México es el país miembro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con más adolescentes embarazadas: en 2018, por cada 1.000 mujeres con edades comprendidas entre los 15 y 19 años, se dieron 77 embarazos.
Este dato refleja para el académico Mario Tapia, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, la insuficiencia de las campañas sobre educación sexual, la falta de comunicación familiar y el escaso uso de métodos anticonceptivos por parte de los jóvenes del país.
Al año, 340.000 mujeres menores de 19 años se quedan embarazadas en México, según datos de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes. Se estima que el 15% de los hombres en este rango de edad no utilizó preservativo durante su primera relación sexual, mientras que en el caso de las mujeres, hasta un 33% no utilizó método anticonceptivo.
Mario Tapia explica que la prevención de esta problemática debe convertirse en una prioridad, no solo porque México ocupa el primer lugar de la OCDE y por tratarse de un indicador de desarrollo, sino también porque se trata de una cuestión de salud pública.
Los embarazos en edad temprana se relacionan, desde un punto de vista clínico, con la mortalidad materna por preeclampsia -enfermedad grave de la presión arterial- ; diabetes gestacional; desnutrición; hemorragias uterinas y bajo peso de los bebés.
Además, explica Mario Tapia, a estos riesgos se une la inmadurez emocional de las jóvenes a la hora de afrontar la maternidad y el hecho de que puedan convertirse en víctimas de violencia psicológica o física por parte de sus familiares o su pareja.
Para el académico, la orientación explícita sobre este tema debe proceder del vínculo familiar, pues la educación sexual no es exclusiva de la escuela y los centros de salud. También deben involucrarse las instituciones de tipo social y cultural.
"La familia debe proteger a sus miembros, transmitir la cultura del conocimiento y, sobre todo, la socialización. Es ahí donde estamos fallando" dijo Mario Tapia.
Por otro lado, para reducir la elevada tasa de embarazo adolescente, se debe mejorar la difusión de información sobre salud reproductiva. Los jóvenes son los que menos acuden a los servicios de salud, por lo que es necesario buscar mecanismos que modifiquen esta conducta.
"Una cosa es que mediante folletos, videos o conferencias se informe qué son los órganos sexuales, las características sexuales del hombre y la mujer, cómo se desarrollan, y otra involucrarse en el contexto familiar para saber de la importancia de una vida sexual y reproductiva responsable y saludable. En ese sentido se ejercería una mayor influencia y una mejor utilización de los servicios de salud".
Variables de riesgo
Existen diversas variables que influyen en las cifras de los embarazos adolescentes y que se originan en el ámbito familiar y social.
Factores como la violencia en el entorno familiar fomentan las relaciones sexuales de manera precoz, al tratar la adolescente de establecer redes sociales de apoyo, explica Mario Tapia.
La poca predisposición de los padres para que sus hijos reciban educación sexual, la pobreza, y la ausencia de uno de los padres también son variables que fomentarían un embarazo temprano, según este experto en el estudio médico integral de la familia.
Del mismo modo, en la esfera individual, se advierten factores que potencian esta problemática, como la exposición a la actividad sexual a edades tempranas, conductas impulsivas, consumo de drogas, falta de compromiso o bajas aspiraciones educativas o de vida.