Un departamento en la calle de Mosqueta número 198 en la Colonia Guerrero de la capital mexicana fue el lugar donde policías de Ciudad de México realizaron un hallazgo con el que iniciaría una de las historias policiacas más macabras en el país.
Era el 8 de octubre de 2007, en el departamento de José Luis Calva Zepeda estaba el cuerpo mutilado de su novia, Alejandra Galeana, quien tenía tres días desaparecida. El tronco estaba en el clóset de la recámara; las piernas y un brazo estaban adentro del refrigerador, el otro brazo estaba en la cocina, sobre un sartén había trozos de lo que parecía ser carne frita, por eso se le recuerda como el "Caníbal de la Guerrero".
Alejandra no era la única que había tenido ese final.
Al ser capturado, Calva Zepeda explicó detalladamente su método: se presentaba como dramaturgo y poeta. Enamoraba a sus víctimas con detalles como chocolates, flores y poemas que él escribía.
El poeta "caminante"
En sus archivos, el diario policíaco La Prensa señala que firmaba sus poemarios bajo el seudónimo de "El Caminante".
Cuando tenía la confianza de sus parejas, las llevaba a su departamento donde las estrangulaba o mataba a cuchilladas, después las cortaba en pedazos y depositaba partes de sus cuerpos en bolsas de plástico que arrojaba en lotes baldíos.
Un hombre que había tenido una relación homosexual con "el caníbal", confesó haberlo ayudado a descuartizar a otra de sus novias, de nombre Olga Livia, una maestra de inglés de 23 años, a la que antes de asesinar había sometido a maltratos, como obligarla a ver material pornográfico de zoofilia y a tener relaciones sexuales sadomasoquistas, según un expediente que salió a la luz en 2013.
Antes de asesinarla la encerró en un auto desnuda para que no pudiera escapar.
También fue vinculado al asesinato de una prostituta.
Al ser descubierto por la policía, Calva Zepeda trató de huir saltando por una ventana, sin embargo, sólo consiguió una serie de golpes que requirieron su hospitalización. Una vez que sanaron sus heridas fue internado en el Reclusorio Oriente donde murió el 11 de diciembre de 2007.
Aparentemente se ahorcó en su celda con un cinturón. El periódico Excélsior destacó en un amplio reportaje, que el hermano del caníbal había declarado que el cinturón que encontraron en el cuerpo no era de Calva Zepeda.
Durante su funeral, el hermano de una de las víctimas intentó abrir el ataúd para comprobar que se trataba de él, sin embargo, los asistentes no se lo permitieron.
El llamado "Caníbal de la Guerrero" habría perdido la razón durante las semanas de encierro. Antes de morir escribió una historia llamada "Instintos Caníbales", en la que el protagonista se suicidaba.