiscalía Especial investiga a los agentes por distintos delitos, entre ellos, homicidio calificado, abuso de autoridad, falsedad en informes dados a una autoridad y allanamiento de morada.
“Con base en los datos de prueba recabados en la etapa de investigación, el juez de control en turno resolvió librar las órdenes de aprehensión en contra de José ‘N’, Guadalupe ‘N’, Juan ‘N’, Edith ‘N’, Concepción ‘N’, Francisco ‘N’ y Urbina ‘N’”, precisó un comunicado de la Procuraduría de Justicia de Tamaulipas.
De acuerdo con la información asentada en la carpeta de investigación 406/2019, las víctimas figuran como presuntos integrantes del Cártel de Noreste.
La versión de las autoridades
El 5 de septiembre, la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas informó sobre un operativo de seguridad en Nuevo Laredo, en el que fueron abatidos tres mujeres y cinco hombres, presuntos integrantes del grupo criminal conocido como La Tropa del Infierno y brazo armado del Cártel del Noreste. Además reportó el aseguramiento de varias armas y una camioneta con blindaje artesanal.
No obstante, el Comité de Derechos Humanos en Nuevo Laredo, recabó videos y testigos que aseguran que lo ocurrido fue, en realidad, una ejecución extrajudicial y el operativo, un montaje.
Según las autoridades, los hechos violentos ocurrieron cuando policías estatales circulaban por la colonia Valles de Anáhuac.
En esa zona se toparon con una camioneta blindada color negro en la que iban cinco hombres armados con uniformes militares similares a los de la Marina, pero sus chalecos antibalas tenían escrito Cartel del Noreste.
El reporte oficial precisó que los policías y presuntos delincuentes intercambiaron disparos que provocó la muerte de un presunto sicario en el interior de la camioneta, mientras el resto se refugió en el interior de un domicilio ubicado en el número 902 de calle 7 #902 de la colonia Anáhuac.
La otra versión
Días después del evento, familiares de los muertos denunciaron a la organización civil Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo que los hechos no sucedieron como informaron las autoridades.
Un informe obtenido por Milenio Noticias, muestra que el día del supuesto fuego cruzado, siendo las 07:43 horas, Eladio Martínez, comandante del área de grúas y vialidad en la ciudad fronteriza, recibió una llamada telefónica, mediante la cual le ordenaron enviar una unidad a la calle Francisco I. Madero, casi esquina con Carlos Ozuna.
De inmediato, fue enviado un conductor de nombre Ramón, quien dijo que a las 08:00 horas, llegó con su grúa a la dirección solicitada. Ahí, se encontraba una camioneta pick up negra y elementos de la Policía Estatal.
Los agentes se le acercaron y le ordenaron enganchar la camioneta. El hombre preguntó si se llevaría a la FGR, entonces fue intimidado: le tomaron una foto a su gafete y le aseguraron que irían por él si decía algo.
El conductor accedió a trabajar y llevó la unidad frente a una casa de la avenida 7.
Los uniformados irrumpieron la vivienda número 902, localizada en la Avenida 7. En ella, sólo vivían Severino Treviño, ex empleado de una empresa refresquera, su hija Kasandra y el bebé de ésta. Los tres se encontraban en casa, cuando elementos estatales entraron por la fuerza.
En su testimonio, Kasandra aseguró que por tener a su hijo en brazos, le perdonaron la vida esa mañana. “Estábamos dormidos, cuando de repente tumbaron la puerta, y mi papá corrió con nosotros, pero lo regresaron a golpes. Cinco policías se metieron conmigo al cuarto y me dijeron que me tapara y no los mirara a la cara, y a mi apa’ lo tenían afuera”, señaló la joven a Noticieros Televisa.
Kasandra continúo con su relato y detalló que los agentes con armas largas no se identificaron ni mostraron orden de cateo para entrar al domicilio. En tanto, su padre fue sacado de la casa en playera y chanclas y lo vistieron con uniforme militar.
La joven aun recuerda con lujo de detalle aquella tragedia: “Yo vi cuando le pusieron el pantalón, las botas y un casco, de la misma forma en que apareció muerto”.
Pero no sólo fue Severino. Los testigos advierten haber visto llegar vehículos blindados en los que viajaban siete personas con la cara cubierta y esposadas, las cuales, después fueron ingresadas al domicilio.
Información recabada, señala que siete de las personas levantadas fueron sacadas de Héroes de Nacataz, colonia Buenavista. Una de las personas era Jenifer, estudiante del Estado de México y recién llegada a Nuevo Laredo con su novio. Ninguno de los dos tenía antecedentes penales.
Otra chica, que de acuerdo a las autoridades estatales era parte del grupo criminal era Juana Yetzel, sexoservidora de 20 años y con dos hijas, que llegó proveniente de frontera Coahuila.
Una persona más habría sido sacada de un domicilio ubicado en Jesús Guajardo 649. La víctima fue identificada como Fernando Hernández, de 19 años.