Fue entrenado bajo amenazas y obligado a ver cómo asesinaban a varios de sus compañeros. Luis nunca pensó que responder a una oferta de empleo lo llevaría a vivir un infierno en el que fue secuestrado por sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La historia de Luis forma parte de una serie testimonios recabados por la organización Quinto Elemento Media Lab sobre hechos que se registraron en 2017, cuando se descubrió que la organización criminal reclutaba con engaños a jóvenes que estuvieran en busca de empleo como guardias de seguridad.
Luis trabajaba en un centro de rehabilitación, pero buscó un nuevo empleo a través de las redes sociales. En abril de 2017 se unió a la página de Facebook Bolsa de Trabajo GDL y Trabajos Guadalajara.
Quienes llegaban a responder a esa supuesta oferta eran reclutados y entrenados contra su voluntad para convertirse en sicarios del grupo criminal. La investigación periodística describe cómo jóvenes del municipio de Tala, en Jalisco, fueron engañados por anuncios publicados en una página de Facebook en la que se ofrecía un sueldo de 4.000 pesos mensuales (USD 209), luego fueron integrados a un grupo de WhatsApp y citados para asistir a un entrenamiento de dos semanas.
El reportaje, elaborado por los periodistas Alejandra Guillén y Diego Petersen, describe cómo Luis logró escapar de un campamento del cártel al occidente de la ciudad de Guadalajara.
"Jamás pensó que al llegar a su primer día de trabajo, los meterían en casas de seguridad y luego los treparían a campamentos de la Sierra de Ahuisculco, pero no para matarlos, sino para entrenarlos y obligarlos a trabajar para el Cártel Jalisco Nueva Generación. Las familias de algunos de ellos los reportaron como desaparecidos, sin saber que estaban vivos en manos del crimen organizado", señala el reporte llamado "El regreso del infierno; los desaparecidos que están vivos".
En la zona de Tala se han reportado desapariciones de jóvenes al menos desde el año 2012, pero algunos no han tenido la misma suerte de Luis, de poder regresar a sus casas o escapar de sus secuestradores.
En su testimonio señala cómo mataban a sus compañeros que se negaban a quedarse o a los que intentaban escapar.
"Yo reconozco a todos, fueron 14 en total, los sentaron en una choza frente a los dormitorios y les dijeron que no se movieran. A los demás nos sentaron en otra choza. Llegó una Cheyenne gris con placas de Estados Unidos y dos sujetos con pistolas tipo escuadra. Uno era El Greñas (muchacho de 20 ó 21, cara de niño, mano derecha de El Sapo) que les gritó a los que se querían ir: 'A ver cabrones, pónganse a pelear todos contra todos', y comenzaron a hacerlo, el que cayera iba a morir. Al primero que cayó le decían 'La Jaina' (chaparrito, 1.70, nariz grande, cara grande, güero, pelo por todos lados, indigente de Guadalajara) cayó noqueado de rodillas. Le dieron de balazos. Luego 'El Guachito', alto, narizón; cuando vio que le iban a tirar, gritó '¡nooo!' levantando las manos en señal de defensa. Le dieron dos balazos. Después Nopal, Toño, Chucho y El 18 abrieron fuego contra todos, entre ellos un ex policía", relató.
"Al último quedó un niño de 17 años con las manos metidas entre las piernas, cabeza agachada, meciéndose. Se acercaron a verlo porque quedó vivo. Le dijo El Pitayo: 'Estos putos te dijeron que dijeras que te querías ir'. Sacado de onda, respondió 'ajá', y el muchacho pidió llorando 'es que quiero ver a mi hermanita y mi mamá'. Le dieron un balazo. Entre los muertos estaban Ignacio, que llegó conmigo el primer día, y Ernesto. Al taquero también le dieron un balazo por la espalda, siendo entonces ya 15 muertos. A los que por miedo no manifestamos querer irnos nos hicieron llevar los cuerpos. Duramos hora y media porque había unos muy pesados, teníamos que arrastrarlos para echarlos a los elotes (quemarlos)", señala el testimonio publicado por la organización.
Algunas de las ocupaciones de quienes habían sido reclutados eran taqueros, guardias o ex policías, tenían estudios truncos, también había migrantes que fueron secuestrados.
Autoridades del gobierno de Jalisco realizaron en 2017 un operativo en el que detectaron un campamento del CJNG en la zona de Tala y donde al menos tres de las personas detenidas dijeron haber sido secuestradas y esclavizadas por el grupo criminal. El descubrimiento de este campamento llevó al hallazgo de otros tres.