La marca de ropa Carolina Herrera destapó una ancestral polémica al utilizar diseños y bordados propios de los pueblos originarios de México, al exhibir una vez más la falta de protección legal de su patrimonio cultural inmaterial.
Estos vacíos legales abren la puerta a que su patrimonio inmaterial pueda ser retomado por diseñadores del mundo de la moda. La controversia se reavivó con la carta que el Gobierno de México envió a Carolina Herrera para solicitar una explicación por el uso en su última colección de diseños similares a los de grupos indígenas.
Recientemente, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó al Congreso mexicano impulsar y aprobar una ley que permita proteger el patrimonio cultural inmaterial de los pueblos indígenas.
El organismo advirtió entonces que empresas de ropa y de alimentos han despojado a los indígenas de su patrimonio cultural inmaterial" mediante la apropiación y reproducción indebida, sin autorización y sin consentimiento de diseños, patrones, pinturas y dibujos que forman parte de sus costumbres.
La CNDH señaló que pese a que los estados ya han legislado el reconocimiento y defensa del patrimonio cultural, la situación no está homologada y hay diferencias sobre lo que se debe o no proteger.
La falta de armonización de leyes generales, federales y estatales con los instrumentos internacionales "afecta los derechos de preservación integral, desarrollo, promoción y protección de elementos de cultura e identidad de cada comunidad indígena del país", señaló.
La CNDH sugirió "una reconfiguración de las acciones colectivas dentro del ordenamiento jurídico, para que incluyan la protección del patrimonio" ante las prácticas des empresas que cuentan con medios económicos y hacen uso de la iconografía y del patrimonio cultural.
El Gobierno mexicano confirmó que durante el Foro-Encuentro Internacional La Protección del Patrimonio Cultural como Derecho Colectivo se determinó que los pueblos indígenas serán los titulares del derecho de uso y aprovechamiento de sus elementos culturales.
La secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto, aclaró que esperan una respuesta de la marca y la carta enviada no era una acusación directa, sino que, ante la duda, se determinó preguntar a la marca para conocer el proceso de creación de la colección Resort 2020, de Wes Gordon.
Gordon, director creativo de Carolina Herrera, aseguró en un comunicado que las prendas rinden un homenaje a la "riqueza cultural mexicana" y reconoció el "maravilloso y diverso trabajo artesanal" del país latinoamericano.
Uno de los modelos cuestionados es un vestido blanco largo con vistosos bordados de animales y flores al que Frausto señala que "ese bordado proviene de la comunidad de Tenango de Doria (Hidalgo)".
Otros son unos vestidos por encima de la rodilla con vistosas flores bordadas como las que se hacen en la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Y el tercer caso es el de algunos vestidos con el típico sarape de Saltillo (Coahuila) que los indígenas utilizan para confeccionar prendas de abrigo como ponchos, gabanes o mantas.
Pero el de Carolina Herrera no es el único caso que el Gobierno mexicano ha considerado un plagio. Zara, Mango, Isabel Marant, Louis Vuitton y Michael Kors, Santa Marguerite o Etoile han sido algunas de las firmas que han recibido anteriormente una llamada de atención desde México, que desde el pasado mes de noviembre trabaja en una ley que salvaguarde la cultura indígena.
Con información de Efe