La otra cara de la frontera: un "sube y baja" entre México y EEUU unió a las familias

En medio de la crisis migratoria que afronta Norteamérica, niños migrantes y estadounidenses jugaron en un balancín colocado en el muro fronterizo

Guardar
El arquitecto Ronald Rael instaló
El arquitecto Ronald Rael instaló sube y bajas en la frontera entre México y Estados Unidos para mostrar el balance natural que hay entre ambas naciones (Foto: Facebook Ronald Rael)

La frontera entre México y Estados Unidos puede ser un lugar peligroso plagado de contrabandistas, secuestradores y traficantes de personas. Pero, según el arquitecto, Ronald Rael, también es un espacio divertido.

Para mostrar dicha descripción, Rael instaló tres sube y baja en al área entre  Nuevo México (EEUU)  y Ciudad Juárez, Chihuahua (México).

Los "balancines" de color rosa brillante, son parte de un proyecto del colectivo estadounidense Chopeke, que pretende mostrar el balance natural que hay entre las familias mexicanas y del país vecino.

"Usar un sube y baja muestra que somos iguales, y podemos estar juntos jugando y divirtiéndonos […] El muro corta éstos vínculos que tenemos", expresó el arquitecto.

Entre la crisis migratoria que actualmente atraviesan ambas naciones, jóvenes, niños y adultos, acudieron el pasado domingo para intentar pasar un mejor rato.

"Mira, lo que sucede en un lugar tiene un impacto en el otro, y eso es lo que exactamente hace un sube y baja", añadió Rael.

(Video: Facebook)

La acción Teeter Totter Wall también estuvo encabezada por su esposa y arquitecta, Virgina San Fatello, quien junto a Rael han trabajado en proyectos sobre el muro fronterizo.

Algunas de las ideas brillantes de los arquitectos involucran una casa que tiene un borde que la atraviesa para enfatizar el hecho de que el paisaje de división corta la vida de las personas.

Los sube y baja son
Los sube y baja son una forma de mostrar que las naciones vecinas están conectadas: lo que le afecta a uno, también al otro (Foto: Facebook Ronald Rael)

Mientras Rael reflexiona sobre las profundas preguntas de cómo unir a las regiones separadas por el gran muro de metal, los últimos dos meses han sido críticos para la migración en Norteamérica.

Los gobiernos de México y EEUU han intentado frenar el paso, principalmente a los centroamericanos, con un abanico de medidas migratorias. Por ello, las detenciones y deportaciones en el suelo azteca han sufrido grandes aumentos.

De acuerdo a las cifras de la Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional de Migración, en junio se registraron 29,153 detenciones de indocumentados, mientras que los deportados y los solicitantes de asilo fueron de 21,912 y 6,825 respectivamente. 

Los arquitectos Ronald Rael y
Los arquitectos Ronald Rael y Virginia San Fatello, quienes desde hace años trabajan en proyectos relacionados al muro fronterizo   (Foto: )

Éstos números contrastan con los de enero de 2019, cuando López Obrador cumplía su primer mes de gobierno. En dicho tiempo, las cifras reportadas fueron de: 8,542 detenciones; 5,594 deportaciones y 3,949 solicitudes de asilo. 

De acuerdo a Gobernación,  la mayoría de los extranjeros presentados ante la autoridad migratoria en México entre enero y mayo de 2019 son provenientes de Honduras, con 35,796 indocumentados. Le sigue Guatemala, con 19,990 y El Salvador con 7,347.

La Guardia Nacional se ha
La Guardia Nacional se ha convertido en un impedimento para que los migrantes sigan con el “sueño americano” (Foto: Cuartoscuro)

Otros países latinoamericanos que cruzan la frontera a México son: Cuba (4,225); Haití (2,046) ; Colombia (275); Venezuela (220); entre otros.

Del continente africano se encuentran Camerún, con 1, 023; República Democrática del Congo, con 1,033 y Angola, con 240. 

Pese al aumento de deportaciones, los albergues de Reynosa, Tamaulipas, han sido abarrotados hasta un 450 por ciento de su capacidad normal. 

En los cuartos, pasillos, patios, los indocumentados han tenido que instalarse para resguardarse de las inclemencias del clima y las amenazas del crimen organizado.

Los asilos que tienen capacidad para atender a 400 personas, llegan a asentarse hasta  1,800 que duermen en carpas, casas de campaña, con lluvias y temperaturas de hasta 38 grados.

Ante dicha situación y en actos desesperados, algunos de  ellos han decidido arriesgarse a cruzar ilegalmente a Estados Unidos por el Río Bravo con el peligro de ser detenidos, deportados o incluso perder la vida.

Guardar