La trayectoria laboral del director general del Instituto de la Defensa de los Derechos Culturales ha provocado polémica en las redes sociales, debido a que antes de llegar al organismo de la Secretaría de Cultura de Ciudad de México, Jesús Galindo Calderón fue representante de los comerciantes ambulantes del metro.
Hace cinco años era voz de unos 300 comerciantes, conocidos popularmente como "vagoneros", que vendían productos en los vagones de la línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, entre las estaciones de San Antonio Abad y Bellas Artes.
Ahora está al frente del Instituto que tiene, entre sus obligaciones, la de desarrollar política pública y normatividad jurídica para la protección de los derechos de los barrios y pueblos capitalinos y su patrimonio cultural.
Desde diciembre pasado, cuando Claudia Sheinbaum rindió protesta como jefa de Gobierno de la capital, Galindo es Director General del Instituto de la Defensa de los Derechos Culturales, puesto por el que percibe un salario mensual bruto de 81.600 pesos (USD 4.237).
A diferencia de otros funcionarios que recientemente fueron separados de sus cargos por no tener estudios, Jesús Galindo estudió la licenciatura de Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Información publicada por el diario mexicano El Economista cita que no hay datos de su cédula profesional en el Registro Nacional de Profesionistas. La experiencia laboral de Galindo incluye asesorías a legisladores capitalinos y en la Comisión de Entrega Recepción de la última Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Líder de "vagoneros"
Cuando en 2014 el gobierno de la capital intentó retirar a los comerciantes conocidos como "vagoneros" de las instalaciones del metro, surgió el nombre de Jesús Galindo Calderón.
En entrevista con La Silla Rota, confirmó que como representante de los comerciantes buscaba que el gobierno promoviera condiciones adecuadas para que sus 300 representados dejaran la venta de sus productos en los vagones, pues no es que no tuvieran preparación, sino que "no hay las opciones laborales, y si las hay, son precarias".
Relató que aunque tenía la licenciatura de Comunicación y Periodismo por la UNAM, la falta de empleo y la necesidad económica lo orilló a seguir vendiendo en el metro, oficio que aprendió desde niño.
En ese entonces, Galindo comentó: "El gobierno plantea algunas cosas por cuestión de imagen, pero esa no es la realidad. Si nos ofrecen fuentes de empleo bien remuneradas o regularmente, créeme que nos vamos, de mil amores".