Los productos se sirven de las propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas de los hongos, que ayudan a combatir el proceso de envejecimiento y mantienen la salud tanto de la piel como del cuero cabelludo.
Además, también contienen vitaminas B1, B2, C y D, y varios minerales como el fósforo, el potasio, hierro, cobre, magnesio y zinc.
"Decidimos elaborar cosméticos como cremas para la piel, variaciones para el cuerpo y la cara, champú y enjuagues", indicó el catedrático Nestor Naranjo, quien labora en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), donde se lleva a cabo el proyecto.
Las cremas permiten humectar la piel, aclararla y, en muchos casos, "combatir dolencias o enfermedades superficiales de la piel", algo que las ha convertido en un producto reclamado en algunos ejidos y comunidades rurales donde se está empezando a comercializar a pequeña escala.
El champú, por su parte, ayuda a tener un cabello saludable y brillante por las biopartículas que fortalecen la fibra capilar, nutren e hidratan el pelo.
A estos productos se le suma una crema antimanchas de uso tanto diurno como nocturno, ideal para obtener un tono uniforme y que, por su ligereza, puede usarse en todo tipo de piel.
La etapa siguiente del proyecto consistirá en buscar los fondos a través de las instancias de financiamiento para consolidarse a futuro como empresa.
"Nosotros como centro de investigación les vamos a ofrecer los análisis microbiológicos que puedan darle el aval de inocuidad a los productos", concluyó Naranjo.
Con información de EFE
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