El cenotafio cuenta con iluminación que lo hace destacar en las noches
(Culiacán | Enviada especial) Una de las fechas que más se festejan en Culiacán, México, es el 10 de mayo, Día de las Madres. Pero el de 2008 no fue celebrado en la ciudad. El asesinato de tres jóvenes en el estacionamiento de un supermercado conocido como el City Club fue una especie de toque de queda para sus habitantes.
Los veinteañeros acompañaron a la novia de uno de ellos a la tienda, donde compraría algunos víveres, y la esperaron en el estacionamiento donde fueron sorprendidos por sicarios que terminaron con sus vidas.
Uno de los acribillados era Édgar Guzmán López, de 22 años, hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, entonces líder del Cártel de Sinaloa, y el otro, su primo, César Ariel Loera Guzmán.
Arturo Meza Cázares, hijo de Blanca Margarita Cázares Salazar, alias "La Emperatriz", quien había sido señalada por el gobierno de los Estados Unidos como la cabeza de una red de lavado de dinero producto de las ganancias de la organización, también fue asesinado.
Un reporte de la Fiscalía Federal en México señala que esa noche se hicieron en el lugar al menos 500 disparos de AK-47, así como uno con bazuca que impactó en un letrero en una pared, lo que provocó pánico entre quienes en ese momento realizaban compras.
Frida Muñoz Román, pareja de Guzmán López se salvó gracias a que en el momento del tiroteo estaba realizando las compras en el establecimiento ubicado en el Desarrollo Urbano Tres Ríos, hacia el norte de Culiacán, una zona habitada por gente de clase media alta.
Según testimonios publicados por diarios de la época, los jóvenes estaban conversando en el estacionamiento cuando los sorprendió la llegada en cinco camionetas de un comando de al menos 20 hombres con chalecos antibala y armas largas.
El pánico se desató cuando se escuchó un fuerte estallido y el fuego apareció en un letrero en la pared superior del centro comercial, con un bazucazo, los gatilleros habían anunciado su llegada.
Después el lugar se convirtió en una zona de guerra donde los tiros duraron unos cuantos minutos que parecieron eternos. Los mismos impactaron en más de una veintena de autos dañados y las cortinas de un centro llantero ubicado enfrente del lugar donde ahora se localiza el cenotafio, que en las paredes del lugar.
Los sicarios lograron huir a toda velocidad sin ser siquiera detectados por los cuerpos de seguridad.
Guzmán López y su primo murieron en el lugar, el hijo de "La Emperatriz" falleció en el hospital.
El cenotafio fue construido días después del tiroteo, nadie vio quien lo instaló, ni cómo, simplemente ahí apareció. Tiene en el costado derecho las iniciales de los tres jóvenes que perdieron la vida ese día: EGL, CLG y AMC, con la leyenda "Siempre los amaremos".
Al principio sólo era la estructura de cantera y hierro, pero ahora cuenta con iluminación y plantas alrededor, además de la vigilancia, hay quien asegura que durante mucho tiempo amaneció todos los días con flores frescas.
Sobre lo que sucedió existen dos afirmaciones: una es que fueron asesinados por error por los mismos sicarios del Cártel de Sinaloa, quienes por la oscuridad del lugar los confundieron con gente del Cártel de los Beltrán Leyva que entonces había dejado de ser aliado de la organización criminal.
La segunda y que es la se ha sostenido durante todo este tiempo es que fue un ataque de los Beltrán Leyva en contra de "El Chapo".
Después del asesinato de los tres jóvenes, se desató en Culiacán y sus zonas cercanas una sangrienta guerra con amenazas de bombas, tiroteos a casas y decenas de muertos. Para detenerla el gobierno federal tuvo que enviar cinco días después 2.000 soldados a la ciudad en donde ahora vive el astro argentino Diego Armando Maradona.
Lo que no se olvida en Culiacán es ese 10 de mayo silencioso en el que nadie quiso salir a las calles porque sabían que ese día se realizarían los entierros del hijo del "Chapo" y el de "La Emperatriz".
Hay quien asegura que la madre de Édgar, Gisela Guadalupe López, regaló a los asistentes a los funerales de su hijo rosarios de oro.
Ese día se acabaron las rosas rojas en la ciudad, pero no por el Día de las Madres sino supuestamente porque todas fueron compradas para el funeral de Guzmán López. Inspirado en esta historia el cantante grupero Lupillo Rivera habría escrito su corrido "50.000 rosas rojas".
Una década después, un auto con dos jóvenes a bordo se mantiene a distancia prudente, pero cercana, del cenotafio, quienes inmediatamente asoman la cabeza cuando ven que alguien detiene su paso para tratar de acercarse a la estructura.
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