En la nueva colección de Carolina Herrera resaltan las vivaces y coloridas líneas características del sarape de Saltillo. Se trata de un trabajo del diseñador creativo Wes Gordon. Y aunque él dice que está inspirada en la "alegría de vivir" de América Latina, el gobierno de México ha acusado a la casa de modas por apropiación cultural.
El lunes, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, envío una carta de reclamación dirigida tanto a Gordon como a Herrera en la que asegura que los patrones utilizados para su nueva colección "Resort 2020" son parte de la comsmovisión de pueblos de regiones puntuales de México.
De acuerdo con el diario El País, el cual tuvo acceso al documento, la petición del gobierno hacia la marca es que explique públicamente los fundamentos que llevaron a la firma a utilizar elementos cuyo "origen está plenamente fundamentado".
Además, las autoridades responsables de la cultura en México solicitan a la modista que aclare si las comunidades portadoras de estas vestimentas se verán beneficiadas de las ventas de la colección.
El fenómeno de la apropiación cultural se da cuando una cultura dominante se apropia de los códigos estéticos de una cultura dominada por los cuales ha sido oprimida a lo largo de la historia. Esto con fines comerciales excluyendo a la comunidad que lo creó originalmente.
Aunque puede ser un tema espinoso, es importante no confundir el intercambio cultural con la apropiación. El primero es inevitable y ocurre de manera orgánica entre culturas que conviven entre sí, mientras que el segundo sucede entre culturas con relaciones asimétricas.
De acuerdo con la antropóloga social consultada por AJ Plus, María del Carmen Castillo, las marcas ignoran el simbolismo de aquello que están copiando. "Se están apropiando a medias, porque ni siquiera saben qué significa y ese es el gran descontento".
La prenda representativa en este caso es el sarape de Saltillo, Coahuila, el cual está plasmado en un par de vestidos de la casa de modas y forma parte de la historia mexicana, pues se le puede encontrar en pasajes como la fundación del norte del país.
Otras prendas implicadas en este asunto son un vestido blanco con bordados de animales de colores brillantes y flores, el cual proviene de la comunidad de Tenango de Doria, Hidalgo, según la secretaria, así como otro par de vestimentas con bordados florales sobre tela oscura los cuales provienen de la región del itsmo de Tehuantepec, en Oaxaca.
Ésta no es la primera ocasión en que los diseños de comunidades indígenas son utilizados para colecciones de moda. En 2015, la francesa Isabel Marant usó los diseños del huipil originario de Santa María Tlahuiltotepec, el cual portan las mujeres mixes de ese poblado de la zona serrana de Oaxaca.
Ante este panorama de apropiación sin preocupación, Morena presentó en noviembre un proyecto de ley para salvaguardar los conocimientos, cultura e identidad de los pueblos indígenas y afromexicanos.
Se trata de una legislación que busca impedir que los diseñadores utilicen este tipo de ilustraciones sin el consentimiento de los pueblos. "Estos diseños son imágenes de su cosmovisión. Las comunidades piden respeto, no piden dinero. Quieren que los diseñadores se acerquen a ellos y pidan permiso", explicó a El País la senadora Susana Harp, presidenta de la comisión de Cultura.
Sobre el tema, la diseñadora mexicana Carla Fernández explica en entrevista para la Revista Código que gracias al acercamiento con las culturas indígenas "podemos hacer resistencia a la imposición de estándares extranjeros de consumo y de belleza".