1962 será recordado como el año de mayor éxito de la diplomacia mexicana hasta ahora, ya que se logró que México recuperara parte del territorio que había perdido ante Estados Unidos.
La entrega se dio con la visita del presidente estadounidense John F. Kennedy a la Ciudad de México, donde fue recibido por miles de personas en un gran desfile acompañado del presidente mexicano, Adolfo López Mateos.
Del diálogo entre vecinos surgió la idea de resolver un viejo conflicto que llevaba más de un siglo en disputa: ¿a qué país pertenecía un terreno fronterizo de 177 hectáreas conocido como El Chamizal?
Gracias a los constantes conversatorios diplomáticos se dio la única devolución de territorio que México ha obtenido de EE.UU. después de la guerra que despojó a los mexicanos de 55% de su superficie en 1848.
Pese a que solo hayan sido 177 hectáreas de los más de 2 millones de kilómetros cuadrados perdidos (0.00007%), el gobierno mexicano lo considera el "caso más apasionante de la diplomacia mexicana".
Si bien ya habían existido peticiones de los Estados Unidos a México para que cediera sus derechos en El Chamizal a cambio de un mayor volumen de agua del Río Bravo para el riego de los terrenos del Valle de Juárez. México no consideró en serio dicha propuesta, porque no disponían los Estados Unidos de más agua para poder ampliar la dotación al Valle de Juárez.
Durante la negociación del Tratado de Rectificación del Río Bravo en el Valle de Juárez, firmado en 1933, se propuso canjear algunos terrenos americanos por la parte mexicana de El Chamizal, pero una vez más, México no aceptó.
Por lo que en junio de 1962 cuando el presidente John F. Kennedy al visitar discutió el problema con el presidente de México Adolfo López Mateos, y acordaron entre ambos que los dos gobiernos buscarían alguna solución definitiva, completa, práctica y mutuamente satisfactoria del problema, sin perjuicio de sus posiciones jurídicas y tomando en cuenta toda la historia del terreno.
El estudio de la solución completa quedó a cargo de los secretarios de Relaciones Exteriores de México y del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Manuel Tello y Dean Rusk, con la eficaz colaboración de los embajadores Vicente Sánchez Gavito y Thomas c. Mann.
La preparación del proyecto para la solución completa fue encomendada a la Comisión Internacional de Límites y Aguas, a cargo de los comisionados ingeniero David Herrera Jordán por parte de México e ingeniero Joseph F. Friedkin por parte de los Estados Unidos, con el auxilio de su personal técnico. Colaboraron con el ingeniero Herrera Jordán el ingeniero principal Joaquín C. Bustamante y el ingeniero Joaquín Bustamante.
La solución no era sencilla, pues unas 5,000 personas vivían en la zona en disputa y para devolver el terreno a México habría que expulsarlas de sus hogares.
Pese a ellos los países llegaron al acuerdo de pagar mutuamente a los afectados, así como la construcción de un canal pluvial que dividió la Isla de Córdova en dos áreas, la más grande para México.