El presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó hablar de la entrevista que el ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa le concedió al semanario Proceso, en donde reveló que el conflicto de interés que existe en el gobierno de la Cuarta Transformación es el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, además de que admitió sus diferencias con el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett.
A su salida del hotel en donde se hospedó en Uruapan, Michoacán, López Obrador dijo que mañana lunes, durante la conferencia en Palacio Nacional, hablará sobre "política o de politiquería", porque lo que más le preocupa y ocupa es el país.
"No la he leído, no he tenido tiempo porque imagínese, estamos levantando no solo el sistema médico que estaba por los suelos, estamos levantando al país porque imperaba y reinaba la corrupción, eso es lo que más nos preocupa y ocupa… Ya mañana hablamos de los otros temas, de la política o de la politiquería", aseguró.
Este domingo, Andrés Manuel López Obrador visita los hospitales rurales de Buenavista Tomatlán y Coalcoman en Michoacán, para exponer la situación que prevalece en el sistema nacional de salud y las acciones que se emprenderán en su gobierno para renovar la infraestructura, fortalecer la atención médica y el abasto de medicamentos.
La polémica entrevista
Este fin de semana, Carlos Urzúa rompió el silencio tras su renuncia al gabinete de Andrés Manuel López Obrador. El hasta hace unos días secretario de Hacienda culpó a la relación tan cercana entre el presidente de México y el empresario Alfonso Romo de su salida.
El pasado martes anunció que se hacía a un lado de la secretaría de Hacienda y Crédito Público y recién le contó a la revista Proceso que Romo, jefe de Oficina de la Presidencia y hombre de confianza de AMLO, fue un obstáculo y una de las principales razones de su salida.
"Ideológicamente, Romo es un hombre de extrema derecha. Y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. ¿Cómo un hombre así, que llegó a admirar a Augusto Pinochet y a Marcial Maciel, acabó no solo siendo amigo de López Obrador sino incluso siendo el jefe de la Oficina de la Presidencia?", reflexionó Urzúa.
"Es precisamente a él (Romo Garza) a quien aludo en mi carta de renuncia. Un conflicto de interés existe cuando una actividad personal o de negocios de un servidor público podría eventualmente interferir con el ejercicio de sus funciones", agregó.
"En la jefatura de la Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta de primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector", insistió.
Pero Carlos Urzúa añadió que otro de los motivos de su renuncia fue Manuel Bartlett. Reconoció que mucho tuvo que ver sus diferencias con el director de la Comisión Federal de Electricidad, quien tiene la intención de incumplir el contrato por el cual se construyó el gasoducto submarino Sistema Sur Texas-Tuxpan.
"Pasó algo de lo que no quiero hablar porque involucra a mucha gente. Puedo referir, sin embargo, cuál fue una de las gotas que casi derramó el vaso. Un alto funcionario y yo fuimos a comentarle al presidente hace unos días que lo que está haciendo la CFE no es en beneficio de México", reveló.
Mencionó a las empresas Transcanada y Sempra, esta última tiene en su consejo a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, y con quien Urzúa veía problemas porque Bartlett no quería cumplir un contrato ya firmado con ambas compañías, lo que además podría dejar eventualmente sin gas a millones de mexicanos en la Península de Yucatán.
"Me dijo que yo era un neoliberal. Para López Obrador, cualquiera que lo critique lo es. También me aseguró que Bartlett es un gran abogado y que cómo me atrevía a cuestionarlo", señaló Urzúa.