Tienen más de 23 días caminando o en aventón. Los que salieron de San Pedro Sula, en Honduras, ya recorrieron 1.637 kilómetros. Atrás dejaron sus hogares y en el camino algunos se han quedado hasta sin zapatos, pero un sueño los hace soportar el hambre y las inclemencias del tiempo: llegar a Estados Unidos.
Así llegaron a la capital mexicana los primeros integrantes de la caravana migrante que esperan el arribo de miles de sus compañeros que aún vienen para continuar todos juntos hacia la frontera entre México y EEUU.
Sus días han transcurrido entre ocho horas diarias de caminatas, comer donde se pueda o donde alguien les ofrezca "un pan" o un lugar para pasar la noche.
Este primer contingente que llegó al estadio Jesús Martínez Palillo, en un complejo deportivo, que fue acondicionado como albergue, dio una muestra de lo difícil que ha sido la travesía, el sentir emoción por un plato de comida caliente o un par de zapatos de regalos son muestra de lo duros que han sido estos días.
"Ahorita nos están apoyando con ropa comida calzado, yo tengo ya suficiente, no puedo pedir más, pero hay que pensar que también vienen otros compañeros que necesitan", dijo a Infobae Ángel, un joven de Puerto Cortés, en Honduras.
La caravana partió de San Pedro Sula con miles de personas a las que se fueron uniendo otras más a su paso por otros países centroamericanos como El Salvador. Sus integrantes huyen en su mayoría de la violencia y la falta de empleo o desarrollo económico.
Contrario a lo que quienes se oponen a la migración aseguran, este joven dejó en claro que "uno no va a adueñarse de Estados Unidos, sólo a hacerse de sus cositas, a prosperar a su familia".
Desde que entró a territorio mexicano su vida es sólo incertidumbre: no sabe si va a comer, dónde va a dormir o cuánto va a tener que caminar.
En la misma situación está Dayán, también de Honduras. La falta de trabajo y delincuencia lo expulsaron de su país. Desde el inicio la caravana ha sido difícil para él. Dejar atrás a su casa y su familia para aventurarse solo fue la parte más dolorosa, pero confía en que el sacrificio valga la pena y que llegando a Estados Unidos, encuentre el sueño.
Otro integrante de la caravana, relató que en su natal Honduras era ayudante de albañil, a pesar de las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de no dejar entrar a su país, tiene la firme convicción de llegar a EEUU. Se aventuró con unas cuantas prendas de vestir, unos zapatos y unas chancletas, que le robaron en el camino.
"Cuando conseguimos un aventón caminamos solo como seis horas, no tengo miedo, vamos todos unidos. 'El pueblo unido jamás será vencido'", relató a Infobae.
Hasta la tarde de este viernes, los migrantes estaban llegando a la capital en pequeños grupos, algunos directamente al estadio, otros a la zona de la Basílica de Guadalupe, el máximo santuario religioso del país.
Estimaciones de la Comisón Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CNDHCDMX) señalan que cerca de 5.000 migrantes podrían llegar a la capital del país, hasta ahora se desconoce cuántos días se podrían quedar, por ello, el gobierno local acondicionó el estado con carpas para que puedan dormir, módulos médicos en los que se les aplican vacunas, se hacen revisiones y se les entregan medicamentos en caso de ser necesario. Hasta el domingo por la tarde había aproximadamente 1.000 personas.
La presidente de la CNDHCDMX, Nashieli Ramírez, informó que hasta ahora se desconoce cuánto tiempo vayan a permanecer en la ciudad, pero se espera que en el transcurso de la madrugada lleguen más contingentes, para amanecer el lunes con unas 1.500 personas y para el martes se estima que haya más de 5.000.
En tanto, el padre Alejandro Solalinde Guerra, reconocido activista por su labor de apoyo a los migrantes, estimó que 20% de los integrantes de la caravana podrían quedarse en México.
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