Los ojos del mundo estaban sobre él y no era para menos. Édgar Enrique Hernández tenía apenas cinco años cuando fue señalado como el primer infectado por el virus AH1N1, que generó una pandemia que tan solo en México arrojó cerca de 9,5 millones de casos de contagio y más de 8 mil fallecimientos desde entonces, según cifras del periódico Milenio.
A unos 225 kilómetros de la Ciudad de México, en La Gloria, una comunidad dentro del municipo de Perote, Veracruz, Édgar fue denominado como el niño cero, porque para las autoridades sanitarias del país, en él se incubó este virus que tan solo en La Gloria cobró la vida de dos bebés y un registro de 1.300 personas infectadas de los 4.000 habitantes que tenía en ese momento.
"Nada está claro. Hace unos días las autoridades sanitarias de México aseguraban que el origen del brote se identificó en Oaxaca el 13 de abril. Ahora, las miradas se centran en La Gloria y, en particular, en un pequeño que todavía sigue tosiendo. Su madre, María del Carmen, lamenta que se esté culpando a su hijo y se muestra desconcertada", escribió el 30 de abril de 2009 elmundo.es en su texto titulado ¿El 'paciente cero' de la gripe porcina?
El escándalo fue tal, que miles de personas de todas partes del mundo visitaron La Gloria, ya fuera para ser testigos de este suceso histórico, o por mera curiosidad. Hasta el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán se presentó en la casa de los Hernández para visitar al niño cero, donde confirmó que el menor había dado positivo al virus de la gripe porcina, pero gracias a una mezcla de amoxicilina con paracetamol "Edgar y sus familiares están con sus sistemas inmunológicos intactos".
"Ya después de que se olvidó la emergencia se olvidó todo, se olvidaron de mí", dijo el ahora joven de 15 años al periódico Excelsior, que se dio a la tarea de buscar al menor a 10 años de que fuera noticia mundial. "Vivo mi vida normal, ya no me enfermé. Una gripa normal y ya. Ya no me tumba".
Como era de esperarse, ningún servicio de salud de por vida como se le prometió, le fue entregado, así como tampoco a La Gloria llegó mucho dinero y apoyos internacionales, que en teoría habían mandado. De los recursos provenientes de Japón, China, Argentina, Francia, entre otros países, don Eliseo, papá del menor, sólo sabe que hubo recursos que llegaron a Perote, pero el gobierno municipal no entregó.
"Eso se terminó, dijeran por ahí, después del perro y de la rabia ya se olvidan de todo", dijo el padre de Édgar a ese periódico. "Nomás nos ocuparon para agarrar harto dinero… Sí nos ayudó don Fidel (Herrera) un saludo pa´él que siempre se le recuerda; por él tenemos la carretera. A mucha gente le dio dinero, lo que le pedían los ayudaba. Hizo la iglesia y ayudó a todo el pueblo, hizo una cocina".
Entre finales de marzo y principios de abril de 2009, las autoridades mexicanas informaron del alarmante número de casos de gripe que se registraba en el país. Entonces, pensaban que se trataba de una gripe común y se lanzó una campaña de vacunación para proteger a la población, algo que no sirvió de mucho y solo infundó mayor pánico en la sociedad mexicana, que desconocía por completo esta enfermedad.
A Édgar le hicieron la estatua "El Niño Cero", una figura erigida en su natal La Gloria que representa al ahora adolescente con un sapo en la mano, en alusión al supuesto triunfo ante la epidemia del virus. Pero la gran promesa de edificar una gran clínica ahí tampoco sucedió, como tampoco se convirtió esta localidad en un centro turístico para reactivar la economía local.
La clínica, que sería para la comunidad La Gloria -recuerda el padre de Édgar- fue construida pero en Plan de Arroyos, municipio de Martínez de la Torre. Mientras que de la beca vitalicia para el menor, solo recibió 5.000 pesos, así como el apoyo para poder abrir una tienda de abarrotes y una camioneta tipo pickup.