José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, ese era el nombre completo de quien fuera presidente de México en siete ocasiones. El gobierno del militar oaxaqueño se prolongó por más de 30 años y marcó tanto la historia del país que incluso hay un periodo que lleva su nombre.
Su régimen estuvo marcado por logros económicos sin precedentes así como por una política sumamente severa. Como cualquier mandatario, fue un hombre amado por unos y odiado por otros. Fue el segundo grupo el que ganó ese capítulo nacional, llevando a la Revolución Mexicana, encabezada por Francisco I. Madero, y obligando a Díaz a dimitir y a huir del país.
Tras su escape de México, el ex presidente y su familia arribaron a Francia, donde murió el 2 de julio de 1915, a los 84 años. Este martes se cumplen 104 años de la muerte de este polémico personaje; y aunque de su vida se sabe casi todo, hay un tema poco discutido: su trágica vida familiar.
Su infancia estuvo marcada por la tragedia, pues Porfirio Díaz se quedó huérfano a los 3 años de edad debido a que su padre murió víctima de la epidemia del cólera.
En 1867 se casó con su sobrina de 22 años de edad, Delfina Ortega, quien había sido fruto de una relación extramatrimonial.
Díaz, 15 años mayor que la joven, se enamoró de ella de inmediato tras una visita que hizo a su familia; se casaron el 15 de mayo y tuvieron 8 hijos, aunque sólo dos llegaron a la edad adulta.
La primogénita de Diaz, sin embargo, no fue con su sobrina, sino con una mujer originaria de Huamuxtitlán, Guerrero, llamada Rafaela Quiñones, a quien conoció durante sus años en la guerra . De su relación nació Amanda Diaz Quiñones, quien a los pocos años de vivir con su madre se mudó con Porfirio y Delfina.
De esta primera hija se sabe que se casó con un joven acaudalado de nombre Ignacio de la Torre y Mier. Desde su compromiso, los rumores decían que el hombre era homosexual, aunque nunca se comprobó. Luego, cuando Díaz huyó de México, la joven pareja se quedó en la Ciudad de México, marcando su declive.
El esposo de Amanda fue arrestado por Venustiano Carranza, acusado de haber colaborado en el asesinato de Madero. Luego fue prisionero de Emiliano Zapata y perdió toda su fortuna; y aunque pudo huir a Estados Unidos, Amanda pasó el resto de sus días endeudada, hasta su muerte en 1962.
De los primeros tres hijos entre Porfirio Díaz y su sobrina se sabe que ninguno vivió más de dos años. Sus nombres eran Porfirio Germán, Camilo y Laura Delfina; y nacieron en 1868, 1869 y 1871, respectivamente.
Marcados por la tragedia, la pareja volvió a quedar embarazada hasta 1873, cuando nació Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega. Fue el primero en llegar a la edad adulta y desde muy pequeño, vivió con la familia del general Luis Mier y Terán en Veracruz.
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A sus 22 años se graduó como ingeniero militar y fue enviado a Londres por su padre, donde conoció al vizconde de Cowdray; juntos realizaron el proyecto del desagüe de la Ciudad de México. En 1897 volvió a México, se caso y tuvo siete hijos. Fue el único hijo varón que no tuvo un final trágico.
Dos años después del nacimiento de Deodato, nació Luz Aurora Díaz Ortega, quien a los 24 años se casó con Francisco Rincón Gallardo, de la familia de los Marqueses de Guadalupe. Ella fue la única hija longeva que tuvo el matrimonio, pues murió a los 90 años de edad.
En 1878 nació Camilo, quien sólo vivió un día. Su terrible muerte fue similar a la de su hermana Victoria Francisca, quien vivió sólo un par de horas después de su nacimiento en 1880. Tras éste último parto, Delfina quedó severamente afectada de su salud y falleció seis días después.
Un año después de la muerte de su primera esposa, el presidente se casó por segunda vez. Ella era Carmen Romero Rubio Castelló, hija de una familia de clase alta. La pareja se conoció al poco tiempo de la muerte de Delfina, en la embajada de Estados Unidos.
La joven tenía escasos 17 años cuando fue desposada. Y aunque nunca tuvo hijos, cuidó de todos los hijos de Porfirio como si fueran suyos. En el momento de su matrimonio, Díaz no era presidente, pero pronto volvió a serlo y Carmen desempeñó el papel de Primera Dama por tres décadas, desde 1884 hasta 1910, cuando empezó la revolución.
Se exilió junto a su esposo en Francia, sin embargo, en 1931, 15 años después de la muerte del general, decidió volver a México hasta su muerte en 1944.
Los hijos ilegítimos de Díaz
Además de esta larga lista de hijos, el historiador Carlos Tello Díaz descubrió hace un par de años que el mandatario también procreó un hijo con una empleada de Palacio Nacional en mayo de 1880. Su nombre era Federico Ramos y su madre fue Francisca Ramírez, originaria de Oaxaca y quien en ese momento tenía 35 años de edad.
Ramos nació el 1 de febrero de 1881 en la Ciudad de México; su madre era un mujer del pueblo y de él jamás se su supo nada. Los historiadores concuerdan, sin embargo, que contrajo matrimonio a los 28 años de edad y que estudió ingeniería.
A pesar de este hijo fuera del matrimonio, Porfirio Díaz no es visto como un donjuán. A diferencia de sus compañeros de armas, se presume que fue un hombre austero en sus relaciones con las mujeres. No fue famoso por tener muchas amantes, y a pesar de ser el hombre más poderoso de México en su época, sólo contrajo matrimonio en dos ocasiones.
A la fecha se calcula que hay alrededor de 16o tataranietos del ex mandatario. Entre ellos destaca Ignacio Díaz Pizarro, quien es médico egresado de la Universidad Anáhuac. También aparece Margarita Sánchez Gavito Díaz, ex diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Mientras sus descendientes lo recuerdan en México e incluso realizan misas para conmemorar su muerte, los restos de este ilustre personaje siguen enterrados en París, lejos del caótico país que lo vio nacer y que gobernó por más de 30 años.