Como cada año, miles de personas celebraron el equinoccio de primavera acudiendo a las ruinas de Teotihuacan, al norte de Ciudad de México, para llenarse de energía.
Aunque la entrada de la estación se registró el miércoles a las 15:58 horas, desde el sábado empezaron a llegar los visitantes, tanto nacionales como extranjeros, esperando festejar este suceso astronómico.
Alrededor de 100,000 personas arribaron al sitio para subir a la pirámide del sol. La afluencia de gente hizo que el gobierno del Estado de México implementara un operativo en el que participaron agentes municipales, estatales y federales, además de personas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para evitar que las cosas se salieran de control.
Turistas de todo el mundo y estados de la república presenciaron la llegada de la primavera en este monumento arqueológico. Vestidos de blanco, la mayoría de ellos levantaron las manos recibiendo los rayos del sol en su frente, convencidos de que de alguna manera esta postura atrae la energía del astro.
Grupos espirituales
Para algunos de ellos, esta fecha es sagrada y tiene un gran mensaje espiritual. Ese es el caso del colectivo Kalpulli Izkalli, un grupo de mujeres que viajó desde Nuevo México, EEUU, con el único objetivo de realizar un rito ceremonial en este centro.
En entrevista para Infobae México, sus integrantes contaron que se identifican como "curanderas" y reconocen esas raíces indígenas que por mucho tiempo han estado escondidas y les han sido arrebatadas.
Teotihuacan es, según cuentan, un lugar muy especial para tener esta conexión con sus antepasados y reencontrarse con sus raíces, por eso emprendieron el viaje hasta este sitio.
"Nosotras nos reconocemos como mujeres de la medicina, reconociendo que tenemos esa medicina dentro de nosotras y dentro de la madre tierra y en todos los elementos. Y este es un lugar que todas nuestras abuelas nos han dicho que es un lugar poderoso para poder sanar", explicó Silvia Ledesma.
Para ellas, la sanación no sólo es corporal, abarca un bienestar colectivo y la recuperación de viejas costumbres. Por ello mismo, la ceremonia no dura un solo día, sino cuatro.
Para lograr llegas hasta este punto, algunas de ellas han tenido que hacer grandes sacrificios. Irma Hernández, por ejemplo, tiene que juntar parte de su pensión y trabajar a lo largo del año para juntar el dinero suficiente. Su viaje lo hace de la forma más austera posible, que según explica, consiste en cruzar la frontera en autobús, llegar a Ciudad Juárez y de ahí tomar un vuelo a Ciudad de México.
"Eso no importa, yo lo hago porque es una sanación para mi y mis hijos; tengo 4, además de 9 hermanas y 15 nietos y biznietos".
"El trabajo que hacemos y el camino que tomamos al estar aquí para despojarnos de nuestro dolor es muy individual y forma parte de esta jornada que hacemos juntas", añadió July Zuñiga.
Niños, jóvenes y adultos aprovecharon la oportunidad para recargar energía (Video: Infobae)
Otra de sus compañeras explicó que lo que ellas tienen la certeza de que su acción individual y colectiva tiene repercusiones para su familia, la comunidad e incluso la humanidad.
"Al estar aquí la energía se vibra diferente. Y lo que hacemos es para que tengamos la oportunidad de limpiarnos, de que todo sea mejor y exista la luz y el amor."
Los danzantes
Una situación semejante es la de la Conformidad Ollincan, un grupo de danzantes que se reunió al pie de la pirámide del sol para realizar una ceremonia en conmemoración del equinoccio de primavera. Maria Luisa Valdez Servin, quien forma parte de esta comunidad, explicó en entrevista que esta es una tradición muy antigua.
Cada año, distintas agrupaciones se desplazan hasta aquí para llevar a cabo esta ceremonia, la cual puede durar entre 4 y 6 horas, dependiendo de las danzas que decidan los maestros del grupo. Este año, su grupo decidió ejecutar 16 danzas.
En la comunidad de María hay gente de varios municipios del Estado de México e incluso de Querétaro; sin importar las horas de viaje, todos se desplazaron este jueves para realizar la ceremonia.
Ni el traslado ni la posible deshidratación desanima a los 116 "guerreros danzantes" que conformaron el grupo de este año, pues según explica María, venir aquí representa salud.
"Yo vengo a agradecer por la salud que tengo; llevo dos cirugías de cáncer y aunque el doctor me dijo que tengo que dejar la danza por tanto brinco yo le respondo que esto es mi vida. Y me siento muy bien, esto es medicina; siento un cambio de energía".
A María no parece molestarle la gente que se acerca a ellos sin tener certeza del rito ceremonial que realizan, pues según explica, "esto es una familia". Sin embargo, no todos sus compañeros tienen la misma opinión.
Ese es el caso del maestro del grupo, Salvador Guadarrama, quien explicó en entrevista para Infobae México que muchos de los turistas actúan de forma irrespetuosa y se intentan incorporan al grupo sin entender lo qué sucede.
Agregó que Teotihuacan siempre ha sido un centro ceremonial asociado a los solsticios y equinoccios. Y debido a que la cultura ancestral mexicana era astronómica, había un gran respeto a los movimientos de la Tierra y el Sol.
"Estos son momentos cósmicos que aprovechamos para hacer ceremonias y en este caso, una recarga de energía. Aquí yo siento una transición de energía que se asocia a la fuerza del sol y al circulo ceremonial".
Un momento familiar
Al igual que estos grupos, miles de personas vinieron en familia o con sus parejas con el mismo deseo de renovar sus energías. Ese es el caso de Mariana Ortega y Dalí García, quienes viajaron desde Hidalgo para vivir este momento.
La joven de 22 años explicó que venir a la pirámide del sol significa para ella "dejar atrás todo lo malo que estamos cargando y volver a empezar". Para su novio, esta es una oportunidad de interactuar con la naturaleza y cambiar de perspectiva. "Sentimos la energía, fluyes diferente", sentenció.
Una familia del Estado de México se unió a los miles de turistas que se presentaron en las ruinas este 21 de marzo. Zadquiel Alvárez, un niño de 8 años, contó que viajaron por tres horas nada más para subir a la pirámide del sol para recibir "buena vibra".
Aide Álvarez, la madre del menor, explicó que la familia visita el sitio porque esta época es el inicio de una nueva etapa y aquí se disfruta "la energía del amor".
Un caos que busca el orden
En medio de toda este gente conviven los guías, que buscan enseñarle a las personas un poco más de historia sobre el sitio; los vigilantes, que tienen que estar todo el tiempo al pendiente de aquellos que cruzan a zonas restringidas o realizan peligrosas hazañas en busca de una fotografía; los policías, que controlan que los grupos como el de los danzantes tengan el permiso del INAH para estar ahí; y los parámedicos, quienes implementaron un control especial para esta temporada.
Al respecto, Ángela Ávila, una de las asistentes del sitio, contó que desde el sábado de la semana pasada el municipio implementó un operativo, en apoyo a todo el turismo que se presenta en estas fechas en la zona arqueológica.
Al preguntarle por los incidentes, contó que "afortunadamente no ha habido ningún accidente de gravedad, solamente faltas de aire, vértigos y presión". Además, explicó que en caso de que hubiera un percance mayor, el sitio contaba con una ambulancia en la parte de abajo para atender la emergencia.
El municipio de Teotihuacan
A pesar de la fama mundial de estas ruinas, el municipio de Teotihuacan, que se encuentra a escasos 10 minutos de la zona arqueológica, es apenas conocido por los turistas.
Es revelador que aunque este jueves se celebró un festival cultural en conmemoración al equinoccio de primavera, al llegar al sitio había un máximo de 50 personas sentadas en la explanada del centro municipal presenciando el evento.
En rueda de prensa, las autoridades municipales explicaron que esto se debe en gran medida a que a nivel federal, lo que se promociona son las pirámides, y hay un abandono del municipio.
A pesar de ello, el actual gobierno espera que la zona se haga conocida a través de la difusión de eventos como el de hoy, en el cual hubo una participación de distintos ballets folclóricos y grupos de canto y teatro.
El equinoccio de primavera y su celebración concluyó este jueves, sin embargo, el pueblo de Teotihuacan permanecerá ahí. Quizá su mayor reto es conseguir que todos esos turistas volteen a ver más allá de las ruinas.