Las primeras damas, esposas de los presidentes en México, asumen un "cargo" no oficial. Su rol no existe en la Constitución ni hay ley que regule su papel. Pero se las dota de privilegios y de dos responsabilidades, como el de ser acompañantes de sus esposos en actos protocolares y presidentas honorarias del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). A cambio, el Estado mexicano las provee de equipo a su servicio, presupuesto para gastos –discrecionales– y el permiso no escrito para cumplir las funciones que ellas decidan en la residencia oficial de Los Pinos.
Sara Sefchovich, investigadora de la UNAM, escribió sobre ellas en su libro La suerte de la consorte, que recorre 500 años de historia del papel que han desempeñado las primeras damas en México, desde la Malinche –la indígena traductora y amante de Hernán Cortés- hasta Angélica Rivera, esposa del actual presidente Enrique Peña Nieto.
"Estas mujeres han cumplido una serie de tareas que, nos gusten o no, han afectado a la sociedad", escribe la investigadora. "Desde encabezar la vida social hasta hacer negocios propios, desde intervenir en las relaciones institucionales, hasta dirigir los esfuerzos asistenciales, y solamente si conocemos lo que han hecho, lo que hacen o lo que pueden hacer, estaremos en condiciones de exigirles que cumplan adecuadamente y, sobre todo, podremos evitar los excesos y abusos".
De ese libro, la conclusión es una: nada hay que diga qué funciones deben o no cumplir las primeras damas, y cada una se ha desempeñado de acuerdo con su personalidad y su momento. Unas han pasado desapercibidas y otras han destacado por su personalidad, sus labores asistenciales o la controversia que las ha acompañado.
Es el caso, por ejemplo, de Martha Sahagún, la esposa del ex presidente Vicente Fox (2000-2006). Ella, que primero fue su vocera, ha sido el mejor ejemplo del poder y el amplio espacio que puede ocupar una primera dama si se lo propone.
Como esposa del presidente, Sahagún tuvo a su servicio a 19 personas y del presupuesto público llegó a pagar en un solo día hasta 84.000 pesos (como 4.400 dólares) por la compra de ropa y accesorios. Fox incluso se refería a él y su esposa como la "pareja presidencial".
Después tocó el turno a Margarita Zavala como esposa de Felipe Calderón, quien bajó su perfil y recortó gastos y personal a su disposición. No obstante, política ella misma, con una trayectoria propia en su partido (el PAN), nunca se separó de las actividades de la militancia que la llevaron a pelear la precandidatura presidencial con Ricardo Anaya, ahora candidato del PAN –en coalición con el PRD y el Movimiento Ciudadano–. La disputa devino ruptura y Margarita renunció al PAN para lanzar su candidatura independiente que hoy la tienen en la contienda por la Presidencia.
De Angélica Rivera, famosa como actriz de telenovelas en Televisa, se supo poco al principio del gobierno del priista Enrique Peña Nieto, pues le tomó casi tres meses revelarse ante el país como primera dama y asumir el cargo honorario de presidenta del DIF nacional. El mismo EPN fue el encargado de tomarle protesta.
Calificada por la revista Vanity Fair como una de las primeras damas mejor vestidas, el glamour de Rivera se vino abajo con el escándalo de la llamada "Casa Blanca", una propiedad que construyó un contratista muy cercano a Peña Nieto, valuada en 7 millones de dólares, que supuestamente había comprado la primera dama con sus ganancias como actriz de telenovelas. El escándalo tuvo que ser investigado por la Secretaría de la Función Pública, obligó al presidente a ofrecer disculpas a los mexicanos, y a la primera dama a aparecer en cadena nacional para dar una explicación. Desde entonces, la exposición mediática de Rivera se desplomó.
Ya enfilado hacia la elección presidencial del primero de julio próximo, el país sabrá quién será la primera dama que acompañará al siguiente presidente de México y cómo desempeñará ese ambiguo papel de primera dama.
En la terna están las esposas de los tres punteros en las encuestas: Beatriz Gutiérrez, esposa del candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador; Juana Cuevas, del candidato oficial del PRI, José Antonio Meade, y Carolina Martínez Franco, del panista Ricardo Anaya.
Juana Cuevas Rodríguez: el "imán" de Meade
Economista, pintora amateur, amante de la ropa confeccionada por artesanos, la esposa de José Antonio Mead ha sido un imán en la campaña del candidato, al atraer la atención de los medios desde el día que su marido se destapó como aspirante a la Presidencia, el 27 de noviembre de 2017, y declararlo el mejor para "sacar a México adelante".
Juana es una mujer de 50 años que en su perfil de Twitter se define como: "Madre de tres, voluntaria y promotora de arte popular". Ahora, además, su imagen es un "activo" en la campaña de Meade, a quien acompaña en todos los actos públicos y donde a veces llama más la atención que su marido.
Economista como Meade, compañeros de universidad en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Juana Cuevas se casó con el ahora candidato apenas graduada, en 1994. Ese mismo año, el 24 de junio, se casaron: ella con 27 años y él con 25.
Cuando Meade concluyó su segunda carrera en la UNAM, como licenciado en derecho, viajaron a Estados Unidos, donde él ingresó a la Universidad de Yale. Volvieron a México en 1997 y ese mismo año nació su primer hijo, Dionisio, hoy de 19 años, a quien le siguieron José Ángel, de 14 y Magdalena, de 13 años.
Dejó de lado su desempeño profesional para dedicarse a su familia, el arte y el altruismo. De ella, Meade ha destacado su labor como voluntaria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de su pintura dice que sus cuadros retratan "escenas de nuestro maravilloso país, pero con diferentes historias de cómo nosotros vemos todos los días las cosas".
Ha sido diseñadora del Instituto Feli de Barcelona y expuesto en el Museo Nacional de Historia de Atlanta, en Estados Unidos; en el Instituto Cultural Manuel Toussaint y el Centro Libanés de la Ciudad de México. Su obra ha sido reproducida para ilustrar juegos infantiles y ha estado a la venta en las exposiciones de la Cultura Egipcia y de la España Medieval en el Museo de Antropología e Historia. También diseñó un juego con el tema de los oficios para el Museo Interactivo de Economía (MIDE) y dos libros: uno sobre el xoloescuintle y otro sobre la Creación.
Quienes la conocen destacan de ella su sencillez, su gusto por la pintura, el arte popular y la filantropía, que atribuyen a su fuerte formación católica: dicen que es una feligrés constante en la iglesia Tlacopac, ubicada en San Angel, a donde acude con su familia, sus padres y sus suegros.
Los medios han destacado su estilo en el vestir, al usar atuendos mexicanos: huipiles, rebozos, blusas y chaquetas bordadas, elaboradas por artesanos. Como los que en su momento usaba Esther Zuno, esposa del ex presidente Luis Echeverría, y los que en ocasiones también vestía Margarita Zavala como primera dama del panista Felipe Calderón.
Listos para la victoria #MeadePresidente pic.twitter.com/XmFjCB6SDT
— Juana Cuevas (@JuanaCuevasR) April 22, 2018
Beatriz Gutiérrez Müller: la #AMLOver del candidato
Es la segunda esposa de Andrés Manuel López Obrador y la única –de las tres– con grado de doctorado.
De 49 años, es una mujer de temperamento, dicen, lectora voraz y muy involucrada en la campaña de su marido, aunque ella ha dicho que prefiere mantenerse al margen.
"La política no es lo mío… En lo personal no me dedicaría a eso ni remotamente", ha dicho.
Pero ella participa en la campaña, opina y defiende a López Obrador cuando lo considera necesario. Como aquella ocasión en que reclamó al poeta Javier Sicilia sus críticas al candidato presidencial en la contienda de 2012, cuando el poeta reclamó a López Obraador actitudes de "intolerancia", "resentimiento" y "mesianismo".
En su muro de Facebook publicó: "Has sido injusto al vapulear al único mexicano que ha dado la cara a favor de víctimas, desprotegidos y marginados, mucho antes incluso que tú. Andrés Manuel es lo mejor que tiene México (…) aquí te pongo mi otra mejilla", le dijo.
También lo hizo en 2015 frente a Margarita Zavala, cuando ésta expresó su deseo de contender por la Presidencia y López Obrador criticó sus aspiraciones por considerar que su esposo y ex presidente Felipe Calderón pretendía seguir gobernando a través de su esposa.
La ahora ex panista le reclamó al candidato de izquierda: "…pensar que somos la extensión de alguien no es justo, es una falta de respeto a todas las mujeres".
Entonces apareció Beatriz en su cuenta en Twitter (@BBeatrizGM) para responder a Zavala: "Una mujer no debería apelar al género para defenderse y atacar a sus contrincantes. Si buscamos, le entramos parejo. Valemos mucho".
Aunque ha mantenido un perfil bajo en la vida pública de su esposo, tiene mucha influencia sobre él, dicen sus cercanos. La ha tenido desde que se desempeñó como su asesora en comunicación y asuntos internacionales del gobierno de la Ciudad de México. No obstante, defiende su propia carrera por méritos propios y su completa independencia de opiniones.
Es periodista y se empeñó en la literatura. En 2011 publicó su primera novela, "Larga vida al Sol" (2011), seguida por "Viejo siglo nuevo" (2012) y "Dos revolucionarios a la sombra de Madero: la historia de Solón Argüello Escobar y Rogelio Fernández Güell" (2016), con prólogo de su marido. También ha publicado cuentos y crónicas con temas históricos o filosóficos, como "Un día de noche", "Historia de un concilio y otros cuentos", "Manuscrito de secretos" y "Filipo o Giordano Bruno".
Se casó con López Obrador el 16 de octubre de 2006, tres años después de que falleciera a los 46 años Rocío Beltrán Medina, la primera esposa del político, a consecuencia de un padecimiento en el sistema inmunológico. A los seis meses, el 6 de abril de 2007, nació Jesús Ernesto, el más pequeño de los hijos del candidato.
Conforme avanza la campaña, su presencia ha sido cada vez más constante en mítines y actos públicos. Y hasta se dio la oportunidad de interpretar la canción de "El Necio", de Silvio Rodríguez, frente a la cámara de Epigmenio Ibarra en su documental "Esto soy", sobre la vida de López Obrador.
La gente está feliz y contando los días para el primero de julio. Miren cómo está la participación y el entusiasmo en San Juan del Río, Querétaro. pic.twitter.com/OiKIvyWGXn
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) May 10, 2018
Carolina Martínez Franco: a la distancia
La esposa del panista Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente que integran PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, es la más joven de las tres y de la que menos se sabe.
Ella no ha hecho una vida pública en la político o la cultura. Tampoco tiene cuentas en redes sociales y nunca ha dado una entrevista de manera personal. Tan sólo respondió un cuestionario a solicitud del periódico Reforma, en donde se describe como "una persona como todas, en cuanto a que tengo cualidades y defectos".
Además de declararse "una mujer feliz", dice de ella: "Mi mayor compromiso es sacar adelante a mi familia, estar al pendiente de la formación de mis hijos y apoyar incondicionalmente a mi esposo".
Nació en 1980, estudió en colegios confesionales maristas y es licenciada en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Querétaro. Su madre es Maribel Natalia Franco y su padre Donino Ángel Martínez Diez. Tiene dos hermanos: José Angel y Natalia, quien es militante del PAN desde 2011.
Su primer trabajo, recién graduada, fue en los negocios de su padre, empresario hotelero y restaurantero que se expandió después a la industria de la construcción y los bienes raíces.
A los 18 años conoció a Anaya cuando él era un joven político en Querétaro, y se casaron 8 años después. Tienen tres hijos: Santiago, de 9 años, Mateo, de 7, y Carmen, de 4, quienes estudian en Estados Unidos, en una exclusiva escuela privada de Atlanta que sólo admite a 378 alumnos al año, de acuerdo con investigaciones del dario El Universal.
Aunque Carolina Martínez comienza a aparecer en actos públicos con su esposo, ha mantenido un muy bajo perfil durante la campaña. A Reforma le dijo que su principal preocupación es la pobreza y el hambre que padecen millones de mexicanos, y que muchos de esos pobres sean niñas y niños de la edad de sus hijos.
De ella y su familia se habló sobre todo a partir de la información periodística que expuso el estilo de vida de los Anaya en Estados Unidos, los presuntos negocios inmobiliarios del panista y sus suegros, y sus propiedades. Pero de ella no hay más que decir.