Recorrido por una de las peligrosas carreteras de Tamaulipas. (Video: Pie de página)
El jueves 7 de marzo un comando detuvo a un autobús de pasajeros y secuestró a 22 personas a plena luz del día. Las autoridades no tienen pistas del paradero de las víctimas.
Todo sucedió en la infame localidad de San Fernando, Tamaulipas, donde en 2010 se encontraron los cuerpos de 72 migrantes en un predio abandonado. La mayoría presentaban el tiro de gracia.
De acuerdo con las autoridades la unidad de la línea Transpaís fue interceptada a las 13:00 horas locales a la altura de Palo Blanco en el kilómetro 79 de la carretera San Fernando-Reynosa con 40 personas a bordo. Fueron sustraídos 22 pasajeros que se presume son migrantes centroamericanos.
Han pasado más de cinco días del secuestro y las autoridades tienen más dudas que certezas.
"No hay denuncias, no hay familiares que estén reclamando a estas personas, precisamente por eso hace suponer que se trata de un tema de migrantes", declaró Luis Alberto Rodríguez, vocero del gabinete de seguridad de Tamaulipas.
Un reporte del diario Reforma indicó que a pesar de la gravedad de los hechos, el gobierno de Tamaulipas ocultó durante cuatro días el plagio.
Las diferencias entre los encargados de seguridad estatales y federales respecto al caso han aflorado en las horas recientes, pues autoridades tamaulipecas aseguraron que el autobús era escoltado por fuerzas del gobierno federal, situación que ha sido desmentida.
"No hay elemento alguno para dar por ciertas las afirmaciones del @gobtam, en el sentido de que la @PoliciaFedMx habría escoltado, el fin de semana, un autobús que transportaba un grupo de migrantes; no hay ningún acuerdo de @SSPCMexico ni de @SEGOB_mx para custodiar caravanas", estableció en un tuit el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.
El fenómeno de las caravanas migrantes de 2018 fue explicado por sus organizadores como una forma en que los grupos de centroamericanos viajaban a los Estados Unidos de una forma "segura", para evitar este tipo de agresiones por parte del crimen organizado.
La empresa de transporte en la que viajaban los secuestrados hizo un llamado al gobierno a garantizar la seguridad en las carreteras e imponer el estado de derecho.
En su informe de sus primeros 100 días de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador, admitió que los índices de violencia no se han podido disminuir en su administración.
Respecto al caso, el mandatario indicó que hay varias líneas de investigación, una que los supuestos migrantes no hayan sido secuestrados, sino que sea una estrategia para cruzar a Estados Unidos.
"Siento que se está investigando para tener certeza, porque hay hipótesis de que es una forma de introducirse al territorio estadounidense, que no es que desaparezcan sino que cruzan así la frontera, ya van dos casos parecidos, por eso estamos investigando a fondo… No tenemos indicios de que hayan desaparecido", dijo en su conferencia de prensa matutina del martes.
"No queremos que se repitan casos horrendos como los de San Fernando", agregó.
La ruta de la muerte
El último escollo de la ruta migrante se encuentra a unos kilómetros de la ansiada frontera sur de los Estados Unidos, pero es el más peligroso.
En San Fernando, Tamaulipas, reinan las bandas criminales que encontraron en el secuestro de migrantes un nicho para sus actividades ilícitas. Las personas que caen en sus manos tienen dos opciones: trabajar para ellos o la muerte.
Un trabajo del colectivo de periodistas Pie de Página describe a la localidad de San Fernando como un "pueblo fantasma" donde reina la desesperanza y el temor.
"Quizá es saber que 'este pueblo está maldito', como dicen los periodistas de la entidad cuando se refieren a San Fernando, pero parece como si una leve ceniza hubiera impregnado las fachadas de todas las construcciones y las aceras, y las calles. No queda claro, desde la memoria, si esa capa de ceniza es real o imaginaria, si es la forma en la que la imaginación da cuerpo a un malestar no identificado, una sintomatología inespecífica", describe el reportaje.
De los más de 57 mil habitantes que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) contabilizó en su censo de 2010 quedan menos de la mitad, la mayoría ha sido desplazado por la violencia en el mejor de los casos, los que no tuvieron tanta suerte, han sido víctimas o cooptados por organizaciones como Los Zetas.
El estado en todos sus niveles luce ausente en esta zona de México.