De los 35 bloques costa afuera en oferta en la licitación del 27 de marzo, se vendieron 16, siendo los de mayor interés los bloques en la Cuenca del Sureste, ubicada en la porción sureste del Golfo de México, cuyas ocho ofertas encontraron compradores.
La productora estatal de petróleo de México, Petróleos Mexicanos (Pemex), ganó siete de los bloques en oferta, uno por derecho propio y seis más en sociedad con firmas de energía extranjeras.
Catorce petroleras principales fueron precalificadas para ofertar junto con 22 consorcios. Total, de Francia, fue la mayor ganadora en la Cuenca del Sureste, habiendo obtenido la mayor parte de tres bloques que cubren un área de 2342 kilómetros cuadrados. Recibió dos de estos bloques como parte de un consorcio con Pemex, y el otro en consorcio con BP y Pan American.
La Secretaría de Energía estima que para desarrollar y operar los 16 bloques se requerirá una inversión de 8.6 mil millones de dólares durante la vida útil de los yacimientos.
La respuesta general a las licitaciones fue moderada, ya que las grandes empresas nacionales e internacionales mostraron cierta cautela al hacer sus ofertas, en parte debido a las próximas elecciones presidenciales de julio de 2018, pues se suscitaron inquietudes sobre posibles cambios en la política del sector energético y sobre un aumento de la oferta en el mercado.
Licitaciones de yacimientos de shale fijadas para septiembre
La licitación de marzo fue de hecho la primera de un máximo de tres licitaciones de derechos de explotación a ser realizadas este año. Las dos licitaciones restantes están programadas para fines de julio y principios de septiembre respectivamente. La primera cubrirá un total de 37 áreas contractuales en Burgos, Tampico-Misantla-Veracruz y la Cuenca del Sureste.
La ronda de licitación de septiembre será particularmente notable, ya que será la primera vez que se subasten derechos de explotación de yacimientos de petróleo de esquisto en México.
Las mermadas reservas de gas natural y el alto potencial de los yacimientos de esquisto –el país tiene 545 billones de pies cúbicos de fuentes de gas de esquisto bituminoso técnicamente recuperable, según el Instituto de Recursos Mundiales– han impulsado a México a acelerar el desarrollo de esa industria.
A principios del mes pasado, el regulador del sector energético, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), convocó a un proceso de licitación por nueve bloques en la Cuenca de Burgos, ubicada en el estado de Tamaulipas, al noroeste del país, para ser licitados en septiembre.
Los bloques contienen aproximadamente 1.1 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente (BEP), y los adjudicatarios tendrán derecho a realizar trabajos de exploración de petróleo y gas convencional, así como a los yacimientos de esquisto identificados.
La reforma energética fomenta el desarrollo del sector privado
Las sucesivas rondas de licitaciones de derechos de exploración y producción son la piedra angular de la política de reforma energética de México. Lanzada en 2013, la reforma puso fin al monopolio de Pemex tanto aguas arriba como aguas abajo, y ofrece al país el potencial de atraer un billón de dólares de inversión extranjera directa para 2040, según la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos.
Desde 2014 ha habido una serie de rondas de licencias, incluyendo las primeras licitaciones de bloques de aguas profundas frente a la costa mexicana, que abren a la explotación una amplia área de nuevas reservas para la industria.
Según Rogelio Vélez, ex CEO de Compañía Perforadora México –la división de infraestructura de la empresa minera y ferroviaria Grupo México–, las reformas energéticas nacionales han mejorado la transparencia tanto en el sector público como en el privado, lo que ha logrado que el clima de inversión sea más atractivo.
"Hasta ahora en el sector upstream, los procesos de licitación han sido en gran medida transparentes y, aunque recién creado, el marco regulatorio es exhaustivo y constituye una base sólida para el resto de la reforma", dijo Vélez a OBG.
Los efectos de estos cambios ya se están sintiendo a lo largo de toda la industria, y particularmente en el segmento upstream, según Ivan Sandrea, CEO de la firma independiente de energía upstream y midstream Sierra Oil and Gas.
"En 2018, el sector privado podría estar tan activo como Pemex en términos de exploración y perforación", dijo Sandrea a OBG en una entrevista a fines del año pasado. "Esto muestra cómo, en un período relativamente corto, la reforma energética ha permitido que el sector privado sea tan competitivo como la compañía petrolera nacional".
La actividad del sector privado se aceleró el mes pasado, ya que los operadores pasaron a las fases de exploración y producción en algunos bloques previamente adjudicados.
BP anunció planes para comenzar la perforación exploratoria en un bloque costa afuera cuyos derechos ganó en las primeras licitaciones petroleras en aguas profundas de México, en 2016. El bloque está ubicado en la cuenca Salina, en la región sur del Golfo de México.
A fines de marzo, la Comisión Nacional de Hidrocarburos aprobó el plan presentado por BP y sus socios –Total y Statoil de Noruega–, un programa de exploración de cuatro años para el bloque. La perforación inicial está programada para el tercer trimestre de 2020, con una inversión total de 199.5 millones de dólares y con una expectativa de extracción de hasta 75 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
FUENTE: Oxford Business Group