Sinaloa es hoy uno de los círculos concéntricos en la atención del mundo por el juicio que enfrenta en Estados Unidos el más famosos de narcotraficantes: Joaquín El Chapo Guzmán.
Pero este jueves el influyente diario The Wall Street Journal puso en la mira una historia que corre en paralelo de la embestida gubernamental contra el narcotráfico en México y, particularmente, en el estado de Sinaloa, cuna del "Chapo" y su cártel.
Se trata de las familias que buscan a sus desaparecidos en fosas clandestinas de ese estado y el resto de México.
Son principalmente madres que han formado grupos de búsqueda de cuerpos en predios de distintos estados del país y uno de ellos –que el diario toma como ejemplo– son Las Rastreadoras de El Fuerte, quienes buscan a sus hijos en distintos puntos de Sinaloa, uno de los estados asolados por la violencia del narcotráfico.
Al frente de este grupo está Mirna Medina, una madre que hace 4 años comenzó la búsqueda de su hijo Roberto Corrales, desaparecido en julio de 2014. Unos hombres lo subieron a un auto cuando vendía discos en una gasolinera de la comunidad de El Fuerte.
Ella comenzó sola la búsqueda de su hijo y progresivamente se unieron otras 14 mujeres que también buscaban familiares desaparecidos. Así formaron la organización de Las Rastreadores del Fuerte, que buscan y cavan en fosas clandestinas para encontrar siquiera los cuerpos o restos de los suyos.
En julio de 2017 Mirna encontró por fin parte de los restos de su hijo Roberto y como grupo han recuperado al menos 123 cuerpos de distintas fosas dispersas en Sinaloa. De estos 111 han sido identificados para entregarlos a sus familiares.
A partir de esta historia, The Wall Street Journal advierte de la enorme dimensión del problema de los muertos y desparecidos en México, a partir de la llamada "guerra contra el narco", que comenzó en 2006 con el gobierno de Felipe Calderón.
"Es una crisis de civilización en México", le dijo a los corresponsales del diario el poeta y activista Javier Sicilia, también víctima de la violencia luego de que uno de sus hijos fue asesinado en Morelos en 2011 por un grupo criminal.
El diario destaca las cifras oficiales que por sí solas son escandalosas: 250.000 muertos y 37.400 desaparecidos en 12 años. Además, 1.300 fosas clandestinas reconocidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y hasta 2.000, según la reciente investigación que presentó un grupo de periodistas independientes.
La mayoría de esas fosas, localizadas por grupos de familiares que ya suman aproximadamente 50 en todo el país. Entre ellos, las Rastreadoras de El Fuerte.
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