Por Kayleigh Bistrain
A pesar de que los castillos son construcciones típicas de Europa, es posible encontrarlos fuera debido a su influencia en los países que colonizaron. México no es la excepción, este tipo de edificaciones son una muestra de la expresión cultural que dejó el Virreinato en el país y estas son las historias de algunos de los palacios que siguen en pie.
Castillo de Chapultepec
Durante la época colonial, el bosque de Chapultepec era un sitio apreciado por los virreyes de la Nueva España como lugar de paseo y caza. Fue el virrey Bernardo de Gálvez quien ordenó la construcción de un palacio en la cima.
A finales del Siglo XVIII se pensó usar el castillo como edificio del Archivo General del Reino de la Nueva España, pero el proyecto nunca se concretó. Estuvo en desuso hasta 1833, año en que el gobierno mexicano lo decretó sede del Colegio Militar.
Apenas habían transcurrido cuatro años de haber iniciado funciones en 1843, cuando sufrió un ataque durante la guerra con Estados Unidos. Los daños ocasionados en este periodo provocaron que el desalojo del edificio para ser reparado.
Miguel Miramón fue el primero presidente en ocuparlo como residencia en 1860, durante la primera Guerra de Reforma. Pero con su muerte, el lugar volvió a quedó abandonado hasta 1864, cuando Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota lo eligieron como su vivienda.
El arquitecto mexicano Ramón Rodríguez Arangoity fue el responsable de remodelar el alcázar. Entre los cambios más destacados está la Escalera de la Emperatriz.
Luego, durante el Porfiriato, se le mandó poner dos elevadores, la primera instalación eléctrica, la escalera de los Leones y los vitrales que hoy se conocen como "los emplomados".
En 1938 Lázaro Cárdenas decretó que el edificio se convirtiera en sede del Museo Nacional de Historia, con colecciones de arqueología, historia y etnografía desde el Virreinato hasta la Revolución que continúa hasta la fecha. Se inauguró el 27 de septiembre de 1944.
Palacio de Cortés
El Palacio de Cortés es uno de los edificios civiles más antiguos que se conservan en México con 484 años de existencia. Se construyó en el centro de Cuernavaca, Morelos, en 1531 por instrucción de Hernán Cortés, para convertirse en la residencia oficial del Marquesado del Valle de Oaxaca.
Se levantó sobre las ruinas de la casa del Señorío de Cuauhnáhuac. La etapa principal de la obra se terminó en 1535. En la pared de la terraza del segundo piso Diego Rivera pintó un mural que cuenta la historia del estado de Morelos.
Así como el Castillo de Chapultepec, el Palacio ha sido utilizado para diferentes funciones. Actualmente es la sede del Museo Regional Cuauhnáhuac, pero fungió como cárcel, despacho oficial de Maximiliano, debido a sus frecuentes visitas a la ciudad, y centro del gobierno estatal.
Castillo de Santa Cecilia
Se encuentra en el centro de Guanajuato. Actualmente funciona como hotel, pero originalmente fue la entrada de una mina, luego hospital y después albergue. En 1686 era una hacienda de beneficio de San Francisco Javier, dedicada a mejorar la minería en Guanajuato, pero con el declive de la explotación de minerales, se vino abajo.
En 1951 el hotel se construyó sobre los restos de la hacienda con características medievales. Se inauguró al año siguiente y alcanzó mucha fama. Ahí se llegaron a hospedar los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, Mario Moreno "Cantinflas", José Alfredo Jiménez, María Félix y la actriz francesa Brigitte Bardot.
Fortaleza de San Carlos Perote
En este lugar falleció el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, el 21 de marzo de 1843, durante la etapa en que la fortaleza operaba como hospital. Se construyó por el temor de una invasión inglesa en tierras de la Nueva España, para proteger el camino entre Veracruz y la Ciudad de México. Levantaron la fortaleza en el punto más alto del Cofre de Perote para defender Xalapa.
Se terminó de edificar en 1776 y fue llamada San Carlos en honor al rey Carlos III de España. La fortaleza fue dotada con 54 cañones de diversos calibres que fueron extraídas por las tropas estadounidenses en 1847 y enviadas a su país como trofeo de guerra.
La invasión británica nunca ocurrió, y con el tiempo, el Castillo de Perote -como también se le conoce- se convirtió en punto de guardia entre el puerto de Veracruz y la capital de la Nueva España. Luego en la guerra de Independencia sirvió como almacén de suministros para el ejército realista. Cuando se creó el Colegio Militar en 1823, la fortaleza fue la primera sede.
Fue usada por primera vez como lugar de defensa en la guerra con Estados Unidos cuando el ejército invasor atacó Veracruz. Durante la invasión francesa el ejército republicano intentó volarlo para que no sirviera al enemigo. Durante la Revolución funcionó como cárcel de las tropas federales y en la Segunda Guerra Mundial sirvió para recluir ahí a alemanes, italianos y japoneses que estaba en México. Dejó de funcionar como reclusorio hasta 2007, año en que lo convirtieron en museo.
Castillo Douglas
En la capital de Aguascalientes hay un castillo de estilo escocés. Existen varias historias sobre su origen, pero la más aceptada, debido a las iniciales escritas en el escudo de la entrada, es que lo mandó a construir Edmundo Javier Ortega Douglas en 1923 como prueba de amor para Carmen Llaguno, quien fue su esposa hasta la muerte.
Edmundo Ortega fue nieto de John Douglas, un inglés que se estableció en esa entidad mexicana a finales del siglo XIX. Fundó la fábrica de harinas La Perla y sistema de tranvías. El Castillo Douglas, como se conoce popularmente, cambió de dueño en 1969 cuando la pareja ya había fallecido, heredado por uno de sus hijos. En los años posteriores funcionó como taller mecánico y después restaurante. Actualmente el castillo está en restauración y solo se puede conocer por fuera.