La última fuga del Joaquín "El Chapo" Guzmán de la cárcel del Altiplano en 2015 dio la vuelta al mundo. Fue la segunda vez que el narcotraficante escapó de las manos del gobierno mexicano, antes de su última captura que concluyó en una condena de cadena perpetua que cumplirá en la cárcel de máxima seguridad ADX Florence en Estados Unidos.
Pero antes de sus huidas hubieron otros dos prisioneros que lograron salir de cárceles mexicanas de formas inauditas. Lo que puso en evidencia a las faltas de seguridad del sistema penitenciario del país.
Una de las fugas más memorables fue la del narcotraficante estadounidense David Kaplan. El criminal fue encerrado en el penal de Santa Martha Acatitla acusado de haber asesinado en la Ciudad de México a Luis Melchor Vidal Jr, un traficante de drogas socio del norteamericano. Kaplan se dedicaba al tráfico de armas y era agente encubierto de la CIA.
Vista de los túneles por donde Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", líder del cártel de Sinaloa, logró escaparse del Penal del Altiplano (FOTO: ESPECIAL /CUARTOSCURO.COM)
Fue capturado en 1963 y sentenciado a 30 años de prisión. Primero estuvo encarcelado en Lecumberri y después lo trasladaron a la penitenciaría de la que escapó.
Intentó huir por lo menos tres veces antes del plan que resultó efectivo. Primero fingió estar enfermo de apendicitis para que las autoridades lo llevaran al servicio médico, en donde él intentaría salir. Trató convencer al chófer de la ambulancia que lo trasladaría de que lo dejara escapar, pero las autoridades se dieron cuenta de su plan y despidieron al conductor.
En una segunda ocasión intentó aplicar el mismo método que décadas después utilizara Joaquín Guzmán Loera. Con ayuda de su hermana, Judy Kaplan, que se encontraba en el exterior, comenzó a cavar un túnel que lo conectara con las afueras de la prisión. Sin embargo, el clan se encontró con obstáculos en el subterráneo que impidieron continuar su plan.
Una última ocasión fallida lo intentó con su compañero de celda Carlos Antonio Contreras Castro, narcotraficante venezolano. Intentaron camuflarse en un carro con ropa sucia que los llevaría a la lavandería y después al exterior, pero fueron atrapados.
Poco tiempo después uno de los planes de David Kaplan funcionó. Fue de la manera más evidente y jamás imaginada como salió de la prisión de Santa Martha.
El 18 de agosto de 1971 los reos del penal veían la proyección de una película cuando Kaplan y su compañero Antonio Contreras aprovecharon el entretenimiento de todos, para salir al patio. Esta acción no debió presentar mayor peligro, pues se encontraba dentro de las instalaciones del penal, pero a las seis de la tarde sucedió lo inimaginable: un helicóptero aterrizó dentro de la cárcel.
En sólo diez segundos, ante los ojos del equipo de seguridad del penal, los dos delincuentes desaparecieron en el aire. La fuga fue tan rápida que los policías ni siquiera tuvieron tiempo de disparar. Quedaron absortos por lo que sucedía ante sus ojos.
Los reos fueron llevados a Hidalgo, en donde cada uno abordó avionetas diferentes. A Kaplan lo llevaron a Texas, mientras que a Contreras a sudamérica. Cuando el caso se conoció en las noticias fue llamado "La fuga del siglo".
Después de su huida vino otra emblemática sólo cuatro años después, pero en esta ocasión desde la cárcel de Lecumberri. El escape de Alberto Sicilia Falcón, narcotraficante cubano-norteamericano es uno de los antecedentes más conocidos sobre las fugas a través de túneles.
Era un criminal que se dedicó al narcotráfico en Tijuana, México, después de haber comenzado con sus actividades delictivas en Miami, Estados Unidos, en donde hizo contactos con autoridades estadounidenses quienes lo ayudaron en sus crímenes. Sus operaciones crecieron y avanzaron al centro y sur del país.
En 1975 fue capturado en una de sus lujosas casas en colonia Pedregal en la Ciudad de México. Después de un largo tiempo de presiones, el delincuente por fin confesó las actividades ilícitas que realizaba y su conección con la CIA.
Un año después de haber sido encarcelado salió del penal por un túnel de 80 centímetros de ancho y 40 metros de largo que lo condujo a una casa en la Tercera Cerrada de San Antonio Tomatlán, que fue comprada un año antes. Las autoridades encontraron en el lugar sierras, tanques de acetileno, colchones, oxígeno y planos del penal.
Este último hallazgo fue el que llevó a pensar a la opinión pública que la huida se realizó con ayuda de trabajadores del sistema penitenciario mexicano. El escándalo fue tal que se clausuró la cárcel y después se convirtió en el Archivo General de la Nación.
Un año después el gobierno mexicano informó la recaptura del narcotraficante y fue llevado a la cárcel de máxima seguridad La Palma en Almoloya. Salió en libertad en 1999 y desde entonces no se han tenido noticias de él.