Este miércoles, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) informó a la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que el pasado 9 de septiembre, se extravío una fuente radiactiva, propiedad de Servicios de Salud de Michoacán, Centro Estatal de Atención Oncológica.
Fue el 10 de septiembre cuando se reportó a la CNSNS el extravío de la fuente de las instalaciones del hospital, ubicado en calle Gertrudis Bocanegra Número 300, colonia Cuauhtémoc, Morelia.
Autoridades emitieron una alerta para las Unidades de Protección Civil de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Estado de México y Guerrero.
Pese a que no existe posibilidad de que la fuente radioactiva ocasione lesiones permanentes, la Coordinación Nacional de Protección Civil recomendó no manipular el equipo ni permanecer cerca de él sin haber recibido instrucciones de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias.
En caso de encontrar el artefacto, el oganismo también sugirió establecer un perímetro de seguridad y resguardo de 10 metros, notificar el hallazgo de inmediato a la autoridad de orden federal, y levantar un registro de las personas que pudieran haberse ubicado dentro del radio de seguridad.
Pidió reportar el hallazgo al 911, a los teléfonos de la Comisión Nacional de Seguridad 088 y del Centro Nacional de Comunicaciones de Protección Civil 800 00 413 00 y (55) 5128 0000, así como de otros organsimos.
El miedo a que la tragedia se repita
Pese a que las autoridades aseguraron que este artefacto no representa ningún riesgo, mantienen las alarmas ante la posibilidad de que pudiera volver a ocurrir una tragedia como la ocurrida en 1983.
Este lamentable suceso tuvo su origen en el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez, en Chihuahua, cuando en 1977 un grupo de doctores del hospital privado compraron una máquina de radioterapia equipada con una bomba de Cobalto-60 -, un isótopo radiactivo sintético que emite rayos gamma utilizado para tratar a pacientes con cáncer. Seis años después le encomendaron a un trabajador de mantenimiento del hospital llamado Vicente Sotelo y uno de sus amigos llamado Ricardo Hernández, para que se la llevarán y vendieron como fierro viejo.
Por la falta de personal capacitado, el aparato nunca pudo ser usado y debido a sus dimensiones ocupaba un espacio importante en el hospital, por lo que si no se usaba por lo que era una prioridad deshacerse de él. Por su peso, 100 kilos, el trabajador no dudó en aceptarlo ya que pensó que podrían ganar una buena cantidad de dinero si lo vendía en un depósito de fierro viejo.
La única forma que los hombres encontraron para llevarse el aparato fue desmontándolo, en el proceso perforaron el corazón de la bomba de cobalto, que contenía 6.000 balines de 1 mm de diámetro de material radiactivo, según consta en el informe sobre el incidente que elaboró la Comisión de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), llamado "Accidente por contaminación de cobalto-60 mexico 1984".
Una vez que terminaron de desmantelar al aparato, trasladaron las piezas en una camioneta Datsun blanca hasta un depósito de chatarra conocido como el Yonke Fénix, donde les pagaron 1.500 pesos (USD 78 al tipo de cambio de este lunes), era el 6 de diciembre de 1983.
Durante el trayecto del hospital al depósito de fierro, la camioneta iba goteando los restos del cobalto, según el informe, pero ya en el deshuesadero se mezcló con el resto del fierro viejo que se vendió a distintas fundidoras, principalmente Aceros de Chihuahua S.A. (Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A.
Las empresa que compraron el material lo usaron, a partir del 14 de diciembre, para la construcción de varillas de acero corrugado, bases para mesas y sillas. Se estima que unas 6.000 toneladas de material fueron distribuidas en la mitad de los estados del país y una parte se exportó a Estados Unidos.