La muerte es una fiel compañera del periodismo en México. A veces la espera a la puerta de la redacción, otras en el coche o incluso en la misma casa del reportero. Ahí fue donde la vio venir el pasado 3 de agosto, Jorge Celestino Ruiz, comunicador del diario Gráfico de Xalapa, en Veracruz.
En la noche, un grupo armado arribó a una pequeña tienda de abarrotes de la comunidad La Bocanita, donde de dos disparos le quitaron la vida.
Jorge no era millonario. No tenía amistades poderosas. Por cada periódico ganaba un peso. Aunque su redacción era reducida desde esa atalaya mínima fustigaba los supuestos actos de corrupción del acalde de Actopan, Paulino Domínguez.
Quince días antes de ser acribillado, el reportero había recibido una propuesta de un "pago" del presidente municipal, a cambio de desistir de su denuncia por agresiones y amenazas de muerte en su contra, de al menos cinco funcionarios del Ayuntamiento de Actopan.
Paulino Domínguez había ofrecido al periodista, a través de un emisario, la cantidad de 10, 000 pesos por daños materiales derivados de dos agresiones contra éste, en el centro de Actopan y en su vivienda, así como los parabrisas de dos vehículos.
El primer acto violento contra el comunicador, se registró el pasado 24 de cotubre de 2018. El auto de Jorge modelo Tsuru fue impactado por personas desconocidas con bates. Posteriormente, el 17 de noviembre de 2018, personas armadas cometieron un segundo atentado en la casa del periodista.
En esa ocasión, fue rafagueada la fachada de su vivienda, así como los parabrisas de sus vehículos.
Con el "soborno", las autoridades pretendían silenciar las denuncias por estos hechos. Trascendió que el presidente municipal también buscaba bloquear las publicaciones sobre los probables desvíos de recursos de la actual administración.
En este sentido, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz, Juan Javier Gómez, no descartó la posibilidad de separar del cargo a Paulino Domínguez en caso de que así lo solicite el fiscal general, Jorge Winckler Ortiz.
El objetivo: silenciar
Jesús Alejandro Márquez, Rafael Murúa Manríquez, Samir Flores, Santiago Barroso, Telésforo Santiago, Francisco Romero, Norma Sarabia, Rogelio Barragán, Édgar Nava López y Jorge Celestino Ruiz, son los nombres de los periodistas asesinados en relación con su labor informativa en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
El homicidio de Jorge Celestino fue el último ataque que sufrió este gremio. El reportero fue víctima de la delincuencia en Veracruz, el estado más peligroso para los comunicadores. Durante la gubernatura de Javier Duarte (de 2010 a 2016), se registraron 17 trabajadores en medios de comunicación asesinados.
Pese a López Obrador se comprometió a esclarecer los asesinatos a periodistas, en ocho meses de su gobierno, los crímenes registrados siguen en impunidad.
La omisión es un mensaje indirecto que el mandatario mexicano manda a los homicidas de poder seguir atentando contra los profesionistas. Así lo sugirió un análisis del canal francés France 24.
La semana pasada, también fueron asesinados los comunicadores Rogelio Barragán y Edgar Nava López. Este último también se desempeñaba como director de Reglamentos del Ayuntamiento de Zihuatanejo, Guerrero.