El 8 de abril de 1914 nació en Sonora María Félix, una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano. Admirada por su belleza, tuvo a sus pies a algunos de los personajes más talentosos de su época; y su actitud altiva le hizo ganarse el apodo de "La Doña".
Llegar a la fama no fue asunto fácil para la joven mexicana; en su camino tuvo que enfrentar los prejuicios de la época y la inexperiencia en el terreno de la actuación.
En entrevista con Infobae México, Eduardo Rodríguez, director de relaciones públicas de la Fundación María Félix, contó que "La Doña" siempre fue una improvisada. Al principio no sabía nada sobre actuación, pero "aprendió, se cultivó, estudió. Nuca estuvo en escuelas de arte dramático ni nada, aprendió al paso de la vida".
Altiva, irreverente y con corazón de hombre
De la misma manera que aprendió a hablar francés fue como se hizo actriz, y de ahí pasó a convertirse en un icono de la Edad de Oro del cine mexicano. Su máximo logró en este sentido, fue que supo conquistar al público.
"Ella misma fue la aportación al cine", explicó Eduardo, "de ahí que se considere como la Máxima Diva del cine de oro".
Su personalidad, sus raíces, su fortaleza y carisma la catapultaron a la fama en todo el mundo, y nadie ha poniendo reemplazarla.
Ella siempre fue diferente, fue una mujer fuera de serie. Se desenvolvió desde una humilde campesina hasta como la pareja de un príncipe. Creo que todas las películas de María tienen esa magia que de alguna forma ella luce e irradia toda esa belleza, ese magnetismo que hace que hasta la fecha la juventud se acerque a la Fundación María Félix a pedirnos tal película o tal fotografía.
María Félix rompió los paradigmas de su generación; altiva e irreverente, quebrantó los estereotipos tradicionales que azotaban a la mujer mexicana.
"Fue una mujer con corazón de hombre, a ella no le gustaba jugar con muñecas, le gustaba trepar árboles y montar a caballo a todo galope", rememoró Eduardo Rodríguez.
"La Doña" vivió con la libertad que muchas mujeres sólo han soñado tener. En su vida hizo lo que quiso y nunca pidió permiso. Era una reina y actuaba como tal.
No en vano ella repetía una y otra vez que "desde el principio de los tiempos los hombres se han llevado lo mejor del pastel. Yo tengo corazón de hombre y por eso me ha ido tan bien".
Para muchos, esta actitud que rayaba en la altanería se resume en lo que ella misma definió como un "corazón de hombre". Lo cierto es que la mayor parte de su infancia la pasó con sus hermanos. "Con sus hermanas no se llevaba tan bien, tanto es así que a una de ellas la tiró a un pozo de agua. Por fortuna estaba seco, pero la niña fue encontrada hasta pasada la noche".
Rompió las cadenas del machismo
"María Bonita", como también se le conoce a la actriz, ha llegado a ser incluso un icono feminista. Aunque ella jamás se pronunció como partidaria del movimiento, su propia personalidad la llevó a superar los estereotipos de su generación.
"Le dio la libertad a la mujer de no ser la sumisa, la dejada. Ella con sus frases ha roto las cadenas del machismo; muchas mujeres siguen y admiran a María Félix por sus frases", explicó al respecto Eduardo.
De acuerdo con él, "La Doña" dejó este mundo con la esperanza de ver algún día una mujer presidenta en México. Ella siempre quiso que las mujeres sobresalieran y se preparan, para no tener que asumir como normales las humillaciones de las que muchas son víctimas.
María era arrogante e irreverente porque ese era su personaje; esa era la imagen que ella se hizo de sí misma. Sin embargo, quienes la llegaron a conocer en la intimidad opinan lo contrario. Lo cierto es que no era la misma mujer la de la pantalla que la del hogar.
"Obviamente al salir y estar frente al público ella tenía que volver a su papel de 'La Doña'", sin embargo, hay que entender que en ella coexistían múltiples mujeres.
En su vida amorosa ocurrió lo mismo. Estuvo casada con un machista que fue su primer marido, con un romántico que fue Agustín Lara, con un banquero que fue Alex Berger, y con un charro que fue Jorge Negrete.
Su última pareja sentimental, aunque nunca se casaron, fue Antoine Tzapoff. "Ella lo pidió joven y guapo y así le llegó", resaltó Rodríguez, quien agregó que si sus matrimonios fueron escandalosos fue porque la prensa así lo quiso.
En esa época lo que vendía era la prensa amarilla. Siempre buscando alguna noticia que le afectara como consigna de que ella no se llevaba bien con la prensa. Nada de eso le afectó, ni pudieron divorciarla ni mucho menos acabar con su carrera. Fue atacada cuando murió Jorge Negrete por bajar del avión con pantalón masculino, que en esa época ser viuda y usar pantalón era mal visto; ahí fue también donde la prensa le ‘encajó el diente’
El gran amor de su vida fue Alexandre Berger, con el que duró casada 18 años. A su lado conoció el mundo y recibió toda clase de excentricidades como pruebas de amor, entre las que destacan 87 caballos pura sangre y su departamento en París.
"Él fue quien construyó el metro de la Ciudad de México y se lo regaló a María. Pero ella siempre pensando en su México, se lo regaló a sus mexicanos", explicó Rodriguez.
A lo largo de sus experiencias, Félix dejó de ser la mujer provinciana e inocente para convertirse en toda una señora respetada y amada por su público. Algunas veces fue odiada, y siempre dio mucho de que hablar, sin embargo, siempre se guió por su máxima de que "vale más dar envidia que piedad".
Respecto a la industria cinematográfica, el vocero de la asociación está convencido de que el actual cine causaría el malestar de la actriz.
"Ella misma dijo, tras "La Movida", hecha con Verónica Castro", que no le gustaba que ya no se hacían películas de arte". Ese fue presuntamente el motivo de su retiro de la pantalla chica en 1970, pues los papeles que le ofrecían no eran lo que ella quería encarnar.
Así fue que quedaron varias cintas inconclusas, como "Toña Machetes" "Eterno esplendor" y "La Mexicana", así como algunas propuestas con Bette Davis y Joan Crawford.
La herencia que le dejó al cine mexicano es invaluable, al igual que sus enseñanzas en una sociedad machista como lo era México en la década de los 50s.
Ella sabía que no sería fácil la vida que escogió, pero como siempre dijo: "No es difícil ser bonita, ¡lo difícil es saber serlo!".