Tabasco está en ascuas. En este estado del sureste de México nadie sabe por qué han aparecido muertos 34 manantíes –hasta el momento– en cuerpos de aguas de tres municipios de esa entidad: Centla, Macuspana y Centro.
Desde el pasado 18 de mayo comenzaron a aparecer los cuerpos inflados "como vacas" –dicen pescadores– de los manatíes. Ahora, de acuerdo con pobladores de esas zonas, también han aparecido peces muertos y habitantes con afectaciones a su salud por el consumo de agua.
Hasta el momento, hay tres estudios que buscan determinar las causas de este fenómeno. El primero lo llevó a cabo la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Su análisis determinó que en los sistemas lagunares de Los Bitzales, municipio de Macuspana, no había plaguicidas, herbicidas, glifosato, compuestos orgánicos, metales pesados o hidrocarburos. Por lo tanto, no podían atribuir las muertes de los manatíes a toxicidad aguda y, por lo tanto, ampliaron el muestreo de animales vivos capturados, así como a sedimentos y plantas.
En sus conclusiones establecieron que las causas de la muerte de manatíes pueden ser multifactoriales. Entre otras: la temperatura de agua, época de estiaje, acumulación de agentes contaminantes y estrés de alimento. Todo, advirteron, hace más compleja la identificación del agente causal.
Después, sin embargo, apareció otro estudio del Laboratorio de Investigación de Recursos Acuáticos, del Instituto Tecnológico de Boca del Río, en Veracruz, que sí encontró metales pesados en las zonas donde están muriendo los manatíes.
El análisis, a cargo de la doctora María del Refugio Castañeda Chávez, encontró que en el agua de Los Bitzales había cadmio, plomo y aluminio, en niveles que superaban la Norma Oficial Mexicana (NOM).
De este estudio nada sabía la Secretaría de Medio Ambiente federal, de acuerdo con su titular, Rafael Pacchiano.
"No tenemos conocimiento de ese estudio, estamos localizando a la investigadora para realizar nuevamente estudios en los lugares que ellos muestrearon. Daremos a conocer los resultados en cuanto los tengamos. Resolver este problema es nuestra prioridad", afirmó Pacchiano en su cuenta de Twitter.
Por tratarse de un estado petrolero, la empresa del estado Petróleos Mexicanos (Petróleos Mexicanos) también hizo sus propios análisis. A partir de estos descartó daños en las aguas de los municipios de Centla y Macuspana, luego de hacer "verificaciones vía terrestre, acuática y aérea" en los afluentes donde han reportado la muerte de los manatíes.
Víctor Hirales, presidente y fundador de la organización Derecho Sin Fronteras, dijo que más allá de un muestreo del agua, es necesario un análisis de algas del polígono donde se han encontrado los manatíes muertos, debido a que los flujos de agua son constantes y eso impide tener resultados confiables sobre una posible contaminación.
"La única forma de saber qué está causando la contaminación del agua es estudiar las algas e identificar cuál ha sido el fenómeno de nutrición tanto de los manatíes como del agua, a través del estudio de la biota (organismos vivos presentes en el hábitat)", explicó.
La preocupación sobre este fenómeno ha crecido progresivamente, porque los pescadores de la zona aseguraron que también están muriendo los peces y que ya hay afectaciones a la salud entre la población de la zona.
Incluso la próxima secretaria de Medio Ambiente, Josefa González Blanco, se trasladó al lugar con un equipo de veterinarios para apoyar en el rescate de manatíes, que calificó como una especie en peligro de extinción.
Mientras descubren las causas de la muerte de estos ejemplares, las autoridades federales integraron un equipo interdisciplinario para rescatar los manatíes vivos y manterles bajo resguardo.
De acuerdo con los especialistas, Tabasco tiene la población más significativa de manatíes de todo el país, al sumar aproximadamente mil individuos en sus grandes extensiones de lagunas y ríos interconectados que conforman su hábitat natural.
Su supervivencia ahora está en peligro por un fenómeno que nadie puede explicar, hasta el momento.
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