Su historia es similar a la de miles en México; pero a su vez es uno de los pocos que ha logrado salir.
Jesús, quien ha decidido no revelar su verdadero nombre, había perdido cuatro muelas, no tenía color y parecía muerto después de cinco años de consumir cristal y metanfetaminas.
"Me regañaba a mi mismo. Me decía que tenía que dejarlo, que había destruido mi vida y a mi familia", confesó para la BBC Mundo.
Comenzó a drogarse por curiosidad, pero pronto se volvió adicción.
Cuando tenía 28 años, las drogas se convirtieron en una cosa común en Michoacán. Yo quería saber qué se sentía. Era muy placentero fumar", recordó.
Contrario a su vida anterior a los narcóticos, el hombre dijo que nunca había sentido euforia, ni visto de una forma muy clara la vida como cuando probó las mentafetaminas. "Me sentía capaz de hacer muchas cosas, por las sensaciones que sentía correr sobre mí".
"Acepté vender droga para mantener mi vicio"
Cuando la diversión se convirtió en una adicción, nada, ni su familia, le importaba a Jesús, por lo que dejó de trabajar como taxista.
Aunque al principio le alcanzaba para pagar su droga, pronto se fue terminando su dinero, por lo que aceptó vender mentafetamina.
"En ese tiempo, el cartel más fuerte de la región era La Familia Michoacana, y el hombre que me la vendía trabajaba para ellos", dijo.
Entre sus memorias, Jesús dijo recordar que al principio La Familia ayudaba al pueblo, les daba dinero, y los "protegían" de otros grupos criminales, sin embargo "sólo ayudaban jodiendo", dijo.
"Aquellos narcos destruyeron la juventud con las drogas, no sólo haciéndolas consumir, sino también con violencia. Al final todo es muerte", señaló.
En su paso, por el mundo del narcotráfico, el hombre relató haber presenciado varias riñas y balaceras por la disputa de las plazas. "Ya no se distinguía quiénes eran quién. Se puso muy difícil", mencionó.
La muerte: El precio alto de la adicción
En el mundo de las drogas, los enfrentamientos y las muertes son el pan de cada día. "A mí me impactó especialmente el caso de dos amigos cercanos. Ambos pertenecían a La Familia, pero después uno de ellos quiso irse con los contrarios. Cuando los del grupo se dieron cuenta, le pidieron a su amigo que lo matara", dijo.
Aunque al principio el chico se rehusó a hacerlo, éstos lo amenazaron con asesinarlo a él "o lo matas o te matamos a ti", advirtieron.
Segunda oportunidad: "Me mudé a la Ciudad de México para escapar"
Con ayuda de sus hermanos, Jesús logró salir de las drogas. "Me dijeron que antes de que llegara aún más bajo, me iban a meter a un centro de desintoxicación", confesó.
Tras dejar el lugar, decidió viajar a la Ciudad de México, donde se trajo a su esposa e hijos. Ahí, consiguió trabajo como chófer de Uber. "Está es mi oportunidad de recuperarme. Estoy ganando peso y vuelvo a estar contento algunas veces", concluyó.