A principios de 2017 todo era felicidad para los hermanos Alejandro (21) y Diego (19) Fernández Quintero, radicados en la ciudad mexicana de Uruapan, Michoacán. Habían sido contratados por una escuela para enseñar inglés en China durante seis meses.
La paga era buena. La comida y el hospedaje iba a ser cubierto por la escuela. Su plan era ahorrar y regresando a México Diego entraría a la universidad para estudiar Medicina y su hermano mayor, egresado de Arquitectura, abriría una empresa.
En febrero fueron enviados a la ciudad de Hanjin, pero en marzo, junto con otro joven chileno, viajaron a Beijing a tomar un curso que ordenó la institución.
Ellos cubrieron el cobro del curso y a cambio la escuela les dio hospedaje. A los días de haber llegado, salieron a cenar, pero Diego regresó antes, llamó a su hermano para decirle que un hombre no lo dejaba entrar a dormir.
Según relató a Infobae Blanca Yolanda Quintero Sánchez, madre de los dos jóvenes, Diego le pidió el acceso al portero, un hombre de 65 años, se lo negó, empezaron a forcejear y "en ese momento los dos caen al piso". "Diego le pidió perdón y cada quien se va a dormir. El señor le dijo que no había ningún problema".
Un día después del incidente, los tres jóvenes recibieron una invitación a cenar por parte de la institución para la que trabajaban, pero en cuanto llegaron al lugar acordado se los llevaron presos.
"¿Usted cree que si ese señor estuviera golpeado se hubieran quedado ahí mas de 24 horas, que los hubiera dejado entrar y al día siguiente ellos se fueran como si nada a sus actividades?", cuestionó Quintero Sánchez.
Aseguró que existe un video en el que se muestra lo que pasó, pero hasta ahora no se ha mostrado.
La pesadilla de Diego
Alejandro y el joven chileno salieron libres horas después, pero cuando regresaron a la vivienda, sus cosas ya estaban afuera y ellos se encontraban desempleados y sin saber qué hacer.
El chileno regresó a su país. Aunque Alejandro fue despedido, se quedó en China trabajando de lo que fuera, a la espera de que se resolviera la situación de su hermano.
Diego salió libre dos meses después por falta de pruebas, pero fue contactado nuevamente por las autoridades quienes le comunicaron que tenía que pagar una multa de 140.000 dólares, o pasar de siete a nueve años en la cárcel.
"Le empezaron a decir que el señor estaba enfermo, grave, y mi hijo siempre dijo que por qué él no le había dicho nada. Desde el principio fue que si cuánto iba a ofrecer. A mi hijo lo han hecho firmar papeles en chino, documentos en chino, dice que el señor está en fase uno, pero quiero decirle que cuando salió el dictamen la traductora le dijo que estaba fuera de peligro, que se pusiera de acuerdo con la familia", explicó Yolanda.
La familia del portero acusó a Diego de lesiones y por ser una persona de la tercera edad está protegido por la llamada Ley de Protección de los Derechos y los Intereses de los Adultos Mayores de la República de China aprobada en 2013 y que incluso establece prisión para los hijos que no visiten a sus padres ancianos.
Inicialmente la familia del ciudadano chino había fijado como plazo para pagar la cantidad el 31 de mayo, pero accedieron a ampliar la fecha para el 15 de junio.
Si Yolanda no logra reunir esa cantidad, el joven podría pasar de siete a nueve años de prisión, y cuando salga, de todos modos tendría que pagar lo que le piden.
Ella, su familia y amigos realizan en las calles de Uruapan una colecta por "boteo" (pidiendo dinero en la scalles), venden pasteles y galletas para juntar el dinero.
Inicialmente había contratado a dos abogados chinos para la defensa de si hijo, quienes sólo cobraron y abandonaron el caso. Ahora lo representa un litigante avalado por la embajada mexicana.
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