El documental se presenta ahora en varios países.
Antes de salir al ring, se asegura de que su brillante vestuario esté impecable, de que la máscara en sus pestañas y el delineado de sus cejas estén perfectos, se trata de Saúl Armendáriz "Cassandro", un personaje de la lucha libre al que no le importó romper con los estereotipos de los hombres rudos en el ring.
Desde hace más de cuatro décadas en el mundo de este tradicional deporte en la cultura mexicana existe un grupo llamado "los exóticos", integrado por luchadores que empezaron a jugar con la masculinidad al usar maquillajes, vestuarios con plumas y asumir actitudes femeninas arriba del ring.
"Los exóticos a veces utilizaban el beso contra el rival, pero era parte de la rutina, del espectáculo. Los atuendos sí son más femeninos con estolas, cambian las capas y las máscaras por el maquillaje y las estolas, la brillantina, los colores encendidos y los labios pintados, pero eso no necesariamente quería decir que fueran homosexuales", dijo a Infobae Juan Manuel Ramírez, especialista en lucha libre y boxeo.
Pero Cassandro fue más allá de ese acto de desafío y se convirtió en el primer luchador en reconocerse como abiertamente homosexual.
Con 30 años de carrera, su revelación, considerada en sus tiempos una osadía en un país machista como México, ha sido tema de inspiración para diferentes productores independientes. Este año su historia llegó al Festival de Cine de Cannes, en Francia, con el documental "Cassandro The Exotic", de la directora franco-americana Marie Losier.
Tuvo su estreno internacional el 11 de mayo en el marco de Acid, sección paralela del festival.
El documental cuenta las intimidades y los sufrimientos del mítico luchador, que durante su carrera ha sufrido decenas de lesiones, operaciones y discriminación por su orientación sexual.
"Yo quería ser transparente porque cómo voy a representar la lucha libre mexicana que es la mejor del mundo, pues tenía que abrirme a hablar de mis lastimaduras, lo que yo sufrí, lo rudo que yo sufrí, lo técnico que sé de la lucha libre", aseguró en entrevista a medios mexicanos realizada durante el festival.
El infierno más allá de la discriminación
Saúl Armendáriz nació el 20 de mayo de 1970 en El Paso, Texas, pero se considera mexicano, ya que en los circuitos de este país es donde ha alcanzado el éxito.
Empezó su carrera como "Mr Romano", un luchador enmascarado, "pero la gente me gritaba ése es puto bájenlo y me quedé como Cassandro". En distintas ocasiones ha asegurado que el dar la cara lo ha ayudado a reafirmar su identidad.
En 1992 se convirtió en el primer luchador exótico en ganar un campeonato de lucha libre, el Mundial Ligero de la Asociación Universal de la Lucha (UWA, por sus siglas en inglés).
"El Cassandro no destaca por ser gay sino porque es profesional. Pero también hay que destacar su importancia en decirlo y en mantener la tradición de este tipo de luchadores (los exóticos)", dijo Ramírez.
Su lucha representa una batalla a favor de la comunidad LGBT, pero detrás de su personaje existe una historia de abusos, drogas, alcohol y golpes.
"La gente no puede ver más allá de las etiquetas. Los luchadores me golpearon porque no querían que yo sobresaliera. Así, luego el machismo", dijo en una entrevista con Vice en 2016.
Esa historia de presiones lo llevó a cometer un intento de suicidio en 1991. Su adicción a las drogas lo llevó a vivir en un patio, comer de la basura y pasar todos los fines de semana en prisión.
Los golpes en el ring lo llevaron ocho veces al hospital, cuatro cirugías en las rodillas, peor está consciente que se trata del ring y no de un salón de belleza.
Sin embargo, el que su documental se haya estrenado en Cannes y que ahora esté en una gira internacional representa para "el beneficio de todos mis sacrificios".
Ahora su lucha va también más allá del ring y con su compañía ofrece funciones de lucha gratuita, patrocina clases de inglés para jóvenes de bajos recursos en su natal El Paso.
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