Los último andar de José Vicente Pérez, de 45 años, y Roseldo Ibáñez, de 33, lo dieron en compañía de sus bicicletas.
Aunque su destino era recorrer la ruta que los ciclistas conocen como Francisco May y La Viejita en Cancún, Quintana Roo, los deportistas no llegaron a la meta.
Vicente Pérez y Roseldo Ibáñez fueron reportados como desaparecidos, el pasado 4 de agosto luego de que no regresaran de practicar el senderismo en la zona de la Región 109 del municipio Benito Juárez.
Desde su desaparición, la Fiscalía General de Quintana Roo expuso en un comunicado que desde que se reportó el hecho, se aplicaron diversos métodos de rastreo en sitios potenciales para su localización.
Trazaron y exploraron diversas posibles rutas y se descartó su presencia en áreas geográficas determinadas. No obstante, la información obtenida no era suficiente para dar con la ubicación de las víctimas.
LEE: Asesinó a su padre, un exjugador de la NFL, y huyó a Cancún donde fue detenido
Pero los obstinados familiares, amigos y compañeros ciclistas iniciaron una búsqueda desesperada. Fue hasta 22 días después que Vicente Pérez y Roseldo Ibáñez fueron hallados sin vida, lamentablemente.
Margarita Pérez, esposa de José, señaló en entrevista con El Universal que en un terreno baldío su hermano y ella revisaron muchos pozos, y fue en uno de ellos donde halló el cuerpo de su pareja.
Según Pérez, reconoció a la víctima por la ropa que llevaba puesta. "Las bicicletas ni sus luces, sus teléfonos, nada. Supongo que fueron asaltados… no lo sé", señaló para el diario.
Por su parte, la Fiscalía de Quintana Roo confirmó que los cadáveres pertenecían a los ciclistas.
La primer semana de agosto, junto a José y Rosendo al menos 9 personas más fueron reportadas como desaparecidas en Cancún.
Todas las víctimas tenían una historia similar: llegaban al paraíso mexicano en busca de trabajo. Luego desaparecían sin dejar rastro.
En Infobae México hablamos con la madre de una de las víctimas, quien desapareció un día después de haber llegado a la joya mexicana.
Brayan Aguilar Juanillo, originario de la Ciudad de México, desapareció desde el pasado 29 de julio de 2019, cuando llevaba un día de haber ingresado a trabajar a una constructora en Quintana Roo.
La carpeta número FGE/QR/CAN/UAP/08/299/2019 de la Unidad de Atención a Personas Desaparecidas estableció que Brayan llegó a Cancún acompañado de Sara García Chávez, también esta desaparecida, por una propuesta de trabajo.
El joven pasó a dejar sus pertenencias a un cuarto por "El Crucero", en el centro de la zona turística y acudió a la obra donde laboró hasta las 17:00 horas. La última conexión en el celular del joven fue a las 07:19 horas del 29 de julio.
La madre del desaparecido, dijo que la Fiscalía General de Quintana Roo dio a conocer que la última llamada de Brayan fue a una ciudad acuña al municipio Benito Juárez.
A pregunta expresa acerca del móvil de la desaparición, dijo que las autoridades no han expresado nada al respecto. "Si estuviera bien, ya se hubiera comunicado conmigo […] Algo le paso, de eso si estoy segura", mencionó.
Extorsionadores aprovechan la tragedia
Al momento de su desaparición, el joven Brayan Aguilar vestía playera blanca, pantalón azul de mezclilla y tenis negro con blanco.
Además, como señas particulares tiene un lunar en el labio superior izquierdo, tatuaje en la costilla izquierda y una mancha café en la mano derecha.
Con esa misma descripción, un hombre que se comunicó con la familia del joven aseguró vio a Brayan en República Dominicana, sitio ubicado a más de 1,763 kilómetros en línea recta en avión desde el lugar de su desaparición (Canacún).
La persona conocedora del posible paradero de Brayan se identificó como Joel de los Santos, quien detalló que el desaparecido estaba de compras en un pueblo de la isla caribeña.
De los Santos solicitó que depositaran USD 150 como viáticos para llevar de vuelta a Bryan.
Durante la búsqueda de su hijo, Gabriela Juanillo y Anastacio José Aguilar, acudieron a la obra del hotel Senator Rivera Cancún, donde su hijo trabajó por un día. Ahí, ambos recorrieron casi cinco kilómetros de acceso que hay desde la carretera federal 307 Cancún-Chetumal, cuyo camino está flanqueado por mangle.
En el trayecto, preguntaron si alguien vio a su hijo, no obtuvieron respuesta. Al llegar al acceso de la obra se les impidió el paso, ya que sólo podrían acceder con cita.