Uno de los episodios inolvidables de las noches de Ciudad de México quedó marcado en la historia, y cada que se celebra el orgullo LGBTTTI en el mundo, es inevitable recordar lo que vivió un grupo de homosexuales con la policía en el año 1901.
Ocurrió la madrugada del domingo 18 de noviembre, cuando un grupo de hombres, 22 vestidos con ropa masculina, y el resto con vestidos y accesorios de mujer, fueron confrontados por elementos de la policía, en un evento que se conoce hasta nuestros días como "El Baile de los 41".
La anécdota quedó plasmada en un texto llamado "Los cuarenta y uno: novela crítico social", bajo la autoría del seudónimo Eduardo A. Castrejón en 1906.
113 años después, en México se puede leer el texto gracias a que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lo reeditó con la participación de Carlos Monsiváis en el prólogo, y con investigaciones de Robert McKee Irwin, un académico especialista en Literatura Comparada, estudios de la cultura mexicana y latinoamericana, y estudios de género y sexualidad.
"Lo más significativo de la redada de los 41 es, reiteradamente, la detención arbitraria de un grupo que se divierte una noche de sábado. (…) No se conciben siquiera los derechos civiles y humanos de los 'pervertidos', y 'el mal ejemplo' es delito suficiente", escribió Monsiváis para la obra.
El mito detrás de los 41
El grupo de hombres pertenecientes al entonces invisible colectivo de la diversidad sexual se reunió en la casa marcada con el número 4, en la calle de la Paz (hoy Ezequiel Montes) en la colonia Tabacalera.
Medios de la época, como El Hijo del Ahuizote llamaron a los asistentes de la fiesta "la aristrocracia de Sodoma", mientras que El Popular hizo referencia a que todos los hombres eran "pollos gordos, algunos riquillos que la portan; criados en paños azules", sin que nunca se supiera su identidad.
Pero al escándalo se le sumó una incógnita que hasta la fecha resuena como un mito: que entre los detenidos –y los vestidos de mujer– estaba Ignacio de la Torre, yerno del presidente Porfirio Díaz, casado con Amada Díaz, su hija mayor y la más consentida.
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Según una crónica del escritor Carlos Monsiváis publicada en la revista Letras Libres, aunque los reportes de la prensa insistían en que los detenidos eran 42 hombres, al paso de los días la cifra se ajustó a 41… "y eso aviva el rumor (leyenda) ("verdad histórica"): el que desaparece de la lista, compra su libertad a precio de oro y huye por las azoteas, es don Ignacio de la Torre, casado con la hija de Porfirio Díaz. Más que ningún otro hecho, lo que distingue a la redada es la presencia, certificada por el chisme masivo, del Primer Yerno de la Nación".
El general Porfirio Díaz debió intentar por todos los medios –que eran todos a su alcance en calidad de presidente, militar y dictador– acallar el escándalo. Pero no pudo y los chismes llegaron hasta oídos de Amada, la hija del dictador casada con Ignacio de la Torre.
Hay quienes aseguran que en su diario escribió: "Un día mi padre me mandó llamar al despacho en su casa. Me quería informar que Nacho había sido capturado por la policía en una fiesta donde todos eran hombres, pero muchos estaban vestidos de mujer. Ignacio –me dijo mi padre– fue dejado libre para impedir un escándalo social, pero quise prevenirte porque tienes derecho a saber del comportamiento con la persona con que vives".
El libro "Los cuarenta y uno: novela crítico social" contiene todo el rechazo de la época a la homosexualidad y el travestismo, pero es profuso en los detalles al describir desde los preparativos de la fiesta hasta el momento de la deportación a Yucatán.
Solo 19 de los 41 fueron enviados a Yucatán a pagar con trabajos forzados su 'crimen'. Según Monsiváis, el número de "expulsados" a la cárcel de Belén es una muestra de que que 22 o 23 víctimas de la redada compraron su libertad, "sin temor de calumniar la honradez proverbial del aparato de justicia en el México de 1901".
Sobre "El Baile de los 41" existe también una producción audiovisual escrita y dirigida por Luis Chapital, producida por TV UNAM y protagonizada por el actor Ricardo Kleinbaum.
Este año, el número 41 coincidió con el mismo número de años en los que se ha realizado la Marcha del orgullo LGBTTTI en Ciudad de México, por lo que el cartel publicitario era una remembranza de las ilustraciones del baile de 1901 que escandalizó a México y comprometió a la familia del entonces presidente Porfirio Díaz.