La precaria condición de los policías mexicanos queda demostrada en su mínima formación escolar.
Más de la mitad (53%) de los 345.584 policías federales, estatales y municipales en México tiene estudios básicos de secundaria, primaria o de plano son analfabetas, de acuerdo con un estudio del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El reporte sobre el estado de la fuerza policiaca en el país advierte que, del total de los elementos reportados hasta julio pasado, 185.280 tenían la secundaria, primaria, estudios básicos inconcluso y algunos incluso no sabían leer ni escribir.
De estos, 107.350 trabajan en alguna de las 32 corporaciones de los estados, mientras 71.787 laboran en dependencias de Seguridad Pública de los 2.457 municipios.
Los registros del SESNSP anotan incluso que hay 84 policías analfabetas, otros 672 no tienen escolaridad pero saben leer y escribir, 2.563 tienen la primaria completa y 13.655 no la terminaron.
Además, 7.393 ingresaron a una institución de seguridad pública con la secundaria incompleta y 161.353 tiene como grado máximo de estudios la secundaria.
Los estados más violentos del país concentran, paradójicamente, el mayor número de policías con menor preparación escolar.
En Michoacán 75% de su fuerza policiaca cursó apenas la secundaria. En Guerrero el porcentaje es de 73%; en Oaxaca de 70%; en Guanajuato y Ciudad de México de 64%; en Nayarit de 62%; en Veracruz de 61%; en Tlaxcala y Chiapas, de 60%; en Morelos de 58%; en Baja California Sur de 57%, y en Puebla y Quintana Roo de 54%, respectivamente.
En el caso de la Policía Federal, los registros indican que de sus 32.609 elementos, 6.896 tenían como grado máximo la educación secundaria.
El pasado gobierno de Enrique Peña Nieto informó al Senado que al menos 8.500 policías estatales activos reprobaron el examen de control de confianza en el último sexenio.
En su último Informe de Gobierno, Peña Nieto precisó que 20% de todos los policías estatales son improvisados, ya que nunca fueron a una academia o instituto de formación policial.
Políticas sin resultados
Hace más de 20 años, el 18 de julio de 1996, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el "Programa Nacional de Seguridad Pública 1995-2000", en el que se establecía un nuevo modelo de seguridad pública y, con ello, la profesionalización de los elementos.
Años después, en 2008, durante el gobierno de Felipe Calderón, se acordó con los gobernadores de los estados la necesidad de llevar a cabo procesos de depuración de las fuerzas policiales para recuperar la seguridad pública.
Así quedó plasmado en el llamado Acuerdo Nacional por la Seguridad, Justicia y Legalidad, publicado en el Diario Oficial en agosto de aquel año.
Un año después, en 2009, se plasmó en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública la obligación de certificar las capacidades de todos los policías con evaluaciones como las de control de confianza, sin lo cual no podían desempeñarse en sus cargos.
Luego de casi 10 años, este proceso no ha podido concluir. Organizaciones como Causa en Común han advertido de la lentitud de estos procedimientos y la necesidad de que se apliquen para contar con corporaciones policiales confiables.
Al anunciar su plan de seguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que México padece la falta de instituciones de seguridad pública confiables.
Por ello, aseguró, optó por la creación de una Guardia Nacional integrada por militares, marinos y policías federales.
Expertos y activistas han advertido que aun cuando el diagnóstico es correcto, la solución no es apropiada, pues el gobierno debe continuar con el fortalecimiento y depuración de las corporaciones de policía, ya que se han invertido millones de pesos en el proceso.
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