La jefa del gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, explicó este lunes que la capital no contaba con un protocolo o programa de contingencia contra las partículas PM2.5 que contaminan desde el viernes el aire de la megalópolis. Pero, ¿qué son estas partículas, y por qué el gobierno no tenía un plan de actuación?
La materia particulada 2.5, o PM 2.5 por sus siglas en inglés, son partículas muy pequeñas que se encuentran suspendidas en el aire, de un diámetro de 2.5 micrómetros. Esto es, un grosor inferior al de un cabello humano, por lo que también se las conoce como partículas finas, explica la agencia de gobierno estadounidense California Office of Environment Health Hazard (OEHHA).
Efectos nocivos en la salud por su pequeño tamaño
Al ser tan diminutas, las PM 2.5 se desplazan con gran facilidad hacia los pulmones cuando los ciudadanos inhalan el aire de la ciudad. Esto provoca efectos nocivos y enfermedades cardíacas y pulmonares que preocupan en la actualidad a expertos, activistas y políticos de la Ciudad de México.
"Los niños, las personas mayores de 65 años, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades del corazón o pulmonares (incluyendo asma) son más sensibles a los efectos de respirar estas partículas. Los síntomas pueden incluir sibilancias -silbido agudo al pasar el aire por los conductos respiratorios-, opresión en el pecho y dificultad para respirar", indica la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EEUU en su sitio web.
Además, niveles altos de PM 2.5 producen también irritación en los ojos, en la nariz y en la garganta; tos, opresión en el pecho y dificultad para respirar; función pulmonar reducida; ataques de asma; ataques al corazón y muerte prematura en personas con enfermedades cardíacas y pulmonares.
Según la EPA de EEUU, estas partículas sólo pueden ser vistas con un microscopio electrónico, y se originan por todo tipo de procesos de combustión, "incluyendo los motores de los vehículos, plantas de energía, quemas de madera, incendios forestales, quema agrícola y algunos procesos industriales".
La veintena de incendios que se produjo el fin de semana en Ciudad de México, y los 23 incendios que asolaron la capital este lunes, aumentaron el nivel de las partículas PM2.5 suspendidas en el aire, contaminando el ambiente y alcanzando niveles que rebasaron el límite de 151 puntos.
Según los valores de la EPA, un índice de 155 puntos como el que se registró en la tarde del lunes en Ciudad de México, se considera "Very Unhealthy", o "Muy poco saludable". A pesar de esto, el gobierno capitalino no activó ayer la contingencia ambiental.
De acuerdo a los últimos reportes, hoy los índices de PM2.5 en el aire alcanzan los 160 puntos en Nezahualcóyotl y los 152 en Iztapalapa.
Hasta hace pocas horas, el ejecutivo encabezado por Claudia Sheinbaum no activó el plan de contingencia porque no contaba con un programa definido.
¿Por qué la CDMX no contaba con un plan de contingencia?
"No hay un programa de contingencia ambiental establecido claramente para partículas 2.5. Históricamente sólo hay contingencia ambiental para las partículas PM10, es decir, las menores a 10 micrómetros, pero no para las partículas más finas", reconoció el lunes la jefa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum.
El hecho de que la Ciudad de México no contara con un protocolo por contaminación de partículas PM2.5 no es sorprendente. Hasta ahora, los países venían utilizando como indicador de la mala calidad del aire la partícula PM10.
"Las PM10 se forman básicamente por medio de procesos mecánicos, como las obras de construcción, la resuspensión del polvo de los caminos y el viento", aclara la Organización Mundial de la Salud. "Mientras, las PM2.5 proceden sobre todo de fuentes de combustión", añade el organismo internacional.
En su "Guía de calidad del aire", la Organización Mundial de la Salud recomienda desde el año 2008 utilizar como indicador de concentración de partículas las PM2.5 en las ciudades, y no las que se venían analizando hasta ahora, las PM10, de 10 micras de diámetro.
El gobierno de la Ciudad de México contaba con un plan de contingencia para las partículas de mayor diámetro, PM10, pero no para las PM2.5, más nocivas para la salud, según han demostrado estudios como el elaborado por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, que demostró una correlación directa entre el aumento de partículas finas en el aire y el incremento de ingresos hospitalarios.