Caravanas de cientos de migrantes centroamericanos atravesaron México en 2018 con el objetivo de llegar a Estados Unidos y acceder a una vida mejor. Periodistas de todo el mundo viajaron a la frontera entre los dos países para cubrir el fenómeno migratorio y contar la historia de aquellos que por tantos años habían sido ignorados.
Durante meses, medios internacionales cubrieron la crisis migratoria, entre ellos, el aclamado semanario alemán Der Spiegel. El impactó del suceso ameritaba enviar a su estrella del periodismo, Claas Relotius, y eso fue justo lo que ocurrió. Nadie imaginó que ese sería el reportaje que destaparía el mayor escándalo periodístico en décadas, el cual cimbraría los cimientos de la prensa alemana y abriría el debate en Europa sobre la responsabilidad y ética que conlleva la profesión.
Se trata del artículo títulado "Jaegers Grenze", "La Frontera de Jaeger", el cual trata sobre una milicia en Arizona, Estados Unidos, que se dedica a perseguir y asesinar a inmigrantes indocumentados. El grupo era dirigido presuntamente por un hombre llamado Jaeger, de donde toma título el reportaje.
Para su publicación, hecha en noviembre de 2018, la revista pidió que un segundo reportero, el español Juan Moreno, colaborara con Claas Relotius, una de sus estrellas. Para ello, se le asignó que acompañara a un migrante hasta la frontera y contara su viaje; esa historia la empalmaría con la de Relotius, quien cubriría al grupo de milicianos.
¿Estamos seguras de que Claas Relotius es humano? Vaya vergüenza que a los alemanes que se creen dioses, se la haya colado un tipo inventando historias que daba como ciertas. ¿60 personas en el departamento de comprobación de datos? ¿Y qué hacían? ¿Jugar al Scrabble? pic.twitter.com/lUUbB1dSsH
— Némesis (@Nemesiswings) February 18, 2019
La suerte quiso que Moreno descubriera al redactor estrella del Der Spiegel. Una simple copia del texto le bastó para notar varias inconsistencias en la historia de su colega, lo que le llevó a emprender una búsqueda de la verdad que concluyó con el derrumbe de una persona y la creación de una comisión de investigación para analizar cada publicación hecha por este personaje.
El hecho que desató todo fue que Relotius envió un borrador en el que aparecía una escena final nueva, en la que un miembro de la milicia disparaba contra algo que se movía, insinuando que era un migrante.
"Es imposible que un buen periodista presencie una escena semejante y no la incluya desde el primer momento", contó Jesús Moreno al diario español El País, que lo entrevistó durante este fin de semana.
Sus sospechas fueron confirmadas luego de que descubriera un artículo publicado en la prensa estadounidense, en el que salía un miliciano llamado Jaeger. Aunque el nombre coincidía, el resto de la historia no. Tampoco lo hacía la foto que uso en la publicación, la cual había sido sacada de un documental sobre el guerrillero Tim Foley.
La frontera de Jaeger resultó ser sólo el inicio de un escándalo que alcanzaría a toda la prensa alemana, pues en total, Relotius había escrito 60 piezas para Der Spiegel y otras tantas para diferentes medios.
Fundstück: "Hamburger Journalist Claas Relotius erhält Reemtsma Liberty Award 2017" – vor allem die Begründung für die Auszeichnung, es handle sich dabei fast schon um Literatur, wirkt aus heutiger Sicht unfreiwillig komisch. #Relotius https://t.co/DjuJyYehig pic.twitter.com/GlnsboYl3V
— Josh-s (@JoshBosz) December 20, 2018
El semanario tuvo que "asumir por defecto que todos los artículos escritos por Relotius fueron fabricaciones", así lo anunció el director Steffen Klusmann.
Como editores de Der Spiegel, tenemos que reconocer que hemos fallado de forma considerable. Relotius logró saltarse y anular todos los mecanismos de garantía de la calidad de la empresa. (…) En ocasiones, los protagonistas de sus historias existían, pero en otras no. La mayoría de las veces los detalles sobre su pasado y sus circunstancias eran inventados
El 22 de diciembre de 2018, el semanario alemán publicó un número especial en el que se podía leer "Cuenta lo que es", palabras dichas por su fundador, Rudolf Augstein. En aquel número se dedicaron 23 paginas al tema de Relotius; la redacción tuvo que aceptar su falta de profesionalismo al no haber indagado al periodista cuando en más de una ocasión, había actuado de forma sospechosa.
La revista creó una comisión de investigación que hasta la fecha se encuentra analizando cómo es que el acusado "pudo falsificar historias, inventar protagonistas, engañar a los colegas y burlar los sistemas de control de calidad, y qué cambios en la organización deben adoptarse", de acuerdo con El País.
Mientras se lleva a cabo la investigación, todos los artículos de Relotius aparecen en el portal digital con una nota que advierte su posible fraudulencia. Además, se ha dado a conocer que el periodista pidió dinero a los lectores bajo el argumento de estar ayudando a las víctimas de sus reportajes. Se desconoce la cifra recaudada, sin embargo, el acusado reconoció a través de sus abogados haber donado todo el dinero a distintas causas humanitarias.
Su caso despertó el debate internacional en torno al oficio del periodismo en la era de las fake news y a la necesidad de generar nuevo contenido para un sector cada vez más diversificado.