El penal de Topo Chico, ubicado en la ciudad de Monterrey, es conocido por los múltiples motines que han ocurrido dentro de sus instalaciones. El altercado que le llevó a ser conocido a nivel mundial ocurrió en febrero de 2016, cuando una facción del cártel de Los Zetas y el cártel del Golfo que se disputaban la prisión se enfrentaron con garrotes, piedras, botellas, puñales y cualquier otra cosa que encontraron.
En aquella ocasión murieron 49 internos; cuando las autoridades finalmente lograron controlar la situación, encontraron reos linchados y cinco de ellos habían muerto calcinados en un incendio que habían iniciado con los colchones de las celdas. Fue el motín más sangriento en la historia de México.
Lo que ocurrió en aquel día fue un claro ejemplo de lo que vive México con los cárteles de la droga. Grupos rivales del crimen organizado que luchan por el control de la plaza, en este caso de una prisión.
En el Centro Preventivo y de Reinserción Social las riñas entre los reclusos, los motines, las extorsiones a familiares de los reos y el cobro de piso entre los internos es habitual. Testimonios proporcionados a El País en 2016 dieron cuenta de los miles de dólares que los líderes del reclusorio cobraban a los nuevos detenidos, a quienes amenazaban de muerte a fin de que pagaran su "cuota de ingreso". A ello se suman las denuncias sobre cuotas mensuales por el derecho a tener agua y alimentos dentro del penal.
De manera constante se busca trasladar del penal a los presos más peligrosos, principalmente a los que tienen delitos del fuero federal. Y es que además de los delincuentes de alta peligrosidad que alberga, su sobrepoblación lo ha convertido en una prisión prácticamente ingobernable.
En marzo de este año el estado hizo un operativo en el que, de manera simultanea, trasladó a cientos de reclusos de cuatro de sus prisiones a centros de Morelos y Coahuila. Dentro de esas penitenciarías se encontraba el de Topo Chico.
El objetivo del operativo era terminar con el control de la delincuencia organizada dentro de las cárceles de Nuevo León y también con el problema de sobreplobación. Sin embargo, a escasas horas del traslado, los reos se pelearon por establecer el control entre ellos; como resultado, hubo un muerto y 19 heridos.
Tras sus muros se han desencadenado algunos de los suceso más violentos de las prisiones mexicanas. A inicios de 2011 se dio a conocer el caso de "La Pelirroja", miembro de una banda de secuestradores que luego de ser sacada del penal de Topo Chico para un chequeo médico, fue capturada por un comando y terminó colgada de un puente peatonal.
En el mismo periodo fue asesinado dentro de la prisión Gabriel Ayala Romero, conocido como el zar de la piratería. Murió de 20 puñaladas.
En octubre de 2012 se descubrió un túnel en el interior del penal. La excavación tenía 17 metros de largo, 1.5 metros de profundidad y 1.3 de ancho; medidas suficientes como para que una persona pudiera moverse libremente por su interior.
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Ante la realidad de un penal ingobernable, las autoridades de Nuevo León anunció el cierre del penal como parte de un plan de reestructuración de seguridad. Con más de 80 años funcionando, se estima que sea clausurado en 2020. Jaime Rodríguez Calderón, gobernador del estado, aseguró este jueves que para octubre de este año cerrarán por completo el penal. Dijo además que en su lugar abrirán un parque para el esparcimiento de las familias.
"En octubre definitivamente cerramos el penal de Topo Chico, ya no habrá más penal ahí porque estamos construyendo uno nuevo (….) será un penal de primer mundo", dijo.
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Al final, aseguró que el terreno del penal se usará para un gran parque "para que los niños vayan y jueguen, y las familias disfruten de ese lugar que nos ha causado muchos problemas".