(Video: Juan Vicente Manrique/Infobae México)
Marcial Maciel Degollado nació en Cotija de la Paz, Michoacán, el 10 de marzo de 1920. Falleció el 30 de enero de 2008, a los 87 años de edad, en Estados Unidos. Sus restos descansan en su pueblo natal.
Su padre, Francisco Maciel, era comerciante y tenía algunos ranchos; su madre, Maura Degollado Guízar, se dedicó al cuidado de sus 19 hijos.
Maciel creció en un ambiente muy religioso, tanto en su entorno familiar como en su pueblo natal. En Cotija se dio un florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas, siendo una localidad cuna de seis obispos.
A los 15 años, ingresó en el seminario que su tío abuelo Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz operaba clandestinamente en Ciudad de México. Continúo sus estudios religiosos al tiempo que comenzó a reunir a varios de sus compañeros para dar inicio a su fundación.
El 3 de enero de 1941, con 20 años, Marcial Maciel estableció un pequeño seminario constituido por 13 adolescentes y él mismo. Justo en ese momento nacieron los Legionarios de Cristo.
Los inicios
Inicialmente se reunían en las habitaciones prestadas de una casa en Ciudad de México, pero desde mayo de ese año, la escuela contaría con una casa propia en la zona de Tlalpan, en la capital mexicana.
Los que lo conocieron señalan que Maciel tenía un don para cautivar además de ser carismático. Incluso se le llamó ejemplo de fundador de un nuevo movimiento: "hombre íntegro, adulador, con capacidad de liderazgo", el Papa Juan Pablo II lo consideró como "guía eficaz de la juventud".
Ahora se sabe que el Vaticano recibió las primeras denuncias de los abusos de Maciel en 1948 pero no hizo nada hasta 2006, cuando el Papa Benedicto XVI lo condenó a una vida de oración y silencio, apartado del mundo.
Fue en 1954 cuando el Arzobispado de México pidió informes sobre Maciel al también legionario Federico Domínguez, quien habló por primera vez sobre su adicción a la dolantina (un opiáceo). Este informe llegó hasta el Vaticano aunque fue ignorado.
Un par de años después, el arzobispo de México y el nuevo obispo de Cuernavaca denunciaron por pederastia y adicción a las drogas a Marcial Maciel, pero sólo lograron que fuera apartado temporalmente de la dirección del instituto. A partir de esto, en 1956 se ordenó una investigación inicial en donde la Santa Sede se enteró del uso de drogas, sus abusos sexuales y las irregularidades financieras.
Aunado a eso, Maciel llevó durante años una doble vida. Cuando no ejercía como sacerdote, se hacía llamar Raúl Rivas y tenía relaciones con mujeres. Llegó a casarse y tuvo hijos en España y México.
Maciel el intocable
Gracias a la habilidad de Maciel para mantener en silencio a los sacerdotes de los Legionarios, a su destreza para colocar hombres de confianza en puestos clave en el Vaticano; así como a su extensa red de cardenales y obispos ricos y poderosos, no se ejerció alguna otra medida en su contra ni hubo pronunciamiento alguno de la Santa Sede. Los altos jerarcas católicos prefirieron mirar hacia otro lado. Maciel parecía intocable.
Tuvieron que pasar décadas para que una denuncia contra Maciel llegara a los medios de comunicación. En 1997, un grupo de ex legionarios enviaron una carta a Juan Pablo II para revelar los abusos sexuales y psicológicos cometidos por el fundador de la congregación.
"Maciel nos ordenó que no habláramos con nadie. De entrada obedecimos. Poco a poco me fui dando cuenta de la verdad", declaró Arturo Jurado, uno de los denunciantes en mayo de 2006 a el diario español El País. José Barba, otro de los firmantes de la carta dijo: "Nuestro error de juventud fue callar la verdad".
A pesar de las pruebas que confirmaban lo dicho por los denunciantes, Juan Pablo II, ordenó bloquear el asunto.
Ambos sacerdotes eran cercanos. El fundador de los Legionarios acompañó a Juan Pablo II en todos sus viajes a México y recibió varios nombramientos de su parte.
Los protectores de Maciel
Gracias a la protección del Vaticano, Maciel pudo construir un entramado empresarial para evadir impuestos. De acuerdo con información publicada en el diario El Confidencial, el negocio de las universidades vinculadas a la congregación religiosa, que supera los USD 300 millones, se administró desde paraísos fiscales para evadir la tributación.
Entre 2002 y 2005, Joseph Ratzinger, trabajó en un informe con todas las denuncias recibidas y en 2006, ya siendo Pontífice, suspendió definitivamente a Maciel.
Hubo numerosas quejas por la suavidad de la condena, sin embargo, El Vaticano apeló a la avanzada edad del sacerdote para justificar el castigo laxo que le había impuesto.
A partir de esto, Benedicto XVI ordenó una investigación extensiva a toda la Legión. Para esto, se nombró a cinco visitadores obispos que investigaran a gente de la congregación.
El resultado fue dado a conocer en mayo de 2009. De acuerdo con el documento, "los comportamientos gravísimos y objetivamente inmorales del P. Maciel, confirmados por testimonios incontestables, representan a veces auténticos delitos y revelan una vida carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso."
Se declaró también que la conducta de Maciel había provocado consecuencias en la estructura de la congregación por lo que se requería una profunda revisión de la misma. Por ello, los Legionarios de Cristo, eliminaron toda referencia a Marcial Maciel y a sus escritos, sólo aparece como fundador.
Hoy en día, la congregación sigue siendo muy poderosa. No sólo ha sobrevivido sino que se ha reinventado. La Legión mantiene 154 colegios, 5 academias internacionales, 14 universidades civiles y cuatro eclesiásticas en donde se forman 176.000 alumnos en todo el mundo.
Según una investigación del periodista mexicano Raúl Olmos, la supervivencia de este grupo se explica porque la congregación es muy influyente y también es fundamental en la parte económico-financiera. "Tiene más liquidez que el propio Vaticano hasta el punto de que financian parte de la actividad de la Santa Sede", explica.
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