Los mayas hicieron asombrosas predicciones astronómicas hace más de mil años, en el período clásico en Mesoamérica. Sin el apoyo de instrumentos de medición mecánicos, pero con un avanzado uso de las matemáticas, la civilización norteamericana sigue maravillando al mundo.
El mundo maya desarrolló su propio calendario, lo que le brindó una gran precisión de ciclos lunares, solares, eclipses y los movimientos de los astros. Llegaron a tener mejor precisión que los cálculos del Viejo Mundo.
La observación y el registro fueron claves en el avance astronómico maya.
Era tal su precisión que ya tenían registro de los planetas (hasta Júpiter) y siendo similares con las civilizaciones, los mayas también le pusieron nombre a los dioses que se atendían y procuraban con el fin de tener una vida próspera y agradable.
De igual forma, el estudio de la astronomía para los mayas no tenía como fin primario comprender el movimiento de la Tierra alrededor del Sol, lo usaban para la adivinación.
Se utilizaba por el sacerdocio para comprender los ciclos de tiempos pasados y proyectarlos hacia el futuro para poder hacer profecías: refinaron sus observaciones y registraron los eclipses del Sol y la Luna.
Las ilustraciones de los códices muestran que el método realizado para observar fue muy básico, utilizando palillos cruzados como dispositivos de observación.
De acuerdo con los registros, se reveló que en el momento que tuvieron contacto con los europeos los mayas ya tenían una tabla de eclipses, calendarios y un conocimiento astronómico que era más preciso que el conocimiento comparable.
Eclipses: la amenaza que podría traer desastre al mundo
Los eclipses Sol y Luna eran considerados amenazantes. En el códice Dresde incluye la mención de un eclipse solar, representado como una serpiente que devora el k´in , el glifo de día.
Los eclipses eran interpretados como si el Sol o la Luna fuesen mordidas, motivo por el cual se registraron tablas lunares con el propósito de predecirlos y realizar ceremonias apropiadas para evitar algún desastre.
La desaparición del Sol y la coloración de la Luna llamaron la atención de esta milenaria civilización. Esto significaba que, para los mayas, los eclipses eran días de penumbra y zozobra, ya que se pensaba que la Luna se devoraba al Sol.
"Pensaban que podía terminar el mundo, podía terminar la vida y ellos al ver un eclipse solar o un eclipse lunar pensaba que Venus estaba mordiendo a ese rastro", reveló Antonio Benavides Castillo, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Campeche.
El dios Sol para los mayas se llamaba Kinich Abu, era conocido como el dador de la vida, un reflejo de orden cósmico estable. Al producirse eclipses solares, al opacar al astro rey rompían con este orden y regularidad, por lo que eran considerados un mal augurio.
"Decían que había un conflicto y al haber un conflicto la Luna mordía al Sol, pero había épocas en que el Sol mordía a la Luna y por eso llamaban ellos para el Sol el Chi´ibal K´iin y para la Luna el Chi´ibal uj", mencionó Nehemías Chi Canche, investigador de la cultura maya.
Para Antonio Benavides Castillo, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la relación con lo divino propició el interés en los fenómenos astronómicos.
"Los mayas todo lo relacionaban con sus dioses y en ese sentido un eclipse era algo, era un presagio negativo y en esto asocian por ejemplo la sequía o a esto asocian por ejemplo una guerra o asocian la mortandad o asocian la muerte del maíz", dijo el especialista destacado en Campeche.
En torno a los eclipses se realizaban ceremonias y danzas con fines muy puntales. Montaban danzas con la creencia de que el ruido ahuyentaba el conflicto entre el Sol y la Luna.
Chilam Balam y su versión de los eclipses
Esta serie de libros relatan hechos y circunstancias históricas de la civilización maya, fueron escritos por personajes anónimos durante los siglos XVI y XVII en la península de Yucatán.
Estos libros fueron redactados después de la conquista española, ya que al momento de la colonia fueron destruidos, parte de los vestigios de la religión maya, por los misioneros católicos españoles, al considerar que esos vestigios eran influencias paganas y nocivas para la catequización de los mayas.
Según un artículo de Marta Ilía Najera Coronado, que se titula "El temor a los eclipses entre comunidades mayas contemporáneas", los sacerdotes que escribieron estos libros ya fueron influenciados por el saber de los españoles, quienes explican el origen de un eclipse.
"A los hombres les parece que a sus lados está ese medio círculo en que se retrata cómo es mordido el sol. He aquí que es el que está en medio. Lo que lo muerde, es que se empareja con la luna, que camina atraída por él, antes de morderlo.
Llega por su camino al norte, grande y entonces se hace uno y ser muerden el sol y la luna, antes de llegar al "tronco del sol". Se explican para que sepan los hombres mayas qué es lo que le sucede al sol y a la luna: eclipse de luna, no es que seas mordida. Se interpone con el Sol, a un lado de la Tierra.
Eclipse de Sol. No es que sea mordido, se interpone la Luna, a un lado de la Tierra. Esto es señal que da Dios de que se igualan; pero no se muerden" (Medíz Bolio, 1986:66-67).
De acuerdo con la referencia que se hacía al Sol, se expresaba en una profecía del Katun 11 ahau:
"Y fue mordido el rostro del Sol. Y se oscureció y se apagó su rostro. Y entonces se espantaron arriba ´¿Se ha quemado!, ¡Ha muerto nuestro dios!´, decían sus sacerdotes. Y empezaban a pensar en hacer una pintura de la figura del Sol, cuando tembló la tierra y vieron la Luna.
Y entonces vinieron los dioses Escarabajos, los deshonestos, los que metieron el pecado entre nosotros, los que eran el lodo y la tierra (Medíz Bolio, 1986:49).
Lo que se pensaba si se exponía uno a un eclipse
Se decía que aquellos seres que durante esos momentos "precisan de la mayor cantidad de energía, de calor para sobrevivir y dar vida a un semejante, son los que están más amenazados y necesitan de mayor protección, es decir, las embarazadas". Señala el artículo de la UNAM.
"La mujer no debe exponerse a los eclipses, en especial a los de Luna, porque son los que más la afectan, dado que es el astro vinculado directamente con la fecundidad; durante los eclipses la Luna pierde parcialmente sus poderes, o tal vez generan una energía diferente, negativa".
"Es peligros, tanto que salga durante el eclipse, la Luna pierde parcialmente sus poderes, o tal vez genera una energía diferente, negativa. Es peligros, tanto que salga durante el eclipse y que su luz caiga sobre ella, como que observe el satélite". Informa el texto.